Notas de Opinión

Cuestión de relatos

El caso del motochorro de la Boca, de gran repercusión en todo el país por las características inéditas que tuvo por ser filmado mientras intentaba un asalto a punta de pistola, se convirtió en toda una descripción de la situación de decadencia en que nos encontramos, de la cual costará muchísimo poder salir pues no estamos frente a algo circunstancial, o un simple relato más,  sino que se trata de una verdadera cultura de la delincuencia. Esa misma que reemplazó a la del trabajo, el respeto, la responsabilidad y otros valores que parecen haber quedado perdidos allá lejos y hace tiempo. 

Que uno de los tantos motochorros que pululan por toda la Argentina, haya sido reporteado en televisión como si se tratara de un personaje, es realmente lamentable. Burdamente trató de aparecer como víctima de las circunstancias, "no salí a matar a nadie", intentó justificarse cuando las imágenes lo mostraban con arma en mano amenazando a una persona para robarle. Buscó también excusarse, sin resultados por supuesto, en que era el cumpleaños de su pequeño hijo y pensaba hacerle un regalo. Mostrar una escena con ese contenido fue una verdadera ofensa para las víctimas, es decir, los que trabajan y son cultores del esfuerzo. Es decir, de un relato que tiene menos prensa, pero que existe y es sobre el cual siempre se sostuvo la recuperación, que después de volver a tocar fondo, seguramente tendremos, como otras veces. Lástima grande el desperdiciar tanto tiempo y tantos esfuerzos.

Pero en realidad, este Gastón Aguirre, de 33 años, es apenas la punta del iceberg, el que abajo esconde muchas otras cuestiones, tanto o aún más graves. La justicia por ejemplo, ¿cómo este individuo podía continuar estando en libertad? Pues además de este hecho al aparecer su rostro en la televisión hizo que se sumaran nuevas denuncias, de un robo domiciliario y de una portación de drogas. También la policía, que da la impresión de actuar sólo cuando no tiene otro remedio, muchas veces justificándose con eso tan conocido de entran por una puerta y salen por la otra. Y el gobierno, por su erradas políticas tanto en materia de seguridad como de asistencia social, ¿cómo se comprende que después de la década ganada hayan crecido la delincuencia y la pobreza? Poco a poco todo va aproximándose al punto de partida.

Y otro hecho tan singular como el anterior por ser una verdadera pintura de este tiempo. La defensa que hizo un padre de su hijo alcoholizado, conduciendo un auto de alta gama a 170 kilómetros por hora, provocando un triple choque en el cual no hubo muertos por cuestión de suerte. Casi un simil de uno de los relatos salvajes de la exitosa película de Szifron, pero que actualiza además algunas otras situaciones muy frecuentes en la compleja trama de la educación, cuando padres enfurecidos no dudan en atacar a docentes que osaron ponerle una mala nota a su hijo, ni hablar cuando se trata de alguna sanción disciplinaria, amonestaciones eran en nuestro tiempo. De paso, no puede dejar de mencionarse el nulo respaldo que tienen los docentes de parte de sus autoridades, además con directivas no escritas de evitar repitentes y tolerar al máximo la indisciplina. Así andamos, de ser país líder en la educación latinoamericana, pasamos raudamente al séptimo puesto, y en baja.Nos hemos convertido en una sociedad sin premios ni castigos; da lo mismo robar que trabajar, es igual el que estudia y se quema las pestañas que el indisciplinado calienta bancos. Si hasta quitan los aplazos para no estigmatizar.

Dejando de lado el tema de la inseguridad -con este pequeño anexo de la educación-, que es el de mayor preocupación de la gente -encuestas mediante-, no podíamos cerrar sin una breve reflexión sobre el discurso de la presidenta Cristina Fernández ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, dando una lección magistral de cómo se combate el terrorismo, con recomendaciones y todo. Tal como una vez lo hizo con el manejo de la economía al presidente Obama. Planteó, concretamente, que era conveniente revisar lo actuado hasta ahora pues la lucha contra el terrorismo había fracasado. Resultaría no sólo interesante sino muy bueno que lo aplicara ella misma en algunas cuestiones de su propio gobierno, como la falta de seguridad, el narcotráfico que nos penetra por los cuatro costados, o la bendita inflación, el flagelo que corroe absolutamente todo. ¿No habrá que revisar lo que hace Kicillof? Hasta ahora sólo enhebra fracasos y tiempo como para tratar de llegar a una salida digna, no queda mucho que digamos.

Autor: Roberto Actis

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