Notas de Opinión

¿Cambio o maquillaje?


La del título es la pregunta del momento, por ahora sin una repuesta demasiado clara. Es que aun cuando se están dando pasos justo en la dirección contraria de todo lo que se vino haciendo y diciendo hasta hace muy poco, como por ejemplo el acuerdo con Repsol por YPF -tanto la presidenta Cristina Fernández como el ahora ministro Axel Kicillof habían dicho 19 meses atrás que al Estado no le costaría un solo peso- por 5.000 millones de dólares, la búsqueda de arreglo con el CIADI, el préstamo obtenido del Banco Mundial, el acercamiento al FMI, el querer solucionar la deuda con el Club de París, además de la anterior decisión de pagarle a los fondos buitre, la ratificación presidencial de "profundizar el modelo" nada tiene que ver con todo esto. 

Claro, que siempre fue una habitualidad del kirchnerismo actuar de una manera y resguardar el relato diciendo otra. Esta vez podría estar ocurriendo lo mismo, ya que de ser así, algunos cambios en realidad están dándose, en especial por aquellos que tienen que ver con organismos extranjeros, pues para el tránsito de este tiempo hasta 2015 es muy probable que se deba recurrir al financiamiento externo. Esa al menos, es la sensación que deja este drástico giro respecto a los posicionamientos adoptados.

En cambio, esta apertura encabezada por Jorge Capitanich convocando al diálogo a los gobernadores, parece ser más de lo mismo. Producción, economías regionales, empleo, gasto público, son sin duda temas clave para su consideración, aunque dejando la sensación que llegan un poco tarde. Tal vez la ocasión más oportuna hubiese sido a fines de 2011 cuando Cristina venía respaldada por el 54 por ciento, prefiriendo entonces el "vamos por todo". De todos modos quedan algunas grietas con el sello de la etapa anterior, ya que cuando la convocatoria de las centrales gremiales se excluyó a la CT opositora de Hugo Moyano, y otro tanto se hará con Sergio Massa cuando sea el turno de la oposición.

Una señal positiva, que puede inducir a cierta esperanza de cambio es la eliminación del escenario de Guillermo Moreno, un personaje sin medianías pasando de ser un patriota para sus adláteres y un patotero para quienes debieron sufrir sus aprietes. Pero como siempre, viene el contrapeso en el otro platillo de la balanza, pues Kicillof ya dijo que seguirán vigentes muchos de los mecanismos impuestos por el polémico funcionario, aunque hayan sido resonantes fracasos. 

Se trata de un escenario de claroscuros muy evidentes. Tenemos por ejemplo que, quien vino para implementar el cambio o el maquillaje -lo cual estará por verse- como Capitanich, dueño de una profusa verba que una vez zarandeada deja bastante poco, ni siquiera se anima a pronunciar la palabra inflación. Cuando debió aludir a ella la refirió como "variación de precios".  Paso en falso, pues para resolver un problema lo primero que hay que hacer es admitirlo, más en el caso de este flagelo -de la inseguridad ni hablemos, aunque sea otro tema- que bien puede recibir la calificación de ser el núcleo de engendro de todos los demás problemas. Pero claro, el hombre es cuidadoso, Mercedes Marcó del Pont se atrevió a incluir a la inflación como uno de los problemas graves por resolver y miren cómo le fue, la sacaron de una oreja del Banco Central. Aunque seguramente esa sólo haya sido la gota que rebasó el vaso.

A Kicillof en cambio no lo incluimos dentro de esta oleada renovadora, pues lo ponen a resolver muchos de los problemas que fueron generados por él mismo. Caso concreto el de YPF, ideólogo de la estatización, ahora haciendo exactamente todo lo contrario que dijo e hizo antes. Recuerdo fresco de aquella genial frase de Groucho Marx: "si no le gustan estos principios,  tengo otros". Una situación similar que en su momento vivió Julio de Vido, quien luego del rotundo fracaso de la política energética lo pusieron al frente para encontrarle remedio. ¿Cómo estamos? Del autoabastecimiento pasamos a la importación por 13.000 millones de dólares sólo este año. Y por si faltara algo, el novel ministro comenzó negando la inflación, lo cual resulta muy poco saludable, aunque ya vimos, puede cambiar.

Aunque, de más está decirlo pero es bueno recordarlo, toda esta sucesión de funcionarios a quienes se señala con el dedo, fueron meros ejecutores de las instrucciones de la presidenta Fernández durante todo este tiempo. Es impensable enfocarlo de otra manera.

Mientras tanto, además de estos episodios macro, no dejan de sucederse aquellos otros de volumen menor pero que son los que tal vez más enardecen. Por ejemplo que el director del PAMI se haya auto asignado un sueldo de 100.000 pesos mensuales, aún por sobre los 86.000 que percibe la mismísima presidenta. Lo cual ocurre cuando los fondos de los pasivos siguen siendo permanentemente saqueados para financiar toda clase de gastos, incluso para lanzar a la calle bonos de la ANSeS tratando de contener el alza del dólar blue. 

Autor: Roberto Actis

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