Por Victoria Cardiel
CIUDAD DEL VATICANO, 25 (ACI PRENSA).-El Papa León XIV advirtió sobre los “falsos dioses del consumismo, el poder y la autosuficiencia”, e invitó a discernir nuevos caminos de evangelización “en las fronteras geográficas, culturales, intelectuales y espirituales”.
El Santo Padre hizo estas consideraciones al recibir a los superiores de la Compañía de Jesús (Jesuitas) en el Vaticano a los que pidió permanecer fieles a su carisma misionero en los contextos más desafiantes de la sociedad contemporánea.
El Padre General Arturo Sosa encabezó el grupo que conformaban 100 jesuitas, entre los que se encontraban Provinciales y Superiores Regionales, Presidentes de las Conferencias, Consejeros Generales, Secretarios y traductores, según la propia orden.
“En todos los continentes, incluso en las sociedades secularizadas, muchos buscan un sentido, a menudo sin darse cuenta (…) Encontrad a las personas en esa inquietud, comunicad la alegría del Evangelio con humildad y convicción”, exclamó el Papa ante los superiores jesuitas reunidos en el Vaticano.
El Papa subrayó que, en medio de estas transformaciones, “Cristo sigue enviando a sus discípulos” y que la Compañía de Jesús, está llamada a estar allí donde las necesidades de la humanidad “se encuentran con el amor salvador de Dios”.
Recordando el testimonio de San Ignacio de Loyola y de sus primeros compañeros, León XIV afirmó que los jesuitas “no temían la incertidumbre ni las dificultades; se dirigían a los márgenes, donde la fe y la razón se cruzaban con nuevas culturas y grandes retos”.
Así, invitó a los jesuitas a ir a los “lugares de riesgo, donde los mapas conocidos ya no bastan”. “Hoy repito —añadió el Papa León XIV—: la Iglesia os necesita en las fronteras, ya sean geográficas, culturales, intelectuales o espirituales”.
“En la encrucijada de las ideologías, ha habido y hay jesuitas”
El Papa citó a San Pablo VI, quien en 1974 reconocía que “en cualquier lugar de la Iglesia, incluso en los campos más difíciles y extremos, en la encrucijada de las ideologías, ha habido y hay jesuitas”.
También evocó las palabras de Benedicto XVI, quien pedía hombres “con una fe profunda, una cultura sólida y una genuina sensibilidad humana y social” capaces de mostrar “la armonía entre la fe y la razón y de revelar el rostro de Cristo a quienes aún no lo conocen”.
En su discurso a los jesuitas, León XIV identificó algunas áreas fronterizas actuales. El Pontífice destacó, por ejemplo, el camino de la sinodalidad como una frontera particularmente significativa dentro de la vida eclesial actual. “El camino sinodal —dijo— nos llama a todos a escuchar más profundamente al Espíritu Santo y a los demás, para que nuestras estructuras y ministerios sean más ágiles, más transparentes y más sensibles al Evangelio”.
Otro ámbito de misión que el Papa definió como frontera esencial es el de la reconciliación y la justicia. León XIV denunció “los conflictos, la desigualdad y los abusos” que desgarran al mundo.
“Debemos oponernos a la globalización de la impotencia con una cultura de la reconciliación —afirmó—, encontrándonos unos con otros en la verdad, el perdón y la sanación”. Así, llamó a los jesuitas a convertirse en “expertos en reconciliación, confiando en que el bien es más fuerte que el mal”.
El Papa dedicó también una parte sustancial de su discurso a la reflexión sobre la tecnología y la inteligencia artificial. Reconoció su potencial para el florecimiento humano, pero advirtió de los peligros de “aislamiento”, “pérdida de trabajo” y “manipulación”.
“La Iglesia debe ayudar a orientar estos avances desde el punto de vista ético —dijo—, defendiendo la dignidad humana y promoviendo el bien común. Tenemos que discernir cómo utilizar las plataformas digitales para evangelizar, formar comunidades y desafiar a los falsos dioses del consumismo, el poder y la autosuficiencia”.
También llamó a “caminar con los pobres” y denunció las consecuencias de un sistema económico “impulsado por el lucro por encima de la dignidad de la persona”.
“Vivimos bajo la dictadura de una economía que mata”
“Vivimos bajo la dictadura de una economía que mata —recordó, citando su exhortación Dilexi Te—, en la que la riqueza de unos pocos crece exponencialmente mientras la mayoría se queda atrás”.
Y añadió: “El verdadero discipulado requiere tanto la denuncia de la injusticia como la propuesta de nuevos modelos basados en la solidaridad y el bien común”.
Por otro lado, instó a los jesuitas a “acompañar a los jóvenes”. El Papa reconoció su diversidad y su deseo de autenticidad: “Los jóvenes están en movimiento, buscan sentido y justicia. La Iglesia necesita hablar su lenguaje no solo con palabras, sino con presencia y coherencia. Hay que crear espacios donde puedan encontrar a Cristo, descubrir su vocación y trabajar por el Reino”.
Finalmente, al referirse al cuidado de la casa común, León XIV retomó las palabras de Laudato Si’: “Los jóvenes exigen un cambio. Se preguntan cómo se puede pretender construir un futuro mejor sin pensar en la crisis medioambiental”.
El Pontífice insistió en que la conversión ecológica “es profundamente espiritual” y pidió a las comunidades jesuitas ser “ejemplos de sostenibilidad, sencillez y gratitud por los dones de Dios”.