Notas de Opinión

Elogio de la desmesura


En un contexto de crisis global y de algo muy parecido a una subespecie de ajuste nacional, la señora presidenta de la Nación, solicitó moderación y solidaridad social a todos los argentinos siendo explícita respecto de empresarios, de gremialistas y del propio Estado.

¿Acaso el Congreso Nacional no es un Poder y una Autoridad de la Nación Argentina?

El espíritu de la perspectiva democrática y republicana históricamente prevaleciente respecto que los cargos y funciones políticas son “honra y distinción” e implican voluntad y capacidad de servicio, razones para las cuales resulta imprescindible y esencialmente impostergable dotar a toda expectativa y a toda banca legislativa de virtudes, bondades, decoro y sobriedad,

Así pues y, sin titubeos, el último “dietaso” conocido irrita y mucho resultando para la conciencia colectiva tan injustificado, inequitativo e inoportuno como inexplicable Pero, no solo eso. Provocó el incremento de la indignación y el refunfuño ciudadano generalizado así como la legalización y la expansión de inequidades aberrantes.

En efecto, la secular postergación de antiguos y legítimos reclamos salariales (si los hay) de nuestros admirables maestros, peones y médicos rurales, de nuestros enfermeros, agentes del orden, empleados domésticos, docentes e investigadores universitarios, bomberos y más, ya puede ser traducida y traducible en subestimación, desdén, desprecio y hasta en una burla pública tan inadmisibles como inaceptables.

De tal modo, este “dietaso” es del todo ajeno a la imperiosa necesidad argentina de asumir y compartir sacrificios pero, también nos late reñido y lamentablemente contrapuesto a los propios índices oficiales del INDEC.

Ahora cuando Argentina es toda una paritaria nacional a la que se le insinúan topes para cada aumento salarial del orden de entre un 18% y un 25%; poco menos, poco más, este “dietaso” es escandaloso.

Cuando verificamos la productividad de los legisladores nacionales en función de sus atribuciones, fueros, retribución y responsabilidades, este “dietaso” es escandaloso.

Cuando desde fines de 2010 y durante todo 2011, los legisladores en general estuvieron “de campaña” por el país, eso no solo se llama sino que es un escándalo.

Cuando sabemos y no sólo por visibilizaciones de acérrimos y acendrados antagonismos y mezquindades legislativas (Vg., “no dar quorum”, etc.) y, súbita e inauditamente nos anoticiamos ´por filtraciones´ de una extravagante mayoría absoluta o unanimidad en la aprobación de la resolución respectiva para la percepción y cobro de todos estos “dietasos”, bueno esto ya es la consumación misma del propio escándalo.

Dice un sabio proverbio: “el que no trabaja, que no coma”. Y qué decir si además se verificaran fondos públicos con afectación legal específica para productividad y competitividad legislativas “desviados” en ocios, campañas político-clientelares y bianuales; viajes inexistentes pero canjeables en dinero y, así mucho más, de menos.

Bastaría para certificar y legitimizar estas aseveraciones con solo autoconvocarnos munidos de coraje y autodeterminación cívico-política, veraz y creíble, mediante consulta popular, plebiscito y/o referendum, segura y fatalmente deslegitimantes de desmesuras semejantes.

Finalmente y, como toda paciencia tiene su límite, ante semejante certeza ya es hora de que los legisladores nacionales “pongan sus barbas en remojo” puesto que la distinción legislativa no es para ricos ni para ladrones, tampoco para cínicos o canallas sino para idóneos y probos servidores de la Patria que, como todos, comparten índices oficiales y sacrificios comunes desde el compromiso y en la convicción republicana de que: “¡la lección del ejemplo, gana a todas en elocuencia!”

Autor: Roberto F. Bertossi

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