Por Guillermo Briggiler

La economía argentina sigue transitando un período de fuertes tensiones, en el que convergen compromisos financieros urgentes, un escenario político-electoral agitado y la búsqueda de estabilidad frente a la inflación persistente. Esta semana se destacó por la presentación del Presupuesto 2026, el repunte de la actividad económica, la presión cambiaria y el debate en torno al pago de la deuda.

El gobierno nacional expuso un plan de cuentas que busca consolidar un superávit fiscal, con metas de equilibrio incluso después de afrontar el servicio de deuda. Al mismo tiempo, se prevén aumentos en pensiones, salud y educación, lo que refleja la intención de atender demandas sociales sin abandonar la disciplina fiscal. Sin embargo, la derrota electoral en la Provincia de Buenos Aires encendió luces de alerta y dejó en evidencia la dificultad de sostener el ajuste en un clima político cada vez más sensible.

En el frente productivo, los últimos datos muestran un crecimiento del producto en torno al 6,5% interanual en el segundo trimestre, confirmando que la recuperación iniciada tras la recesión de 2024 continúa. De todos modos, persisten debilidades en sectores industriales y de consumo, con un financiamiento caro que limita la expansión y condiciona la inversión privada.

La inflación se mantiene en niveles elevados: en agosto fue cercana al 2% mensual, con un acumulado de más del 19% en lo que va del año. La reciente suba del dólar oficial y mayorista amenaza con trasladarse a precios en septiembre, especialmente en bienes importados y servicios dolarizados. Este escenario se combina con la incertidumbre política y con un riesgo país que aún permanece alto.

En materia de deuda, el gobierno ratificó que cumplirá con sus obligaciones sin margen para postergaciones. La consigna de que “la deuda se paga” refleja la estrategia de sostener la credibilidad internacional y preservar el acceso al financiamiento. El Presupuesto 2026 busca blindar esta prioridad, aunque el desafío será hacerlo compatible con un escenario social que exige respuestas en empleo, educación y protección de ingresos.

Los próximos meses pondrán a prueba la capacidad de sostener la disciplina fiscal, contener la inflación y administrar expectativas. La economía avanza en medio de un delicado equilibrio entre ajuste y demandas sociales, en un clima político volátil.

En la semana del Día del Estudiante, la coyuntura económica se cruza con las expectativas de las nuevas generaciones. Mientras los jóvenes celebran su día y piensan en su futuro, el país debate cómo alcanzar un rumbo de estabilidad que les brinde oportunidades reales de desarrollo. La inversión en educación y el crecimiento sostenido no son solo cifras en un presupuesto: son la base para que los sueños de hoy se conviertan en proyectos concretos mañana.

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