Notas de Opinión

En una burbuja

Lo del domingo por la noche, tratando de explicar como una derrota se transformaba en victoria por una simple expresión de deseos ajustada al relato, cuando en realidad se le habían fugado 4 millones de votos, tuvo visos patéticos. Ese escenario fue una muestra cabal del descalabro, con gente tratando de lograr rostros alegres y risueños cuando en realidad eran simples muecas adustas, con la excepción del vice Boudou que había sido rescatado del ostracismo que se le impuso los últimos días previos a las elecciones por su condición de piantavotos, quien con exageradas risotadas demostró, al menos, una tremenda desubicación.

La presidenta Cristina Fernández, una vez más, estuvo ajena a la realidad, ignorando los hechos y ajustándolos a sus deseos. "Somos la primera fuerza", dijo, pareciendo seguir el guión que le había anticipado Borestein en su columna de ese mismo domingo en Clarín, su enemigo más odiado, y al parecer, por lo que sostuvo después en Tecnópolis -donde sí apareció la verdadera Cristina- fue el principal causante, o uno de ellos, del revés electoral. Olvidó en cambio cualquier alusión a las derrotas en Buenos Aires, Capital, Santa Fe, Córdoba y Mendoza -tres distritos que explican el 67% del padrón-, aunque sumándose además Chubut, San Juan, Catamarca, San Luis y Santa Cruz para llegar al marcador final de 74 a 26.

En su nueva aparición del miércoles, la Presidenta convocó a dialogar sobre la economía a los "titulares" pues no quiere hacerlo con los "suplentes", ninguneando la conformación de la lista de Sergio Massa que acababa de propinarle una paliza. ¿Qué puede dialogar con la UIA, los Bancos y los gremios si ya ratificó que el rumbo no se cambiará un centímetro? Muy parecido al diálogo político después del revés de 2009, en lo que parece ser un revival, para ganar tiempo y recomposición mirando a octubre. 

Entre los sectores convocados no figuró el campo, ignorándolo como si no fuera parte de la economía, cuando en realidad con su producción es el que sostiene el funcionamiento del gobierno. Con los recursos provenientes de las retenciones, por ejemplo, se puede pagar la importación de energía que este año demandará 13.000 millones de dólares, un cuadro gravísimo y que posiblemente empeore, consecuencia de las políticas erróneas que se han venido aplicando en esta década, lo que deshilacha la calificación de ganada. Aunque aún así, frente a la evidencia, nunca hubo corrección ni retroceso.

En Tecnópolis la presidenta Fernández se mostró recompuesta, sobre el escenario que le gusta en medio de aplausos, papelitos, cortinas musicales y vítores que ocultan cualquier tipo de adversidad, contrariamente al domingo por la noche, cuando tuvo la gran oportunidad de comenzar a recorrer el camino de la reconciliación con la gente, pero en cambio prefirió el disfraz, el disimulo, el ocultarse dentro de la burbuja, el negamiento de la realidad. "Somos la mayor fuerza", pareció ser su único argumento, cuando la derrota tenía el simbolismo de un mazazo. Reivindicó en cambio la victoria en la base de la Antártida y en una comunidad qom de Formosa, donde los aborígenes luego aclararon que no los dejaron votar allí. "Miren si vamos a votar a un gobierno que nos quiere aniquilar", aclaró el cacique Félix Díaz.

Cristina fue quien eligió los candidatos en cada uno de los distritos, además la jefa de campaña, pero ahora para enfrentar la derrota culpa a los medios hegemónicos, los creadores de "la cadena nacional del odio y del desánimo".¿Cómo pueden ser tan poderosos cuando el 80% de los medios se encuentran en manos o al servicio de la propaganda oficial? Se trata, sin dudas, de otra forma de eludir responsabilidad. Las culpas, son siempre de los otros.

La incertidumbre acosa desde todos los flancos, chocando por ejemplo la postura de Carta Abierta que pide apertura para ver porque se fueron los 4 millones de votos, en tanto La Cámpora dice "Ni un paso atrás". 

Pero, ¿ahora cómo sigue? Las pautas ya fueron dadas en este último discurso presidencial. Se remarcarán los ataques a la oposición, a los medios, se buscará avanzar con la ley de medios para tratar de acallar las voces críticas, es probable que se reflote el intento de controlar a la justicia, y se buscará tiempo, indispensable para reagrupar la tropa. 

Para las elecciones de octubre quedan dos meses y unos pocos días de yapa, un margen escaso cuando las soluciones que reclama la gente, básicamente por la inflación y la inseguridad requieren largo plazo. Nadie tiene la bola de cristal, pero la lógica indica que no hay que esperar demasiadas variantes.

En cambio 2015 está mucho más lejos, y ahí sí el espacio de maniobra es suficiente para cualquier intento. Si recordamos la dura derrota de 2009 y luego el 54% de 2011, es aventurado hablar de "fin de ciclo". No siempre todo es lo que parece, y más con el kirchnerismo en juego, que en esta década ha dado suficientes pruebas de su capacidad de maniobra, y además, sin ninguna clase de límites. ¿Qué el intento de re-reelección no es posible? Es cierto, pero no lo cerremos del todo.

Autor: Roberto Actis

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