Notas de Opinión

El dinosaurio

FOTO WIKIPEDIA
Crédito: JURASSIC PARK. La película ofrece una alegoría sobre dinosaurios humanos que no pueden seguir el ritmo de los avances tecnológicos.

Por Edgardo Peretti

En 1993 el cineasta norteamericano Steven Spielberg estrenó su primera versión de la película “Jurassic Park” (Parque Jurásico para nosotros) con la cual embolsó una camionada de dólares y a la fecha, casi tres décadas después, ya anda por octava versión, y -seguro- una más que viene en camino.
Uno recuerda que a principios de los setenta aún mantenía vigencia el debate acerca de la efectividad de la “penetración cultural yanqui”, lo cual -en tiempo cronológico- quedó en desuso; un poco porque los consabidos señores mascadores seriales de chicle resuelven sus diferencias a puro bombazo (atómico, de ser necesario) o con alguna revolución, y otro poco porque la batalla cultural la vienen ganando por paliza, literalmente escribiendo.
Y aunque uno se niegue, sabe que viene perdiendo. Y por goleada. La referencia a la película de este genio de cine (autor de obras mucho más trascendentes y notables que estos bodrios “pochocleros”) es un punto que puede tomarse como medida. ¿Qué pasará con nosotros los humanos cuando sigamos haciendo todo lo posible para sobrevivir y no podamos?
Apelando al uso de mi propia máquina del tiempo me propuse un modesto ejercicio, tomando a mi arbitrio el uso del reloj, el calendario y el Almanaque “Bristol”.
Según mi propuesta, he colocado a un alumno avanzado de séptimo grado, promoción 1971 (13 años) de una escuela primaria de esta ciudad, obviamente, con la formación, tiempos, contingencia, escenario y tecnología de hace medio siglo, en condiciones de competir con un estudiante actual, digamos universitario o terciario, de unos veinte años, en las mismas pautas de conocimiento.
Podríamos acudir en ayuda de un cuestionario de un centenar de preguntas, “múltiple choice”, sobre cultura general, para ambos estudiantes.
No tengo que decir que el resultado sería abrumadoramente favorable, quizás en una proporción de tres a uno, en favor del alumno que viene del pasado. ¿Es una mente superior? No. Fue educado en un sistema de alta densidad, enciclopedista, con constante presión y con un amplio espectro de conocimientos a su disposición.
¿Acaso el universitario/terciario es un careciente de intelecto? No. Es probable que disfrute de ciertas licencias calificatorias o de exigencia, inusuales e impensadas en otro tiempo, pero no está fuera de lo que sistema cataloga como normal.
Sigamos adelante. Coloquemos en la misma posición al alumno de séptimo (1971) con Catalina, mi sobrina/nieta de tres años y medio, próxima a ingresar a la sala de 4, pero no ya con un cuestionario sino con un teléfono celular en el medio.
¿Alguien duda de lo que pasará? El preadolescente, reciente ganador de la compulsa ante alguien con mayor edad y recorrido escolar que él, queda descolocado; no solamente porque no sabrá manejarlo, sino porque no sabe qué es.
En tanto, Catalina sabrá activarlo y con sus hábiles deditos estará buscando el dibujo de la chanchita Pepa o alguna canción de moda para su gusto. Y lo hará bien hasta que se canse, ella o la batería. Abusando de la magia que nos provee nuestra imaginación, ese chico quizás sea hoy un adulto que se maneja con absoluta comodidad y fluidez en las redes en todo lo virtual, y hasta transite esa acción con exceso, como sucede con la mayoría de esa franja etaria.
También puede ser que haya quedado afuera del sistema, por razones diversas. Que no sea capaz, siquiera, de manejar un cajero automático, menos un pago electrónico o pedido “on line” o un turno en un banco.
Esa persona, ese individuo es un dinosaurio que va camino a la extinción. Y lo sabe, pero no le importa; el mundo ya es demasiado complejo para transitarlo con su realidad y aspira a sobrevivir con lo que tiene. El otro, el que sabe hacer de todo, canchero con sus variados dispositivos y plataformas, también es una especie en peligro de desaparecer pronto, pero no se preocupa tanto; mientras siga abierto Jurassic Park y Spielberg continúe con la zaga, tiene refugio asegurado.
El problema será cuando lo cierren.

Autor: REDACCION

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