Notas de Opinión

El 46% del silencio

Minería a cielo abierto, los  supuestos negocios del vice Boudou que parece haber logrado la conjunción ideal entre lo público y lo privado, el aumentazo que se dieron diputados y senadores -¡qué país bárbaro sería que todos pudiésemos fijarnos el monto de nuestro propio salario!-, los fogonazos por las Malvinas, las trabas a las importaciones, el Proyecto X que la Gendarmería lleva adelante vigilando e investigando a cuanto dirigente social, gremial o estudiantil se oponga a las decisiones del gobierno, la insólita gobernadora catamarqueña Laura Corpacci ignorando que su propia policía organiza contrapiquetes contra los ambientalistas e impide el ingreso de foráneos a Tinogasta y Andalgalá, sin dejar de lado el caso de los subsidios eliminados que recién con las próximas boletas harán sentir el mayor cimbronazo sobre las boletas por servicios. Estos son apenas algunos de los temas más salientes que estos últimos días tuvieron centralizado el interés público. ¡Miren si hay para opinar! en exceso para nuestra preferencia, pues todo va pasando tan rápido, que cuando una determinada situación conflictiva aparece, a veces sin llegar a profundizarse lo necesario, ya es superada por otra, prácticamente sin solución de continuidad.

Desde hace mucho tiempo es así, pues entre los problemas habituales que son muchos cuando se gobierna, y más aún en un mundo en permanente conflicto, el kirchnerismo parece tener un imán para atraerlos, y cuando no existen, entonces directamente crearlos. 

Ex profeso no incluimos en el listado inicial, pese a su trascendencia, el que se nos ocurre como tema central del momento, y que es imposible contrarrestar con la sola declamación del 54 por ciento de los votos. La represión contra los reclamos de la gente, que pueden ser justos o irrazonables, al fin de cuentas el tiempo se encarga de poner las cosas en su exacta dimensión, pero nunca sofocados por la fuerza. El diálogo y la negociación deben prevalecer, incluso frente a algunos excesos. ¿No fue así hasta hace poco? La represión furiosa que hemos visto contra soldados de Malvinas en Buenos Aires y contra ambientalistas en Catamarca, en todos estos años sólo registró algunos antecedentes durante la disputa con el campo en 2008.

Ojalá sean excepciones, pero el archivo de Gendarmería sobre filiaciones personales de la dirigencia que piensa diferente al gobierno, y las acciones desarrolladas en ese sentido, permiten suponer otra cosa. También la ley antiterrorista que hace poco los legisladores aprobaron sin chistar, y que puede ser aplicada a todo aquel que reclame por algo. Se avecinan tiempos complicados, en los que la consigna parece ser el 54 respalda y el 46 restante debe mantenerse en silencio. Esa es al menos la impresión que dejan los hechos.

Lo de la megaminería, más que explotar minas es llevarse parte de nuestra historia, de nuestra geografía, ya que no sólo son borradas del mapa montañas enteras, sino que además desaparecen todos los pequeños cultivos y crianza de ganado de sus valles, consumiéndose a razón de 55 millones de litros por día gran parte de las reservas de agua -un bien que al paso que vamos pronto será más valioso que el oro y otros minerales que de allí se extraen-, y por supuesto, la contaminación de aire y tierra que se provoca con el derrame de cianuro. Lo que debe considerarse, aunque ni falta hace por todo lo dicho, es que lo que se están llevando no son recursos renovables. Nunca más volverán a estar ahí. Se van en larguísimos trenes que vemos pasar aquí en Rafaela por las vías del Nuevo Central Argentino todas las semanas. Parece broma, pero no es así, desde hace años se están llevando parte de la provincia de Catamarca. Todo a cambio de unos míseros dólares que, además, no se sabe siquiera qué destino tienen. El Bajo La Alumbrera hace 15 años está en explotación. ¿Qué mejora le trajo a esa provincia? Es probable que algunas cuentas personales se hayan abultado, pero lo que se dice la gente común, la del llano, de esta riqueza no ha visto nada. Tal vez trabajo para unos cientos. Es como venderle el alma al diablo. Resignar la eternidad por un momento placentero.

Y este despertar contra la megaminería no es simplemente un foco, está en 14 provincias y en todas ellas existe una situación latente que puede irse complicando. Catamarca quizás sea apenas la cabeza del iceberg, debiéndose aguardar qué dimensión tiene lo que está oculto.

Y sobre llovido mojado. El horizonte no está despejado, pues la disputa por los salarios puede cobrar una intensidad  importante, aunque haya quedado casi en el olvido la iniciativa oficial del tope del 18 por ciento, como casi todo lo que se propone con poca sustentación. Ese porcentaje fue consumido anticipadamente por la quita de subsidios en las tarifas públicas. La confrontación se vislumbra dura en todos los frentes, tanto público como privado. Hay sectores que pueden afrontar aumentos y otros directamente se ven ante la alternativa de bajar las persianas. La economía no está todo lo brillante que dicen desde el gobierno con anchas sonrisas. 

Autor: Roberto Actis

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