NOTA II
Concomitantemente, para nuestro proyecto de RSU, otro de sus objetivos es el de revertir la exclusión y el desdén de verdaderas vocaciones y talentos que pudieron y pueden ir quedando estériles en el camino de la vida, sólo por falta de oportunidad académica e inclusión universitaria debido a que son vocaciones y talentos de personas que trabajan o viven distantes de los centros de estudios jurídicos, todo lo que todo tiene que ver con Pierre Bourdieu cuando habla de la reproducción de las clases dominantes: "Las sociedades tienen distintas instituciones y mecanismos para asegurar que las jerarquizaciones sociales y culturales se reproduzcan en los sujetos correspondientes. La escuela favorece a los
favorecidos y desfavorece a los desfavorecidos"; un escenario patético e inhumano que firmemente rechazamos y el que anhelamos revertir y modificar con pedagogías universitarias nuevas e inclusivas, cuantitativas y más cualitativas, todo lo posible, justo y necesario.
En el campo específico de enseñanza y aprendizaje jurídico, los modos tradicionales vigentes de entender la sociedad y gestionar sus litigios, ya no están a la altura de la complejidad creciente de sociedades interconectadas globalmente y marcadas por nuevos tipos de conflictos, problemas y dilemas.
Verificamos también, un excesivo énfasis sobre el rol del Estado de derecho y el Derecho positivo como medios vetustos de control y resolución de controversias, todo lo cual puede impedir o postergar a nuestros estudiantes universitarios, el profundizar en la información, asimilación y capacitación teórico-práctica profesional de los aspectos cooperativos y cognitivos jurídicos actualmente imprescindibles, eclipsando así, toda posibilidad de advertir y percibir el paulatino agotamiento de la funcionalidad de la política jurídica y legislativa convencional, dificultando también, simultáneamente, la comprensión del advenimiento de soberanías compartidas (así nos lo anticipó en su última visita
(Abril/14) el maestro valenciano Don Antonio Colomer Viadel) como de sistemas autónomos y funcionalmente diferenciables con alcance mundial, desincentivando entonces un más noble y cabal raciocinio jurídico de los problemas contemporáneos como su académica correlatividad e impostergable diálogo interdisciplinario.
Decíamos durante el mes de Junio/2014 en nuestro Centro de Investigaciones Jurídicas y Sociales, sobre lo contra fáctico y perverso de pretender investigar y extender RSU sobre responsabilidades profesionales, patrimoniales y ambientales mientras permanezcan viejas currículas jurídicas, notariales, contables, societarias sociedades offshore, unipersonales, otras que manejan estrellas deportivas, artísticas o fondos buitres, etc.); financieras, cooperativas (seudocooperativas de trabajo para fraudes laborales; caricaturas de mutuales y simulacros de cooperativas como mesas/lavado de dinero, mafia de medicamentos) etc. que explican y predicen tantas súbitas insolvencias e insanias, impunidades, viles y arteros sobreseimientos, precarización laboral-trabajo en negro e indecente, reticencia desconfianza de inversores, etc., abusando y desnaturalizando el derecho vigente con decisivas y repugnantes prácticas profesionales delictivas, tal el caso Vg., del abanico usurario, de lavado de activos/físicos provenientes de evasión/elusión impositivas, narcotráfico, corrupción, pedofilia, abusos, maltratos y tales; (María Julia Alsogaray, el concejal Juan Manuel Pico; tiranuelos provinciales, el cura Grassi, Jaime, Boudou, Corach y tantísimos otros/otras e internacionalmente los: Stroessner, Pinochet, Collor de Mello, Fujimore, Menem, Strauss-Kahn, Berlusconi y tales); intumescencias legislativas, yerros/disfuncionalidades judiciales y tales.
Esos son los nuevos problemas y desafíos que deberíamos parametrar reformulando y replanteando la enseñanza y aprendizaje de una Abogacía, con una profunda e inconmovible RSU para , poder condenar la corrupción en tiempo y en forma contundentemente ejemplar, sin prescindir de afirmar y reafirmar en los respectivos fundamentos, que la corrupción en general (la profesional/funcional en particular), origina, explica/predice toda desigualdad, inequidad y exclusión pero, no menos, a la mismísima anticultura del trabajo y de la solidaridad social.
Esto implica que ya no deberíamos ofrecer académicamente, una profesión poco y nada imaginativa ni marcadamente mercantilista cuando no, mancillada por praxis delictivas impunes.
No obstante, en el ámbito de nuestras universidades públicas, se ha perdido demasiado tiempo deliberando (¿politiqueando?) sobre el aumento o reducción de la carga horaria, materias obligatorias versus optativas y transferencia de disciplinas para este o aquel semestre.
La carrera de abogacía que proponemos desde RSU no debe estar exclusivamente dirigida al mercado profesional de los abogados (también a los notarios, contadores, economistas, etc.), a la postre corporativistas, cuando el servicio profesional abogadil y otros se traduce en mera intermediación, mercancía, lucro y picardía sin nada de ética, sobriedad, caballerosidad ni responsabilidad social.
Consecuente y coherentemente, así jamás se podrá justificar ni explicar ningún monopolio de la intermediación jurídica para obtener administración de justicia ni el monopolio de la fe pública notarial como trabajos profesionales dignos/legítimos y, a la vez, origen y trazabilidad de riquezas profesionales desproporcionadas y obscenas en donde claramente, el patrimonio o prestigio de un eventual cliente, hace añicos toda igualdad de trato profesional.
En efecto, cómo explicar y justificar que, en los momentos familiares más aciagos, (lecho de muerte, fallecimientos, divorcios, despidos, quiebras o tales) ciertos profesionales en sus honorarios se equiparan y superan a lo que percibe un heredero, un divorciado, del 30 al 50% de los haberes del trabajador despedido, los grandes acreedores, el propio Estado, etc.) verdaderos escándalos que justifican reproches y chanzas populares respecto de estas profesiones que así resultan artera y vilmente incomparables con lo que obtiene un médico cuando salva una vida, cuando realizan un trasplante de órganos… ni qué decir de nuestros magnánimos médicos rurales como los Dres. Maradona, Favaloro y
cuántos otros aún con menos visibilidad.
Queda más que claro que ya no se debe seguir otorgando honorarios cuantitativamente (a meros cobradores de pesos, a "caranchos y carroñeros como los corre ambulancias, etc.) sino, efectuar regulaciones y reconocimientos según el empeño, los aportes y el fervor intelectual de cada abogado en particular, dando noticia en cada caso a quienes habilitan los ejercicios profesionales respectivos.
Ahora bien, como omitir otra paradoja perversa traducida en el regateo paritario (oficial y privado) de centavos… a quienes precisamente son los científicos, investigadores, formadores e ilustres profesores en cada disciplina que aún carecen de una base digna para su bienestar y el de su familia en tanto dependan solamente del ingreso universitario y, entonces, así estamos…
Ante escenario semejante, quizás sea momento universitario para efectuar una fuerte autocrítica académica respecto a muchos egresados de nuestras facultades que con posterioridad y habiendo sido investidos impropiamente (sin idoneidad ni probidad) de máximas facultades legislativas, judiciales, funcionales y para el ejercicio profesional ordinario, no fueron capaces de estar a la altura de las circunstancias conforme lo fuera revelando y denunciando la realidad de cada tiempo, singularmente en las últimas décadas. Quizás sea la hora de preguntarnos, ¿a qué demandas sociales, ambientales, económicas, políticas y culturales responden la mayoría de nuestras facultades de derecho/notariado y, de ellas, singularmente las privadas?
De todo eso se desprende un ¡basta ya! de colaciones ilustradas de analfabetos funcionales como son estos y aquellos operadores jurídicos, ejecutivos, legislativos, judiciales, notariales, tributarios, financieros y más, capaces de integrar una elite cosmopolita de negocios y una abogacía dominante y determinante, quedando los miembros de la sociedad civil, inexorablemente atrapados -reitero- en aquello que nos previniera Bourdieu en su relacionada Teoría de la Reproducción.