Notas de Opinión

Espaldarazo de confianza a la gestión de Cambiemos

Por Emiliano Rodríguez (*)


Un significativo espaldarazo de confianza recibió ayer la gestión del frente Cambiemos, que pese a su cuestionada

política económica logró imponerse no tanto en la Capital Federal

-como se esperaba-, sino también en la estratégica provincia de

Buenos Aires, relegando a un inesperado segundo plano a la ex

presidenta Cristina Kirchner.


Al cabo de una campaña relativamente breve, pero intensa en el

distrito más populoso de la Argentina, el oficialismo obtuvo uno

de esos éxitos que garantizan gobernabilidad o que al menos

permiten, en el caso de ratificar este desempeño en octubre,

comenzar a transitar una segunda mitad de mandato sin turbulencias

políticas de temer en el corto plazo.


En las últimas semanas, el macrismo se esforzó para instalar la

idea de que el candidato en estos comicios de medio término era

"el proyecto" y que una eventual derrota podía desencadenar una

"vuelta al pasado", o sea, al kirchnerismo, al que el Gobierno

insiste en relacionarlo con la corrupción.


La estrategia, considerada incluso como una "campaña de miedo"

por la oposición, parece haberle rendido frutos a Cambiemos, con

su gurú ecuatoriano Jaime Durán Barba a la cabeza, ya que ganó en

la ciudad de Buenos Aires y en la Provincia condenó a Cristina a

cumplir un descolorido rol de actriz de reparto, lo que torna aún

más sabrosa la victoria en las urnas.


La ex presidenta, que probablemente se convierta en senadora

nacional en los comicios del 22 de octubre venidero, luchaba voto

a voto este domingo por la noche en su intento por desplazar del

primer puesto al macrista Esteban Bullrich, que se imponía por

apenas 2 puntos sobre la líder de Unión Ciudadana escrutadas el 70

por ciento de las mesas.


DOS POSIBLES RESULTADOS,

UNA MISMA ECUACION

Sea cual fuera el resultado final de esta carrera por la cima

de las preferencias al cabo de la convocatoria a las urnas en la

Provincia, la ecuación para Cristina no debería variar mucho, si

es que efectivamente su objetivo de máxima está puesto en 2019,

con apenas dos alternativas posibles, una más alentadora que la

otra: ganó, pero perdió; o perdió, pero ganó.

Ocurre que si bien logrará ocupar muy probablemente una banca

en la Cámara alta a partir de diciembre, desde donde comenzar a

edificar -o no- sus aspiraciones y posibilidades de regresar a la

Presidencia dentro de dos años, triunfar o perder por uno o dos

puntos este domingo quizá termine convirtiéndose en octubre en un

simple "premio consuelo" para la ex mandataria.


La votación decisiva -claro está- será la que ocurra dentro de

poco más de dos meses, cuando Cambiemos intentará confirmar su

rendimiento en estas Primarias Abiertas, Simultáneas y

Obligatorias (PASO) e incluso mejorar su desempeño si logra sumar

el llamado "voto útil" o, por qué no decirlo, "voto anti-K".


Para Cristina, un traspié ahora, posiblemente signifique un

nuevo tropezón en octubre; pero un eventual triunfo, ajustado,

sufrido, no necesariamente debería traducirse en victoria en

octubre: y ciertamente, la ex presidenta necesita de los éxitos

como del aire que respira para lanzarse eventualmente a una

carrera presidencial de largo aliento con la mira puesta en 2019

(faltan dos años aún).


Desafiando las encuestas -que anunciaban un holgado éxito de

Cristina sobre Bullrich-, e incluso a pesar de su cuestionada

política económica (de ajuste, por cierto), el macrismo no solo se

lució en la Capital Federal, donde arrasó Elisa "Lilita" Carrió,

sino que en la Provincia, con la gobernadora María Eugenia Vidal

al frente de la campaña, salió definitivamente airoso en un test

clave, crucial, para el futuro inmediato del Gobierno.


(*) Secretario General de Redacción de la agencia Noticias

Argentinas (NA). 

Autor: REDACCION

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