Días pasados en una reunión del consejo de seguridad ciudadana donde participaron organismos públicos de seguridad, se vio reflejada la preocupación sobre el flagelo de la droga. Posteriormente en los medios locales se leía los siguientes pensamientos: “Percibimos un incremento importante en el consumo y la distribución de drogas¨ “Crece la preocupación por el tema de las drogas en Rafaela” “Un fuerte pedido por el tema de las drogas” “Pedido por el Juzgado Federal”. Argumentos, desde ya, válidos por cierto, pero que lastimosamente dejan de lado la problemática central de la droga, “el adicto” ese ser humano que la consume, ese prójimo a quien parte de la sociedad le da la espalda y que diera la sensación de ser como aquel residuo de la sociedad que habría que erradicar para tener una sociedad más higienizada. Nada se ha dicho sobre el adicto, persona sufriente que sólo, afronta en soledad su enfermedad, nada se ha dicho sobre políticas de prevención, represión y rehabilitación que se tendría que implementar, nada se ha dicho sobre crear centros especializados que cobijen, rehabiliten, alienten a salir de esa adición, con programas terapéuticos para El y su entorno familiar..¿Dónde está la sociedad de quien el adicto espera que le extienda su mano?, porque en definitiva es la sociedad la que nos crea, nos mantiene, nos sostiene y nos empuja hacia lo que somos, “policías, maestros, médicos, operarios, abogados, albañil, carpintero, recolector de cartones, buenos, malos, problemáticos, pacíficos, etc.”, eso es lo que somos, somos productos de la sociedad. ¿Si nos producimos a nosotros mismos, qué esperamos ser? Seguramente una sociedad más justa, “una sociedad mucho más humana” sin filantropía, con responsabilidad social, sin nada a cambio. Pero pareciera que esa simbiosis social se ha diluido en el tiempo, gracias tal vez, a ese contexto enfermo de individuación y materialismo donde nos desenvolvemos, en ese contexto que nadie sabe quién es quién y que no nos detenemos a mirar a quien tenemos al lado. Entonces se creerá que vivimos en una sociedad permisiva, secularizada, en la que prevalecen hedonismo, individualismo, pseudo-valores, falsos modelos, una sociedad que corre el riesgo de ser siempre más despersonalizada y masificada, deshumana y deshumanizante, En este contexto, que involucra a individuos y a la sociedad, los que se drogan, son "como personas en ‘viaje’ que buscan algo en lo cual creer para vivir, tropiezan, en cambio, en los mercantes de muerte, que los agreden con el halago de ilusorias libertades y de falsas perspectivas de felicidad. Las estadísticas son pavorosas: la Argentina es el 1° país en consumo de cocaína en el secundario, es el 1° país en policonsumo de drogas, es el primer consumidor mundial de pastillas para adelgazar, es el país en el que más crece el consumo de psicotrópicos, con el agravamiento que según informe de la ONU en éste último año la Argentina pasó a ser el país con más consumo de cocaína en Sudamérica.
Ahora bien, el Estado tiene las herramientas necesarias, los recursos suficientes para ser frente a ésta problemática, lo que falta es voluntad. Frente a la enormidad del fenómeno y a sus trágicos efectos, no hay duda de que la mayor responsabilidad para afrontarlo y eliminarlo recae en el poder público; tanto a nivel nacional y provincial, se dé una respuesta a los desafíos de la droga de manera decidida, adoptando soluciones que desanimen desde el inicio este tráfico infame. Más allá de las dimensiones cuantitativas del fenómeno, poner en alerta a la sociedad ante los efectos destructores que la droga produce no sólo en la salud sino en la misma conciencia, así como también en la cultura y en la mentalidad colectiva, sería la premisa de una sociedad Durkeiniana. Y aquí rescatamos a Durkheim y su noción de anomia. Este autor avanzó en la tesis de la relación entre industrialización-urbanización con secularización-individualismo y la disminución del vínculo social o comunitario. Bautizó la consecuencia de esta relación con el término de anomia y lo relacionó con el suicidio y una mayor presencia de trastornos mentales, como se ha ido viendo posteriormente. La influencia nociva de la anomia es particularmente evidente en los procesos de aculturización- proceso extendido a través de la globalización- pudiéndose ocasionar trastornos tan graves como la psicosis reactiva. Toda la problemática en torno a las drogas está directamente relacionada con este proceso de anomia social que vivimos del al menos casi dos siglos. Ahora bien, la policía tiene un rol muy importante en elevar los niveles de seguridad, en cuanto a los delitos callejero y otros, pero la misma institución a través de sus organismos especializados en delitos complejos, en éste caso la Dirección de Prevención y control de adicciones- ex drogas peligrosas- tiene la responsabilidad de combatir el flagelo de la droga, primero; mediante la represión, trabajo que la Brigada de Drogas local viene realizando con un muy buen nivel de porcentajes de decomiso de narcóticos y la detención de aquellos distribuidores, pero no es suficiente, debe poner énfasis en la prevención primaria -antes que ocurra- . Cuando se hace referencia a la prevención primaria, se habla de una política educativa, de concientización, de hacer escuela, justamente en todos los niveles de la comunidad educativa. La policía no debe escapar a su responsabilidad social, saben que son emprendedores sociales con la capacidad suficiente de crear valor social en rechazo del consumo de cualesquiera sustancias psicoactivas. Generar cambios necesarios, producir impactos importantes e inmediatos seria el Plan; charlas temáticas, mostrando la crudeza de la realidad de cómo la droga destruye nuestros cuerpos, nuestro estado emocional, nuestra psiquis y de cómo quebranta profundamente el vínculo del adicto con el resto de la sociedad, sería el Método; con la optimización de todos los elementos humanos y materiales de la policía Organizándolos y poniéndolos a disposición de toda la comunidad; elementos básicos de una Estrategia que llevaría a cumplir con el Objetivo más importante “concienciar”. Hace 30 años se fumaba en público, en los lugares de trabajo, en las películas y en la televisión. Era algo "piola" y bien visto. (Aún no decíamos "fashion"...) Hoy el tabaco está en retroceso en todo el mundo, y eso sólo se logró a través de la concientización, de la condena social y de las políticas públicas para combatir el tabaquismo. Mientras se siga asociando el éxito y la pertenencia a determinadas conductas, mientras el alcohol y las drogas sean vistos únicamente como una elección privada e individual, mientras desde parte de la sociedad mire de espaldas al problema, la solución estará cada vez más lejana. La única salida efectiva es la prevención, que debe empezar lo más temprano posible (desde el Jardín de Infantes e involucrando al grupo familiar) y debe ser una política de estado. Hasta entonces, bienvenidos sean los esfuerzos de las personas que se capacitan y libran su propia batalla. Muchas cosas se pueden y deben decir en torno a la problemática de las drogas, y llevarlas a las prácticas, y esperar de estas prácticas el deseo de buenos resultados, encarar la problemática desde todos los niveles sociales, no solo desde un sector determinado, porque esta problemática nos atañe a todos y sin temor a equivocarnos, y si esto sucediera tomarla como experiencias para después redefinir las políticas, proponiendo nuevas Ideas, ideas con sentido de vida, ideas para la vida, paro una mejor calidad de vida para “el adicto” y para todos.
Oscar René Díaz
DNI 18567830
Est. Lic. En Seguridad Pública
Univ. Del Salvador- Rafaela