La semana agrícola (previa a la lluvia de ayer) que releva el Servicio de Estimaciones de la Bolsa de Santa Fe, para el centro norte provincial, arrojó el siguiente panorama: “los valores pluviométricos oscilaron desde mínimos de 1 a 5 mm y máximos de 15 a 18/20 mm. Las temperaturas fluctuaron entre mínimas de 15 a 25 ºC y máximas de 28 a 42 ºC”. En este sentido, “el sector productivo activó el movimiento de equipos o sembradoras un par de días, aprovechó así, el agua útil disponible en la cama de siembra, que, con el aumento de las temperaturas y el ambiente muy seco, disminuyó. Con dicho paisaje, finalizó la siembra de la campaña 2022/2023”.
Para la soja tardía concluyó la implantación y no se alcanzaron las 580.000 ha que se habían estimado inicialmente. La superficie lograda en dos etapas muy marcadas, la primera en diciembre de 2022 que llegó al 70 %, unas 406.000 ha y la otra entre mediados y fines de enero 2023, el 30 %, o sea 133.400 ha, que totalizaron 539.400 ha, con un 7 % menos, a lo proyectado al principio del ciclo.
Para el intervalo comprendido hasta el 14 de febrero de 2023, los pronósticos prevén desde su comienzo, días soleados, temperaturas diarias en ascenso, nubosidad en aumento, estabilidad climática, buen tiempo cambiando a mediados y fines del domingo 12 a inestabilidad climática, con altas probabilidades de precipitaciones de variadas intensidades y montos, principalmente el lunes 13. Situación que se extendería en toda el área de estudio hasta el final del período. Las temperaturas fluctuarían entre mínimas de 20 a 27 ºC y máximas de 29 a 40 ºC.
GIRASOL, CON ESCENARIO DISPAR
La inestabilidad y las lluvias locales, de bajos registros pluviométricos, no condicionaron el normal avance de la cosecha del girasol, por lo que: “En los departamentos del norte santafesino se alcanzó el 100 % del área sembrada, en la región centro el 75 %; y en la sur, un 45 %”.
No se registraron variaciones de importancia en los rendimientos promedios que continuaron siendo irregulares, bajos, dadas las características ambientales de estrés hídrico o térmico que atravesaron el ciclo, con mínimos de 4 - 6 a 8 qq/ha y máximos de 18 a 20 qq/ha.
MAÍZ TEMPRANO
Las diversas realidades climáticas que atravesaron el desarrollo del maíz, llevaron a los productores a la toma de diversas decisiones, por lo que el cereal se picó/embolsó, enrolló en planta o ensiló y hasta se lo pastoreó.
El porcentaje de los maizales que quedaron en pie irían a producción de grano comercial, que tras un primer relevamiento se estimó una disminución del 35 al 37 % en el rendimiento promedio al obtenido la campaña pasada que llegó a los 67,5 qq/ha.
Sin embargo, en algunos lotes puntuales continuó el proceso de cosecha, con rendimientos muy bajos, por lo que se lo destinaría al consumo local.
SOJA TEMPRANA
Los cultivares de soja temprana que reaccionaron favorablemente a las lluvias, aumentaron el volumen de la masa foliar, mejoraron la estructura de las plantaciones y paulatinamente, iniciaron la etapa reproductiva.
Tal situación se caracterizó por su heterogeneidad e irregularidad, dependiendo de la localización geográfica de cada lote. Situación que se seguiría monitoreando y evaluando, ante los futuros escenarios ambientales.