Notas de Opinión

Enemigo común

¡Vamos! ¡Qué saber de sufrimientos, no es cuestión de edad, ni de trayectoria! Nuestros jóvenes argentinos están sufriendo. Nuestras familias están aterradas. La droga amenaza cual tremenda bomba atómica que en lugar de cobrarse muchas vidas en una magnífica explosión, lo hace día a día, cercenando, malogrando a personas de todas las clases sociales, muchachos humildes en general, artistas del canto o la televisión. Clínicas de recuperación que no alcanzan a contener a todos. Tratamientos que llegan tarde o no llegan nunca. Madres quebrantadas. Jóvenes destruyendo su futuro y el de la patria necesitada de sus logros de grandeza. La droga es en un problema de estado. Pero en cada casa,

cada día, es nuestro problema. Los que somos concientes de ello debemos demostrarles a los jóvenes por qué la droga no les conviene. Hablar claro. Enseñarles que no todo lo que se pone de moda es bueno. Desde la intrascendencia de romper o desteñir los pantalones, ponerse zapatos feos que suman esguinces productivos para los traumatólogos, hasta corromper el alma. Sin miedo. Convencidos. Ya no importa como pensemos política o religiosamente. Ya no cuenta de qué vereda estamos porque todos, absolutamente todos los argentinos, tenemos un enemigo común. Un enemigo que a la hora de atacar no discrimina y es poderoso porque posee armas mortales y muchísimo, pero muchísimo dinero. Si ante esta inaudita realidad social, nos cruzamos de brazos porque creemos que el que está amenazado es siempre el hijo del vecino, la sorpresa un día podría arrancarnos la alegría.

 Insisto. Para mí, es un grave problema de estado. Pero también lo es para todos y cada uno de nosotros. Si le exigimos a todos los gobernantes que encabecen la batalla, si le sumamos voluntades sanas, un poco de inteligencia, e

inventamos algunas estrategias, utilizando la palabra oportuna con los que amamos, quizás les estaríamos poniendo palos en las ruedas a los delincuentes. No lo sé. Solo siento que no me puedo quedar quieta, resignada. Ustedes ¿qué

opinan?


Edith Michelotti

Autor: Edith Michelotti (*)

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