A una semana de votar en las primarias obligatorias, la campaña se puso realmente complicada. Es que la incorporación a la misma estos últimos días, nada menos que del Papa Francisco y Maradona -a quien alguna vez algún trasnochado lo llamó Dios por su genio futbolístico-, fue algo muy cercano a la Biblia y el Calefón de Enrique Santos Discépolo en su inmortal y cada vez más vigente Cambalache. No hace falta, suponemos, identificar quien simboliza uno y otro de estos elementos.
El uso proselitista que el kirchnerismo le ha dado a la figura del Papa, con esta pegatina que embadurnó todo Buenos Aires con carteles donde el jefe de la Iglesia y verdadera revelación mundial aparece saludando a la presidenta Cristina Fernández, y a su costado, tal como lo hacía Figureti, colándose en la escena el candidato Martín Insaurralde, y además, con la reproducción textual de una de las muchas frases de Francisco que despertaron desde Brasil la expectativa del mundo entero: "Nunca se desanimen, no dejen que la esperanza se apague", constituye al menos un uso exagerado del aprovechamiento de la oportunidad y por sobre todo de la benevolencia del propio Papa, a quien metieron en el medio de la interna peronista. Una irreverencia total.
Si echamos la mirada atrás para recordar que hace poco más de 4 meses el entonces monseñor Jorge Bergoglio era "el jefe de la oposición", estaba marcado como enemigo del kirchnerismo, llegándose al extremo de no haberle concedido audiencia tras una docena de pedidos y haber dejado de asistir al Tedéum del 25 de mayo para evitar su presencia y más que nada su homilía en la Catedral metropolitana, lo de ahora no sólo sorprende sino que deja en evidencia que cuando se busca un objetivo en política no existe ninguna barrera, todas son franqueables, al menos para algunos.
Lo de Maradona en cambio fue distinto, no fue compulsivo y seguramente ni siquiera deseado como la aparición del Papa en estos afiches."El Diego" lo hizo por convicción propia, juntándose con Guillermo Moreno para sumarse a la campaña -llaverito mediante- de desprestigio de Sergio Massa, la cuña que le salió al cristinismo en el decisivo reducto bonaerense. Claro, que dadas las circunstancias, y además todas estas andanzas de agresiones, insultos y habituales desplantes, es muy probable que más que sumar termine restando. Y además, esto de las convicciones de Maradona, sabemos que en los últimos años las fue cambiando como de camisa, pues su apoyo fue más que variado, sin parámetros, virando de derecha a izquierda, o al centro si era necesario. Un Groucho Marx de nuestro tiempo, recordándose aquél dicho del cómico del grueso mostacho cuando decía "si no le gustan mis principios, tengo otros".
Otra que esta semana parece haber perdido bastante el rumbo, transformando sus palabras de unión y paz con ese aura místico al que recurre tan seguido, fue Lilita Carrió. Desparramó llamaradas hacia los cuatro costados entre sus socios de Unen, lo que no consiguió aplacar el debate televisivo del miércoles en "A dos voces", donde la tensión quedó flotando en el aire. Esos modos, siempre con arremetidas muchas veces sin sentido, son más fuertes que su propia contención, parte de su manera de ser, que la puso en el sube y baja electoral.
Más allá de estas puntualizaciones de campaña, lo que seguramente más interesa a todos es tratar de ir desentrañando lo que nos aguarda hasta el 2015, según sean los resultados electorales tan cercanos. Estos del domingo que viene no son decisivos, pero irán marcando el rumbo para octubre, cuando la cuestión sea por los puntos. ¿Y después qué? El escenario de lo que pueda ocurrir en cuanto a resultados es lo que se conoce por las encuestas, esas mismas en las que creen a ultranza los que están arriba, y rechazan con igual énfasis los que en cambio están de la mitad hacia abajo.
Algo que se presume, cualquiera sea la suerte corrida por el oficialismo, es que la onda reeleccionista de Cristina Fernández seguirá adelante. Si le va bien en las elecciones, se multiplicarán los esfuerzos, contra todo lo que se ponga por delante, lo que no sorprendería demasiado, pues es lo que se ha venido haciendo todos estos años. Y si les va mal, con mayor razón se insistirá con la posibilidad, buscando que no se le diluya el poder estos dos años. ¿Usted imagina a la Presidenta gobernando sin poder?
Sobre el cierre de la semana, otra nefasta noticia relacionada con la justicia: los Schoklender fueron desprocesados por el asunto de las casas que construían las Madres de Plaza de Mayo. Todos buenos muchachos, pero entonces ¿donde está la millonada que le dio el gobierno a la organización y desapareció como por arte de Mandrake? Seguramente usted se estará haciendo la pregunta del millón ¿irá alguien preso? ¡Vamos, aquí estamos en la Argentina!