Por Néstor Clivati
No se trata de un pronóstico peyorativo, en todo caso descriptivo teniendo en cuenta los antecedentes de los seleccionados que acompañarán, en el Grupo J, a la Scaloneta.
El fútbol con mayor frecuencia ofrece resultados más vinculados a los lógicos estatus de los rankings que a las sorpresas que, como excepciones de toda regla, también plantean. Sin caer en otros ejemplos, quedémonos con los últimos debuts de la Selección argentina en los mundiales; en Brasil, con excepción de Nigeria, el resto de los equipos, llegaban de débiles competencias, sin embargo, los dos primeros partidos fueron de una decepción qué todavía se recuerdan, el triunfo en el Maracaná ante Bosnia 2 a 1 y luego en Belo Horizonte, una victoria agónica frente a Irán, que si bien dejaba a aquel equipo dirigido por Alejandro Sabella con puntaje ideal, a la sazón, finalista del torneo, las críticas de esas presentaciones fueron severas.
En Rusia, las cosas empeoraron en la fase de grupo, mucho más después de no haber podido arrancar el torneo ganándole a esa cenicienta llamada Islandia con un empate decepcionante en Moscú, para después, caer goleado ese equipo de Sampaoli, frente a Croacia y llevar la angustia a la última fecha, donde el gol de Marcos Rojo sobre la hora impidió un papelón mayor que el de Bielsa en Corea y Japón.
Qué agregar de lo que pasó en Qatar, en esa jornada aciaga de la caída insólita con Arabia Saudita, que volvió a recrear una situación de riesgo de eliminación para el segundo partido ante los mejicanos, como nunca había sucedido antes en un Mundial, para luego trocar todo por una actuación memorable que llevo a la coronación y a producciones estelares que quedarán en la historia de estas competencias.
En consecuencia, nadie como Argentina con esos planteles y esos entrenadores pueden testimoniar aquello que reclamaba Carlos Bilardo antes de cada cita mundialista, basado en el respeto a los rivales, aún aquellos sin tradiciones y sin argumentos objetivos de sus posibilidades.
Con toda esa disquisición oportuna y a pesar de esas experiencias, casi traumáticas, el mundo del fútbol no ha dudado en calificar al grupo que integra el equipo albiceleste, como el más débil o al menos, donde se establecen las mayores inequidades de la primera fase, en la que participantes como Argelia y Jordania, han atravesado débiles obstáculos en sus regiones y en el caso de Austria, respetando su clasificación directa en Europa, sus méritos son desconocidos, si sospecháramos de un batacazo, similar a los mundiales anteriores.
Rumbo a la decisión de los 26 mundialistas
Hasta el momento de anunciar la lista de 26 convocados para la Copa del Mundo, el cuerpo técnico observará diferentes alternativas. Falta menos de un año y en los próximos meses podrían aparecer nuevas figuras o incluso algunos jugadores pueden bajar el rendimiento y, en consecuencia, quedarse afuera. Sin embargo, hay ciertos indicios de quiénes tendrían su lugar “asegurado” y, a su vez, de los que podrían pelear por un lugar.
Entre los arqueros, Emiliano ‘Dibu’ Martínez (Aston Villa) y Gerónimo Rulli (Olympique de Marsella), campeones del mundo, son una fija. La tercera vacante tiene a varios candidatos: Walter Benítez (Crystal Palace), Juan Musso (Atlético de Madrid), Paulo Gazzaniga (Girona) y Facundo Cambeses (Racing), ya probados por el DT. Entre ellos, el ex Quilmes es el que parte con más posibilidades. Más atrás en la consideración se puede visualizar a Agustín Rossi, figura del Flamengo campeón de la Copa Libertadores 2025, pero sin convocatorias hasta el momento.
En la defensa también hay indiscutidos. Nahuel Molina (Atlético de Madrid), Cristian ‘Cuti’ Romero (Tottenham), Nicolás Otamendi (Benfica) y Nicolás Tagliafico (Ajax). En el lateral derecho, Gonzalo Montiel (River) por ahora se mantiene como alternativa a Molina, pero también asoma otro que estuvo en Qatar 2022, Juan Foyth (Villarreal), y un tapado, Kevin Mac Allister (Union Saint-Gilloise). En el carril izquierdo, Marcos Acuña (River) regresó a la nómina tras varios meses de ausencia ante la falta de alternativas, pero no atraviesa un buen presente. Valentín Barco (RC Estrasburgo) y Julio Soler (Bournemouth) sueñan con reemplazarlo en la lista.
Entre los centrales, Lisandro Martínez (Manchester United), recientemente recuperado de la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda, debe asentarse en los Diablos Rojos para volver a la nómina, algo que no sería un problema porque, en plenitud física, es indiscutido para Scaloni. Leonardo Balerdi (Olympique de Marsella) cada vez está más asentado y parece inamovible. El resto tiene chances pero corre de atrás. En esa lista se encuentran Facundo Medina (Olympique de Marsella), Lautaro Rivero (River), Marcos Senesi (Bournemouth). Por otro lado, hay dos juveniles que si logran consolidarse en Europa pasarán a ser candidatos a jugar la Copa del Mundo como lo son Aaron Anselmino (Borussia Dortmund) y Valentín Gómez (Betis).
En el mediocampo, los seguros son Rodrigo De Paul (Inter Miami), Enzo Fernández (Chelsea), Alexis Mac Allister (Liverpool), Leandro Paredes (Boca) y Thiago Almada (Atlético de Madrid). El propio Almada está en el limbo entre los mediocampistas y los delanteros para Scaloni, siempre dependiendo del esquema a utilizar en base al rival de turno. Lo mismo ocurre con Nico Paz (Como 1907) y Franco Mastantuono (Real Madrid), las nuevas estrellas que ya forman parte del plantel desde hace tiempo.
Por último, tres delanteros son inamovibles. Julián Álvarez (Atlético de Madrid), Lautaro Martínez (Inter de Milán) y Lionel Messi (Inter Miami). El resto de los cupos tienen varios contendientes. Como posibles 9, a día de hoy, aparecen Joaquín Panichelli (RC Estrasburgo), Valentín ‘Taty’ Castellanos (Lazio) y José Manuel ‘Flaco’ López (Palmeiras). Como alternativas para jugar como extremos o segunda punta, en tanto, están Alejandro Garnacho (Chelsea), Gianluca Prestianni (Benfica) y Paulo Dybala (Roma), entre otros.