En el cuarto aniversario de la muerte de Néstor Kirchner, el oficialismo busca mantener el entusiasmo “militante” y proyectar que mantendrá el poder aunque tenga que dejar el gobierno. Desinteligencias internas impidieron que la fecha fuera conmemorada con una concentración en un estadio de fútbol, al estilo del realizado en Argentinos Juniors cuando habló Máximo. Un acto de contenido cultural en la ex Esma en la Ciudad de Buenos Aires y una manifestación “militante” en Santa Cruz fueron las acciones principales de esta conmemoración. Ello sucede al mismo tiempo que el oficialismo se radicaliza, algo que no sirve para ganar apoyo en los independientes pero sí para mantener el tercio que lo sigue sustentado.
El Jefe de Gabinete (Capitanich) dijo esta semana que está en marcha un “golpe de mercado”, pidió crear una Comisión Bicameral para “investigar la salida de capitales” y denunció que las acciones de “desestabilización” financiera y cambiaria son “terrorismo económico”: reprodujo, un mes después, la línea del discurso de la Presidente en la Asamblea de la UN.
Al mismo tiempo, el oficialismo va impulsando una estrategia electoral en función de la cual en las PASO, Scioli enfrente a un candidato K, como puede ser Randazzo -quien atacó públicamente al gobernador bonaerense por falta de gestión- o Domínguez.
Un sondeo publicado por el diario La Nación sostiene que los candidatos K suman 11 puntos y Scioli 20. Otro publicado por el Diario Perfil adjudica a la inversa: 9 al gobernador de Buenos Aires contra 19 de la suma de los candidatos K. Pero la resultante es la misma: ya sean 31 o 28%, en las PASO el oficialismo ganaría como primera minoría dada la división de la oposición, aunque después pierda la segunda vuelta.
A un año de las elecciones presidenciales del 25 de octubre de 2015, las PASO podrían parecerse a la presidencial de 2003 y la primera vuelta puede ser similar a la de 1999, al transformarse en segunda. En abril de 2003 la primera fuerza obtuvo 24% y la quinta 15%, es decir que cinco fuerzas fueron competitivas.
Hoy, el oficialismo y tres alternativas tienen una base electoral que las hace competitivas. Como referencia, el FAU-UNEN en el mencionado sondeo de La Nación es la cuarta fuerza con 15% y en el de Perfil lo es con el mismo porcentaje. Con un oficialismo que se acerque a un tercio de los votos y Macri, Massa y el FAU-UNEN disputando el voto opositor en las PASO, cuatro fuerzas pueden disputar.
Pero de las primarias puede surgir el candidato opositor con más posibilidades de disputar votos al oficialismo y polarizar ya en la primera vuelta. De esta forma, la primera vuelta podría transformarse en la segunda. Pero sea en la primera o en la segunda vuelta, el resultado puede asemejarse finalmente al de 1999, cuando la Alianza ganó con 48% contra el PJ que obtuvo 38%.
De acuerdo a las dos encuestas mencionadas, si hoy se votara, la segunda vuelta sería entre dos justicialistas: el candidato K y Massa. Por eso Mauricio Macri dice que él le ganará en segunda vuelta a “cualquier candidato del oficialismo” y que un dirigente de FAU-UNEN como Luis Juez diga que es necesaria una alianza con el PRO para evitar que “se nacionalice la interna del PJ bonaerense”, dado que tanto Massa como Scioli son peronistas de la provincia de Buenos Aires.
El oficialismo está adoptando una serie de medidas para evitar que en diciembre se produzca una ola de saqueos como tuvo lugar en 2012 y 2013, aunque por causas diferentes. El Poder Ejecutivo ordenó suspender las licencias en las Fuerzas de Seguridad Federales (Policía Federal, Gendarmería, Prefectura y Policía Aeronáutica) en diciembre y que las Fuerzas Armadas les den apoyo logístico (alojamiento y transporte) en sus desplazamientos en casos de alteración del orden público.
Ya a comienzos de octubre, el Ministerio de Infraestructura impartió instrucciones a las empresas eléctricas para evitar los cortes de luz en diciembre cuando aumenta el calor, algo que empezó a pasar ya en ocho barrios porteños el pasado fin de semana. En la provincia de Buenos Aires, el gobernador Scioli está adoptando medidas para evitar la posibilidad de saqueos en diciembre, tanto con la distribución de alimentos en los sectores de menores ingresos como con la organización de las fuerzas de seguridad para reprimir saqueos.
Pero la cuestión central es el impacto de la inflación sobre el 30% de los hogares, que de acuerdo al mismo INDEC tenía en el segundo trimestre un ingreso familiar menor a 5.000 pesos (fuera por salarios, subsidios o ambas cosas). Pero no es posible determinar si el nivel de tolerancia social se rompe con 40, 50, 60% o más de inflación. Además, la persistencia de este fenómeno económico acumula tensiones.
En lo inmediato, el Kirchnerismo avanza “acumulando” poder sin oposición política o sectorial que pueda impedirlo. Esta semana, Diputados daría sanción definitiva al presupuesto 2015 y el Senado a la ley de hidrocarburos. Ambas normas ponen en manos del Ejecutivo la decisión última sobre la prórroga de los contratos de explotación hidrocarburífera y el gasto discrecional de entre el 25% y el 30% de los ingresos del Estado nacional.
Esta semana avanza el tratamiento de la reforma del Código Procesal Penal -que más allá de su debate amplía el poder de los fiscales dirigidos por la Procuradora, que continuará durante el próximo gobierno- y la ley de Fertilización Asistida, que no es bien vista por la Iglesia. El oficialismo logró la semana pasada la sanción de un proyecto resistido -como es la estatización de la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo- y avanza en la creación de ocho nuevas universidades nacionales.
Frente a ello, el empresariado se mostró dividido en el Coloquio de IDEA; el campo muestra señales de inquietud, como el “tractorazo” de la FAA en Chivilcoy y la tensión por el tercer ataque a silos-bolsa, pero sin una estrategia de respuesta de la Comisión de Enlace; la Iglesia, con su convocatoria a los católicos a que den información sobre los hijos de desaparecidos, ha mostrado plegarse y no limitar las políticas del oficialismo; el sindicalismo opositor sigue sin continuar su plan de lucha, privilegiando la búsqueda de la postergada unidad sindical. Sólo el avance de las causas de corrupción dentro y fuera del país y la posibilidad de una nueva protesta convocada desde las redes sociales para el 13 de noviembre generan alguna inquietud dentro del gobierno.