Deportes

A treinta años de su muerte recordamos al quíntuple campeón Juan Manuel Fangio

Por Víctor Hugo Fux

 

Nacido el 24 de junio de 1911 en la ciudad bonaerense de Balcarce, el piloto argentino más exitoso y reconocido de toda la historia, Juan Manuel Fangio, siendo un jovencito practicó fútbol, como la mayoría de sus compañeros del barrio en el que se crió.

Por sus piernas arqueadas, ese chiquilín que corría detrás de una pelota, fue apodado "Chueco", como se lo conocería a lo largo de toda su vida. Así fue identificado, aún cuando se inclinó más tarde por el mundo de la mecánica.

El pasado 17 de julio, hace apenas unas horas, se cumplieron 30 años de su fallecimiento, ocurrido en 1995 en Buenos Aires.

Ese día se apagó la vida de uno de los mejores y más respetados de nuestros deportistas, que por sus logros y excepcionales condiciones hoy sigue siendo reconocido en el mundo entero como uno de los pilotos más notable en una historia de tres cuartos de siglo de la Fórmula 1.

Es que en una época totalmente distinta a la actual, donde el hombre tenía mayor incidencia a la hora de empuñar el volante de un auto con muchas limitaciones tecnológicas comparadas con las que se fueron incorporando a partir de las décadas posteriores a la del 50, el balcarceño consiguió marcar aplastantes diferencias.

Tanto que logró coronarse en 1951, 1954, 1955, 1956 y 1957, ejerciendo un dominio abrumador. Y por si no resultase suficiente, se consagró con cuatro marcas diferentes.

Una hazaña, esta última, jamás igualada, aunque lo hayan superado en el número de conquistas en la máxima categoría internacional.

En más de una oportunidad destaqué, en estas mismas páginas, que tuve el enorme privilegio de entrevistarlo en tres lugares y momentos diferentes.

La que siempre rescato es la que le realicé "mano a mano" en una visita del quíntuple a Rafaela, que fue, naturalmente, sin condicionamientos y que fue transitando por carriles fascinantes por el tono campechano de sus palabras.

 

DEFINICIONES

De aquella cinta original de un grabador de los años 80, rescaté conceptos imperdibles, que siempre vale la pena reproducir:

* Las carreras no se ganan en la primera curva... son más las veces que se pierden.

* Para conseguir un mejor tiempo no es aconsejable frenar más cerca en las entradas a las curvas, sino acelerar antes en las salidas.

* La mayoría de las veces un piloto gana cuando los mecánicos lo quieren.

* En mi época no había demasiadas medidas de seguridad: corríamos sin cinturones, con medio cuerpo afuera y con cascos de cuero.

* La mejor carrera de mi vida fue en Nürburgring en 1957; ese día, tras un ingreso extra a los boxes para reaprovisionarme de combustible, perdí unos segundos muy valiosos, que pude recuperar después de varios récords, para ganar en la última vuelta.

* Argentina siempre tuvo excelentes pilotos, que tranquilamente pudieron triunfar en mis tiempos en la Fórmula 1, pero yo me considero, sin duda, un afortunado, por haber llegado a Europa en el momento justo y porque logré excelentes resultados desde el primer año.

* Tengo los mejores recuerdos de esta ciudad (por Rafaela), en lo humano y también en lo deportivo, porque tengo excelentes amigos y logré una de las victorias más importantes en nuestro país, en las 500 Millas Argentinas.

* Es una pena que después de Carlos (Reutemann) no hayamos tenido otro protagonista de primer nivel en la Fórmula 1; por ahí nos jugó en contra la economía y la falta de una política deportiva más eficiente.

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