Notas de Opinión

Cuando es peor el remedio...

Peor el remedio que la enfermedad. Una frase de antigua data, que sirve de maravillas para definir situaciones en las que se eligen soluciones que no son las más apropiadas. Aplicable sin dudas a este recurso de amedrentar para contener la compra de dólares. Es que con los gendarmes paseándose por las financieras y los inspectores de la AFIP reclamando datos, en primer lugar lo que se consigue es espantar a los pequeños ahorristas, esos que ven en el billete verde la posibilidad de resguardar unos pocos pesos, sea de una devaluación o simplemente por considerar que el dólar está barato.

Los grandes compradores, que se llevaron la mayor tajada de billetes estadounidenses, tuvieron menos inconvenientes. El lunes, en plena restricción compraron por 100 millones de dólares, algo menos que lo habitual, pero igualmente una importante cantidad, quedando en evidencia que la gran demanda viene desde las empresas.

En la Argentina la dolarización viene desde hace décadas, incentivada casi siempre desde los gobiernos de turno. Aquella emblemática frase de Lorenzo Sigaut "el que apuesta al dólar pierde" constituye toda una definición.

Es probable que se haya evitado tomar medidas antes de las elecciones, pero la fuga de dólares viene dándose desde principios de año, con una acumulación de 19.000 millones desde entonces, por lo cual justo ahora advertir que se estaría lavando dinero y que por lo tanto hay que controlar más rígidamente con la AFIP -lo que hubiese sido mucho más correcto y creíble de haberse implementado en el momento oportuno- no resulta muy digerible que digamos.

Lo que se consiguió fue un efecto inverso, despertar un mayor interés todavía por la compra de dólares, además de incentivar un mercado negro que si bien ya existía, tiene valores que oscilan entre 4,80 y 5,10 pesos.

Autor: Roberto Actis

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