Por Néstor Clivati *
Esta noche en el mítico Estadio Centenario de Montevideo, dos casacas de antaño van a disputar, una vez más, quién es la patrona del Río de La Plata; bucear en su rica historia es tan tentador como tedioso ya que abundan los capítulos que vienen de tiempos inmemoriales, cuando el fútbol todavía no tenía un orden internacional y solo se regía por las normas del Comité Olímpico.
Ya por entonces estos vecinos unidos por ese cordón umbilical del estuario más gran del mundo, solían dirimir los duelos con avaricia, forjando una rivalidad única y que como legado, se fue transmitiendo de generación en generación hasta llegar a nuestros días, tal cual la relataron aquellas crónicas en color sepia y también estas que hoy quedarán en nuestras manos como cronistas privilegiados.
En pocos años, el gigante del Parque Batlle cumplirá 100 años de ese primer Mundial, de ese kilómetro cero de FIFA, cuyo título quedó en manos de los charrúas para que la Celeste se convirtiera en leyenda y alimentara una disputa interminable y antediluviana con los intereses criollos. Todo indica que en 2030 ese nuevo torneo de selecciones, de manera simbólica, dará comienzo en este escenario en el que hoy uruguayos y argentinos disputarán una fecha más de las Eliminatorias que ordenen los clasificados para jugar el próximo año el Mundial en el norte de nuestro continente.
Pasó una vida para ambos combinados que atravesaron momentos gloriosos y de los otros, de esos de los cuales mejor ni hablar. Sin embargo, en este tiempo la foto los reúne potenciados por los títulos de La Scaloneta y los grandes recursos con los que cuenta nada menos que Marcelo Bielsa, que, desde su llegada a Montevideo, sacudió la modorra y polémicas aparte, reposicionó en lo competitivo a un equipo que se había aletargado en el tiempo.
A pesar de tantas inflexiones en la historia de estos escudos, hay nuevas motivaciones que impulsan los fervores; fue este Uruguay del rosarino quién le cortara un invicto irrepetible a Scaloni en La Bombonera en la primera fase de esta competencia. Bielsa debió superar no hace mucho, una crisis de liderazgo después de la frustración deportiva en la última Copa América a la que llegó como un gran candidato a levantar el trofeo más añejo del planeta fútbol, pero debió conformarse con ser apenas un espectador de la final entre argentinos y colombianos.
Claro que, para el técnico albiceleste, otro hijo de la Invencible provincia de Santa Fe -de la ahora célebre localidad de Pujato-, todo este ciclo estuvo atravesado por el éxito y los mimos de la providencia, que lo siguen mostrando en la cresta de la ola y en la mejor consideración internacional, una zona de confort inimaginable, luego que Argentina recibiera un cachetazo de la realidad en el Mundial de Rusia jugado en 2018.
Todo trocó por un reinado que devolvió a nuestro deporte insignia a un lugar casi celestial.
UNA AUSENCIA A LA QUE SCALONI EMPIEZA A RESIGNARSE
Durante la conquista de la última Copa América en Estados Unidos la analogía era simple: la Selección Argentina tenía el ancho de espada y el de basto. En la primera convocatoria posterior a la consagración en el estadio Hard Rock de Miami, el entrenador Lionel Scaloni se quedó sin esas dos cartas en el mazo: por primera vez en once años (y 91 partidos) no estaban ni Lionel Messi (lesionado) ni Ángel Di María (retirado). Pasaron otro cuatro encuentros y este lunes el 'mal' reapareció: la 'Pulga' sufrió una distensión en el aductor izquierdo en el Inter Miami y quedó fuera de la lista definitiva de los dos partidos más importantes de la Albiceleste en el 2025, los clásicos ante Uruguay (viernes) y Brasil (martes).
Será el vigésimo partido de la era Scaloni que Messi no estará presente. En cantidad, el DT de Pujato es el que más sufrió la ausencia del '10' en la Selección, en 83 partidos que lleva dirigidos. Si se toma en cuenta el porcentaje, Edgardo Bauza (50%, 4 de 8), Sergio Batista (35,29%, 6 de 17), Diego Maradona (33,33%, 8 de 24), Gerardo Martino (31,03%, 9 de 29) y Jorge Sampaoli (26,67%, 4 de 15) están por encima del 'Gringo' (llegaría al 23,52%, con 20 en 85).
Para agravar la situación, ahora tampoco estará el goleador Lautaro Martínez, quien también carga con molestias por las exigencias de su Inter de Italia. Julián Álvarez, de gran actualidad, deberá asumir el liderazgo en materia ofensiva, con el respaldo de las estrellas de un mediocampo que también agrega valor como Rodrigo De Paul, Enzo Fernández y Alexis Mac Allister.
El tercer mosquetero -o el reemplazante de Messi en los hechos- seguramente saldrá de Nicolás González, que vuelve tras ausentarse por lesión, o Giuliano Simeone, con la flecha roja para arriba en el Atlético de Madrid. La certeza es que los dos están hechos para Scaloni, por su versatilidad, su dinamismo y por pisar ambas áreas. Hay un apartado que no se puede perder de vista: Nico Paz. El 'europibe' del Como de Italia se transformó en una debilidad y obnubiló a sus compañeros en la doble fecha de octubre, cuando tuvo su debut absoluto con asistencia incluida para Messi contra Bolivia. Lo dirige Cesc Fábregas, un íntimo conocido de la 'Pulga'.
Todas estas conjeturas nos acercan al partido de esta noche en el cual, el rendimiento de los albicelestes estará condicionado con una ausencia que, por este tiempo, parece ser más simbólica que de real influencia. No contar con el Capitán e inspirador de este glorioso momento, divulga una suerte de incertidumbre por lo que Messi provoca en todo el sistema ya sea, el propio como el del adversario y esto acaso, envalentone a un rival de dientes afilados y famélico. El detalle desarrollado en esta nota sobre las bajas del rosarino en los últimos tiempos no es menor ya que su entrenador, en la intimidad del campamento en Ezeiza, viene elaborando el duelo del final e intuye que la salida definitiva está a la vuelta de la esquina, un panorama que genera escozor, pero que cada vez sorprende menos.
(*) Néstor Clivati es periodista acreditado por La Opinión para la cobertura de las Eliminatorias Mundial 2026.