Notas de Opinión

Antes que nos tape el agua

Con mucho interés los lectores de LA OPINION hemos leído la nota publicada el miércoles, en que se destacó que la lluvia registrada el lunes fue la más importante de los últimos tres años, así como el hecho de que marzo resulta –de acuerdo a las estadísticas del INTA, que incluyen los datos de los últimos 80 años- el mes en el que tradicionalmente se registran mayores volúmenes pluviométricos.

En todo caso lo que esa nota revela son los antecedentes que nos deben obligar a estar atentos ante la posibilidad de lluvias intensas, que registren milimetrajes abundantes en muy poco tiempo. Inevitablemente, esos datos nos conducen a tomar las medidas que correspondan para prevenir situaciones de excesos hídricos, aun cuando vengamos de meses de lluvias escasas –como lo fueron diciembre y enero- y algún desprevenido quizás piense que haya que levantar la guardia en materia de prevención de inundaciones.

Rafaela tiene una obra pendiente en materia de prevención de inundaciones. Se trata de las denominadas lagunas de retardo. En el año 2008 el gobierno provincial promulgó la ley 12.806, de mi autoría, que establecía la expropiación de 66 hectáreas de terrenos bajos ubicados en la zona suroeste de Rafaela. Se trata de la misma zona donde a finales de marzo de 2007 –hecho también recordado por la nota de LA OPINION- se produjo el ingreso de una masa hídrica que anegó varios barrios. La ley de expropiación apuntaba a darle al Estado las herramientas necesarias para ejecutar allí las obras requeridas con el fin de que ese predio fuera un amortiguador de crecidas. En caso de excesos hídricos importantes, esos terrenos alojarían los volúmenes excedentes y retardarían el ingreso del agua al sistema de desagües pluviales de Rafaela, dándoles a estos el tiempo necesario para cumplir con su función evitando inundaciones en el casco urbano

Inexplicablemente, el gobierno de Hermes Binner, que tanto apego a las instituciones manifestó tener en sus incursiones mediáticas, nunca cumplió con esa ley que el propio ex gobernador había promulgado. El mismo día en que votamos en la Legislatura la ley de expropiación de las 66 hectáreas para las lagunas de retardo se votaron también las expropiaciones de la casa de la pintora santafesina sor Josefa Díaz y Clucellas, en la ciudad de Santa Fe, por la que se pagaron 549.000 pesos y del Cine El Cairo de la ciudad de Rosario, por 2.500.0000 de pesos. Esas dos expropiaciones fueron rápidamente llevadas adelante. La que pedimos desde Rafaela fue ignorada con argumentos poco creíbles. Finalmente supimos, sobre el final del mandato del Dr. Binner y por su propia boca, que el problema era su “química” personal con Rafaela, que al parecer no funcionaba lo suficientemente bien.


EL CLIMA AVISA

Todo este recordatorio viene a cuento porque llegó marzo y con él las lluvias, que nos recordaron la urgencia de contar con las lagunas de retardo. Sí, urgencia, porque una sucesión de lluvias importantes no es un evento improbable: no se trata de que nos protejamos de un terremoto, que nunca ocurrió en Rafaela, sino de cuidarnos de lluvias abundantes en pocos días, fenómeno que ya sucedió en otras oportunidades, como las que bien describe la nota de LA OPINION, a la que me permito agregarle un dato: también en abril se pueden dar esas lluvias extraordinarias, como sucedió por ejemplo el 25 de abril de 1998, cuando se anegó gran parte de la zona Sur luego de que cayeran más de 200 mm (apelo a mi memoria, ya que no tengo a mano los archivos de los diarios de la época) en medio día. Esa lluvia produjo un hecho que obligó al Estado provincial a acelerar la obra del entubamiento del canal Sur, que pasa por debajo de calle Fader, y en el que se invirtieron 4 millones de dólares, bastante más que los dos millones de pesos que se estarían necesitando para las lagunas de retardo. Eran otros momentos, es cierto. Después llegaron los “tiempos de cambio” y así quedamos.

El Dr. Bonfatti no puede desconocer estos argumentos. Y si los desconoce, alguien se los tiene que hacer saber. Se trata de un tema cuya resolución depende exclusivamente de la provincia y que requiere unos recursos que no son nada extraordinarios dentro de un presupuesto provincial de más de 20 mil millones de pesos. Cuando observamos que se le pagan a Fito Páez 425 mil pesos para un espectáculo de un par de horas, destinado al goce de los privilegiados habitantes de la ciudad de Rosario, o que hay tantos gastos superfluos que drenan los recursos del Estado, no podemos admitir que el incumplimiento de la expropiación obedezca a razones económicas.

Si realmente el gobernador de la provincia está interesado en reconstruir con la ciudad de Rafaela la relación institucional que su antecesor se encargó de entorpecer y “embarrar” cada vez que pudo, un muy buen principio sería el cumplimiento de la ley 12.806 y hacer efectiva la expropiación de las 66 hectáreas que se necesitan para las lagunas de retardo.

El incumplimiento de la ley 12.806, que ya tiene dos prórrogas para ver si finalmente el gobierno provincial se digna a cumplirla, forma parte de la pesada herencia que el Dr. Binner le dejó a su sucesor. Herencia que ya estamos viendo reflejada en los números y en los desesperados pedidos de incremento de impuestos que está efectuando el gobernador, ante el temor de que la carga de déficits acumulados -4 años consecutivos de rojo, luego de que la administración justicialista a la que tanto defenestran le dejara la caja con 1.600 millones de pesos y un presupuesto totalmente equilibrado- y el impresionante aumento de los gastos operativos (principalmente por el personal político incorporado a la administración) termine estallándole en las manos. Por ahora, apelando a la caja de la EPE – obligando a la empresa de energía a pagar sueldos y la electricidad que compra con giros al descubierto- y demorando los pagos a los jubilados, el gobernador Bonfatti está “domando” el potro desbocado que le dejó su jefe político.

Terminó la sequía. Volvieron las lluvias. Que no nos tape el agua. 

Autor: Rosario Cristiani

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