Notas de Opinión

Eterna desconfianza

Vivimos días agitados, en todo  sentido. Y eso que  los argentinos estamos bastante habituados a esta clase de situaciones inesperadas o quizás no tanto, pero que parecen formar parte de nuestra vida, lamentablemente. El mundial de fútbol nos tiene a mal traer y como para no ser menos parece haber abierto su propia grieta alrededor de Messi, en tanto que la economía continúa tan agitada como siempre, o mucho más que siempre. Existen entre ambas algunas aproximaciones, que aunque con muy distintos efectos y consecuencias, vale mencionarlas aunque lejos exista animosidad comparativa.

Es que en los dos casos surgieron salvavidas que parecen tener  cierta cercanía con aquél dicho "Dios es argentino" -aunque tengamos a su representante el Papa que no es poco, dada la avalancha de dificultades que siempre nos acechan-, pues luego del espanto de los dos primeros juegos ante Islandia y Croacia, apareció esta posibilidad de ganarle a Nigeria y pasar de ronda. Claro, está en nuestras manos, y para eso la selección deberá pegar un tremendo giro de todo lo horrible que mostró el engendro de Sampaoli, ese personaje gesticulador, misterioso y siempre al borde de la histeria que no hizo otra cosa que trasladar su inestabilidad emocional a los futbolistas. Aunque en definitiva la responsabilidad sea de quienes lo pusieron en ese lugar -Tapia, Angelici, Moyano y compañía-, a un altísimo y doloroso costo en dólares que hoy tanta falta hacen, tras anular su contrato con el Sevilla y acordar el suyo propio y nada menos que por 5 años. Hoy el repaso de errores es innecesario pues quien más quien menos conoce bastante bien esta historia. Antes estuvo Grondona, ahora Tapia y compañía. ¿Cambió algo? Absolutamente nada, confiemos, mejor dicho roguemos que esto no tenga semejanza con el país.

El fútbol tiene que ver con nuestros sentimientos, con nuestro ánimo, anidando en la mente pero apuntando al corazón, mientras que la economía se instala en otros planos, como la supervivencia, el sostén familiar y por sobre todo la dignidad, pegando más fuerte en el estómago. Es verdad, son casos diferentes, con muy distintos tiempos y consecuencias, pero en estos días tienen paralelos ya que están esperanzados en la confianza. Un valor  muy escaso, pues además de lo reciente llevamos sobre los hombros una pesadísima historia de frustraciones. 

El préstamo del FMI y la declaratoria de "país emergente", aunque esto último nadie sepa bien que significa, parecen ser algo así como una última oportunidad para poner la casa en orden luego de más de 70  años de desórdenes y de la reciente década que arrasó con lo poco que quedaba en pie. Pero claro, para eso se deberán hacer esfuerzos, que por sobre cualquier otra prerrogativa, deben ser equilibrados y parejos, sin excepciones ni privilegios. No existe otra forma, pues si se insiste con que la fiesta la paguen sólo algunos, vamos otra vez hacia el abismo. Ya se desperdició demasiado tiempo, siendo que es tan escaso. Tampoco es tiempo de prometer cosas que después no se puedan cumplir, evitar tropezar con las mismas piedras. Antes Macri fijó un semestre para ver mejoría y le erró más que feo, ahora se habla de fin de año, cuando todo indica que será mucho más que eso, siempre y cuando se hagan las cosas  en serio. Ojalá sea de esa manera, pero la confianza, tanto en la selección como en la economía, no se consigue más con palabras, se necesitan hechos, acciones, realidades. Y está bien que sea de esa manera.

Mientras parece que estamos en el mundial de la desconfianza, todo sigue andando, sin muchas variantes. Mañana nuevo paro, claro indicativo de la convulsión social en aumento que desemboca en el año electoral puesto en marcha, mal que nos pese. Reclamos más que legítimos tras el salto de casi el 50% que pegó el dólar, aunque bien aprovechado por algunos que buscan ocultar sus complicadas situaciones judiciales con estas demostraciones de fuerza y aprietes, junto a otros que ya fogonean hacia las urnas. En tanto,  como a perro flaco nunca le faltan pulgas, en mayo cayó el déficit comercial 123%, cayó la producción industrial y las ventas en los súper se contrajeron lo que significa que cayó el consumo, es decir, el más fiel indicador de la situación social.

En el Senado en tanto, Pichetto y Fuentes le reclamaron fuerte a Michetti haber enviado a demasiadas comisiones el proyecto de los diputados sobre el aborto por la demora que impondrá al tratamiento, pero no dijeron ni mu sobre la ley de extinción de dominio que hace dos años y medio está esperando ser aprobada y cuenta media sanción de la Cámara baja. ¿De qué se trata esta ley? Pues permite recuperar bienes de los corruptos y narcotraficantes, quienes da la impresión gozan allí de cierta protección.

También por estos días está en juego la jubilación privilegiada que pide el ex vicepresidente Boudou, quien parece tener un inevitable futuro de rejas. Y finalmente, en el rápido repaso, en Venezuela país que supo ser nuestro espejo, el presidente Maduro aumentó el salario básico a 2 dólares mensuales, que son 3 millones de bolívares y unos 56 pesos de los nuestros. Pequeñas cosas a tener presente.

Autor: Roberto Actis

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