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Atlético llegaba al profesionalismo hace 36 años en Jujuy

Los 11 titulares: Fertonani, Marino, Querini, Berzero, Levrino, Alfaro (capitán), Giordano, Fuentes, López, Bernasconi y Riberi.
Crédito: RICARDO LEGUIZAMÓN (LEGUI)

Por Víctor Hugo Fux

En mis casi 55 años como periodista, una infinidad de acontecimientos que tuve el privilegio de cubrir, me dejaron marcado.

Uno de esos hechos, que amerita ser repasado en primera persona, es el histórico ascenso al profesionalismo del Club Atlético de Rafaela en el norte argentino. el 4 de junio de 1989.

Transcurrieron 36 años de aquella epopeya en la lejana Libertador General San Martín de la provincia de Jujuy, cuando el "Celeste" de barrio Alberdi hizo realidad un sueño con su victoria categórica ante Atlético Ledesma.

Para arribar a esa instancia definitoria, el equipo que comenzó dirigiendo Eduardo Gentile y que más tarde pasó a comandar Horacio Bongiovanni, tuvo que jugar nada menos que 23 encuentros en las distintas rondas previas, incluso con eliminatorias directas en la recta final, con partidos de ida y vuelta. El número 24 no admitiría renunciamientos.

La "Crema" llegó invicto a ese compromiso tras haber realizado una campaña espectacular y arrastrando una ventaja de 3 a 1 en el estadio Monumental de barrio Alberdi.

La patriada no iba a resultar sencilla, al margen de la buena diferencia conseguida en Rafaela, teniendo en cuenta los antecedentes del equipo jujeño en un reducto prácticamente inexpugnable.

El viernes previo, ya entrada la noche, en un micro de la empresa Bartolo Basa, fuimos ascendiendo los pasajeros que habíamos contratado el servicio de la "empresa turística Bor-Scha-Ber", que habían conformado tres históricos "cremosos": Ero Borgogno, Euclides Schanz y Arnaldo Berlasso.

La partida se concretó desde la improvisada plataforma ubicada frente a la cafetería Munich, en la primera cuadra de calle 25 de Mayo. Nos esperaba una larga travesía de más de 1.000 kilómetros. Viajamos durante toda la noche del viernes y en la mañana del sábado nos recibió "Salta, La Linda".

Ero sugirió realizar una parada en el autódromo "Martín Miguel de Güemes", convite que todos aceptamos. Al ingresar, el encargado recibió al "Chispa" con los brazos abiertos y en cuestión de minutos se organizó un asado, que todos disfrutamos en un lugar de ensueño.

San Salvador de Jujuy y sus paisajes coloniales nos esperaban tras la pausa gastronómica a la vuelta de la esquina. Al arribo le sucedió el esperado descanso en el hotel, que aprovechamos para recuperar energías luego de un extenso trayecto.

Era la previa de un día movilizador y que le otorgaría al plantel rafaelino la soñada chance de ascender después de noventa minutos al fútbol profesional. Ese sábado, centenares de simpatizantes atletiquenses ya habían llegado a la tierra prometida con todas las ilusiones que eran capaces de transmitir, con una naturalidad contagiosa, los dirigentes, el cuerpo técnico y los futbolistas, que había vnelado sus armas a unos kilómetros del escenario de la última función, en la que el visitante no estaba dispuesto a resignar su protagonismo.

Ese 4 de junio, se respiraba un clima enrarecido. Eran tiempos de saqueos y todos nos agrupamos para acercarnos al estadio, siempre acompañados por una custodia que nos garantizaba la seguridad reclamada por la masiva comitiva.

Enviado por el Diario La Opinión y Rafaela Canal 2, ocupé un lugar en la platea, rodeado de fanáticos locales, obviamente. La presión era importante, pero los jugadores parecieron no acusarla en ningún momento. Ingresaron al campo de juego von paso firme y decidido, pero también con el objetivo claro y contundente. El ascenso no se le podía escapar.

Ese primer domingo de junio, Atlético realizaría un juego perfecto, como tantos otros en ese recorrido interminable que desembocó en un salto de calidad que el fútbol rafaelino estaba necesitando.

Ricardo Marino en el arco; Ricardo Fertonani, Ariel Levrino, Hugo Querini y Javier Berzero en la zaga; Esteban Bernasconi, Gustavo Alfaro, Marcelo López y Marcelo Riberi en el medio; Fabián Giordano y Marcelo Fuentes en la ofensiva, ejercieron una superioridad que por momentos dejó flotando la sensación de una falta de equivalencias. Así quedó reflejado en el categórico 3 a 0 que desató el festejo.

La salida fue compleja en los primeros kilómetros, con varios micros agredidos -los de la empresa El Pulqui con vidrios rotos- y transitando entre cañaverales, hasta empalmar con una ruta que habría de conducirnos hasta el destino de grandeza.

El recibimiento fue apoteósico. En las inmediaciones del Parque Industrial, las banquinas de la Ruta 34 adelantaban el desborde de la gente, que terminaría acompañando al ómnibus que conducía a los integrantes del plantel hasta el edificio municipal, después de haber ingresado por bulevar Roca y bordear la Plaza 25 de Mayo.

La fiesta seguiría en el Monumental, en un lunes pleno de celebraciones. Atlético de Rafaela había consumado esa verdadera epopeya, tras haber mostrado su estirpe ganadora en cada lugar donde tuvo que presentarse para seguir avanzando en busca de la gloria. Esa que alguna vez le había negado un injusto sorteo.

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