La Administración Macri cumplió un año el 10 de diciembre cuando ha perdido la iniciativa política en las últimas semanas. El Presidente autocalificó su gestión con 8 sobre 10. Pero una comunicadora importante (Mirtha Legrand) que simpatiza con él, lo calificó con sólo 5 y un sondeo de Poliarquía publicado por el diario La Nación el 15 de diciembre, también lo califica con 5.
Al mismo tiempo, el barómetro de optimismo que publica semanalmente el diario Clarín de la consultora Managment&Fit, registró caída tanto en lo político como lo económico. El mismo día, se informó que el consumo en noviembre había caído 6%, siendo esta la variable de la economía que más importa a la opinión pública.
Ante la falta de ánimo celebratorio, ya días atrás el oficialismo había decidido suspender el acto conmemorativo del primer año que se había organizado en Rosario. Pero fue la derrota de Cambiemos en la Cámara de Diputados lo que generó el impacto político mayor.
El proyecto de reforma del impuesto a las Ganancias presentado por Sergio Massa logró no sólo el consenso de todas las fracciones del Peronismo, sino también del centro-izquierda. Obtuvo 140 votos, contra 87 del oficialismo -que no logró sumar un solo voto ajeno- y se registraron 7 abstenciones. Ello sucedió después de que la Casa Rosada fracasó en su intento de sumar votos de diputados de algunos gobernadores peronistas, como había sucedido con la sanción del presupuesto 2017 en esta Cámara.
El proyecto pasó al Senado donde el martes se inició el análisis en Comisión. En ese ámbito, algunos gobernadores, como los de San Juan y Río Negro han cuestionado el proyecto, pero su influencia sobre los senadores de sus provincias es baja. Otros, como los de La Pampa y Chubut -con mayor control sobre sus senadores- se han pronunciado a favor del proyecto.
De todos modos, el vértigo de la discusión política se frenó abruptamente en nombre de la racionalidad fiscal: en el Senado aceptaron tomarse un día y darle otra oportunidad al Poder Ejecutivo para que reabra el diálogo, una historia que aún está por escribirse.
El oficialismo busca que se introduzcan modificaciones, que los senadores hagan volver el proyecto a Diputados, donde ya no habría tiempo de tratarlo antes que terminen las sesiones ordinarias. No está claro si lo logrará, o el proyecto será aprobado sin modificaciones. En este caso, el Ejecutivo lo vetaría, como a mediados de año hizo con la llamada "ley antidespidos". Para insistir con el proyecto, se requieren los dos tercios de ambas cámaras, algo que no tuvo la oposición entonces ni lo tendría hoy.
Pero Macri, viendo su popularidad disminuida justo al cumplir un año de gestión, teme que el veto le implique costo político. No sólo porque la CGT ha hecho saber que el veto caerá mal entre los trabajadores, sino porque también será así en sectores de la clase media que han votado por Cambiemos. Además, teme que el veto aumente las tensiones hacia el fin de año, las que viene trabajando para contener y desactivar desde hace dos meses. Y perdido por perdido, otra alternativa es que la reforma se lleve adelante y que el costo económico lo sufran las provincias por no disciplinar a sus legisladores.
Pero la preocupación central es si lo que está sucediendo con el proyecto de ganancias, puede anticipar la unidad electoral del Peronismo en las legislativas del año próximo. Desde mediados de año, sectores del oficialismo vienen trabajando para que Cristina y no Massa sea el eje de la oposición al gobierno.
Pero la dura reacción del Presidente en su contra, ha tenido el efecto exactamente contrario, al transformarlo hoy en la figura más relevante del campo opositor, por su rol en la reforma del impuesto a las Ganancias. Fue el Presidente de la Cámara de Diputados (Monzó) -quien días atrás sostuvo públicamente que debía cambiarse el gabinete incorporando a figuras del Peronismo dialoguista- quien ahora advirtió "hay una alerta de que el Peronismo pueda unirse".
Por su parte la Gobernadora de la provincia de Buenos Aires (Vidal), continúa su política -diferente a la de Macri- de incorporar peronistas a su gabinete designando a uno a cargo del área de Vivienda. El Peronismo no tendrá liderazgo hasta que un dirigente del mismo llegue a la Presidencia de la Nación y la elección legislativa a lo sumo dará un referente o un candidato para las presidenciales de 2019. Pero cuando se trata de ocupar espacios de poder, esta fuerza política tiene un "instinto", por el cual suele unificarse para ocuparlo y algo de ello puede estar sucediendo.
Pero detrás de este fenómeno se encuentra un hecho político: el gobierno está perdiendo el control de la calle, lo que resulta relevante para una administración no-peronista. El mismo día que diputados votó la reforma del impuesto a las Ganancias, aprobó la "emergencia social" que transfiere 10.000 millones de pesos anuales a los "Movimientos Sociales" (piqueteros), los próximos tres años.
Tuvo 227 votos a favor (todos los que votaron Ganancias más Cambiemos), con sólo 4 abstenciones (la izquierda pura). Hasta el 23 de noviembre, el Ejecutivo decía que iba a impedir la aprobación de esta ley en el Congreso y en caso de que fuera aprobada la vetaría. Pero ante la amenaza de estos Movimientos, de que las protestas se multiplicarían en los últimos días del año si no se aprobada la ley, el gobierno optó por ceder, tras la firma de un acta de compromiso para evitar protestas durante los próximos tres años.
Pero al día siguiente uno de los tres dirigentes sociales firmantes en representación de los demás (Castro) fue claro al decir que el compromiso era sólo de no saquear, pero que la lucha continuaba. La semana pasada mostró una proliferación de protestas en las calles, sobre todo en la Ciudad de Buenos Aires. Piqueteros que no se sumaron al acuerdo cortaron la Avenida 9 de Julio y otras calles y avenidas; piqueteros firmantes del acuerdo, instalaron ollas populares en diversos lugares de la ciudad exigiendo el cumplimiento del compromiso acordado con el gobierno; a ello se sumó un paro se subtes; la 36ª "Marcha de la Resistencia" de las organizaciones de derechos humanos; las movilizaciones del sindicato de juegos de azar contra la posibilidad que un aumento impositivo al sector y taxistas protestando contra el servicio de la empresa Uber.
El propio Jefe de Gobierno porteño (Rodríguez Larreta), reconoció que la ciudad había "sido un caos" y la Ministra de Seguridad (Bullrich), tras decir que iban a tener lugar incidentes violentos en los últimos días del año, anuncio que investiga a quienes convocan por Facebook a "saquear y robar" a fin de año.
La debilidad que muestra el gobierno en el control de la calle, es el antecedente que explica la decisión del Peronismo de unirse en la reforma del impuesto a las Ganancias. El anuncio de que se investigará a quienes desde Facebook convocan a ganar la calle el 19 de diciembre y de que las Fuerzas Armadas reemplazarán a la Gendarmería en dar seguridad a las represas para liberar gendarmes, parecen más señales de imagen que acciones concretas para conjurar riesgos.