En esta entrevista exclusiva con LA OPINION, el ingeniero Ernesto Viglizzo, de dilatada trayectoria en el ámbito de la investigación sobre fitosanitarios y buenas prácticas agropecuarias, derriba algunos mitos con sencillas explicaciones que se apoyan en el conocimiento científico. ¿La agricultura familiar periurbana es libre de agroquímicos? ¿La agricultura de escala extensiva utiliza cada vez más agroinsumos? ¿Es importante establecer límites a las aplicaciones? ¿Existe una causalidad directa entre los fitosanitarios y el cáncer? ¿Es un tema que sólo le interesa a grupos ambientalistas? Algunas preguntas que suelen abonar este debate sobre la utilización de agroinsumos en la producción agropecuaria y que responde con idoneidad nuestro experto consultado.
- ¿En torno a este debate, existe algún tipo de brecha entre la agricultura comercial de escala y la familiar?
- Fuera de los círculos muy politizados o con fuerte carga ideológica, que suelen alimentar grietas, no me consta que haya una brecha que separe la agricultura empresarial de la familiar. Hay lugar para todos. La primera es una agricultura comercial de gran escala que mira a los mercados internacionales como destino de sus productos; la segunda es una agricultura de pequeña escala que generalmente provee mercados locales o de cercanía. No es cierto que la agricultura empresarial utilice más fitosanitarios que la familiar. La típica agricultura familiar es la hortícola, generalmente ubicada en los cordones periurbanos, con ciclos de cultivo que se repiten varias veces al año en algunas especies, como las verduras hoja. El uso de fitosanitarios suele ser, por necesidad, bastante más intensivo en esos planteos hortícolas (y aún en los frutícolas) que en los agrícolas extensivos.
- Argentina ha desarrollado un modelo agroexportador de altos rendimientos con tecnologías de precisión. ¿Cuánto influye la utilización de insumos para este paradigma productivo?
- Entre otros propósitos, la agricultura de precisión apunta a minimizar el uso de insumos potencialmente contaminantes, por ejemplo, los fertilizantes y los plaguicidas. Mediante técnicas mecánicas avanzadas en combinación con herramientas propias de la inteligencia artificial (satélites, drones, computadoras, celulares, etc.) se puede hoy hacer un tratamiento sitio-específico de los lotes que presentan gradientes de fertilidad y de los cultivos atacados por plagas en un momento dado. La agricultura de precisión cambia el paradigma de las aplicaciones masivas y homogéneas de décadas pasadas, y ofrece un tratamiento mucho más preciso y riguroso a los problemas convencionales del productor.
- En su reciente charla para la Rural de Rafaela y el Concejo por el tema límites de aplicación, usted planteó que “es irrelevante hablar de distancias”. ¿Podría desarrollar esta conclusión?
- Los muchos ensayos realizados fuera y dentro del país demuestran que hoy es posible gestionar la deriva en la aplicación de un fitosanitario en función de la regulación del tamaño de la gota, del medio de aplicación que se use, de la dirección y velocidad del viento, la localización y distancia de áreas sensibles, etc. Con todas esas herramientas a disposición, cualquier aplicador profesional sabe exactamente qué tiene que hacer para no generar problemas en el vecindario. Frente a este panorama tecnológico y al conocimiento empírico adquirido, hablar de distancias específicas es irrelevante. Por otra parte, ningún productor bien informado estará dispuesto a desperdiciar un costoso plaguicida si sabe que puede terminar derivando a sitios lejanos sin cumplir el objetivo de la aplicación.
- ¿Cómo resuelven otros países este debate en torno a los límites?
- Los sistemas y métodos de producción varían enormemente de un país a otro. Un país como Argentina que produce cereales y oleaginosas a gran escala territorial, necesita valerse de maquinaria y elementos que faciliten la aplicación de fitosanitarios. En muchos países europeos, cuyos productores explotan pequeñas fincas de muy pocas hectáreas, las aplicaciones se pueden hacer en parcelas pequeñas con una mochila de mano en el sitio en que se las necesita, con lo cual unos pocos metros son suficientes para evitar externalidades. En consecuencia, la experiencia de una finca europea no le sirve a un típico establecimiento comercial argentino. La cuestión de límites no es comparable en un caso y en otro caso, ni la experiencia de unos le sirve a los otros.
- Según su conocimiento profesional, ¿qué relación advierte entre el origen/mortalidad del cáncer y el uso/incidencia de los fitosanitarios?
- Como en muchos otros aspectos, la ideología y la mala información pretenden competir con el conocimiento y la evidencia científica, a los cuales intentan devaluar. Un pequeño estudio que realicé personalmente, casi doméstico, sobre las 24 provincias argentinas sirvió para demostrar que no hay relación alguna entre la cantidad de plaguicidas utilizados y la cantidad de casos de mortalidad por cáncer. De hecho, hay más casos de cáncer en provincias casi desérticas como Chubut, Santa Cruz, Río Negro y otras que no pueden hacer agricultura extensiva y por tanto no usan plaguicidas, que en provincias agrícolas como Buenos Aires, Córdoba o Santa Fe que utilizan fitosanitarios en cantidades más significativas. Esto indica que esas enfermedades son causadas por otros factores, y no por el uso extensivo de fitosanitarios. Cualquiera que tiene acceso a internet puede obtener los mismos datos y verificarlos en forma personal.
- ¿Es posible saldar un debate que enfrenta preconceptos ideológicos con evidencias científicas?
- Lamentablemente, el relato que mejor se “vende” es aquel que llega con facilidad a los medios y alarma a la población. En un país convertido en potencia agrícola como es Argentina, que tendrá un rol creciente en la seguridad alimentaria global, no es leal desprestigiar con narrativas sesgadas al sector de la economía que más ha invertido en tecnología, que más produce y más divisas genuinas ingresa al país. Paradójicamente, el relato pernicioso suele surgir de sectores del estado que no saben qué es producir, y que sobreviven gracias a los recursos que genera el agro.