Notas de Opinión

Inflación, la madre de los problemas

Aunque el término no sea utilizado por funcionarios del gobierno, que mucho se cuidan de hacerlo por temor a la vinculación con otras épocas, estas medidas iniciales que se dispusieron para ir implementando "las correcciones" anticipadas por la presidenta Cristina Fernández, son un ajuste. Quiérase o no. Si bien puede disentirse con lo tardío de su aplicación, tal vez por aquello de las precisas instrucciones de no dar malas noticias antes de las elecciones, además de cierta sensación de desprolijidad, se trata de medidas que caían de maduras. Es que el tiempo que vivimos, en medio de un tembladeral mundial, no es el mismo de hace unos años cuando las divisas por los comodities ingresaban al Tesoro poco menos que con la pala. Ahora hay que buscar en cuanta caja haya al alcance para sostener el ritmo, habiéndose de tal modo escurrido muy fuerte los recursos del Banco Central, del Banco Nación, de la ANSeS y del propio PAMI.

De todos modos, si el precio de la soja se mantiene en los valores actuales, existe margen de maniobra, pues desde allí seguirán ingresando fondos suficientes. Pero claro, hay que reducir gastos, que fueron creciendo sin parar y pronto podrían llegar a equipararse con los ingresos de no adoptarse las medidas que se han comenzado a implementar, con el incipiente recorte de subsidios, pero que sin dudas continuará adelante hasta quedar restringido para quienes realmente los necesitan.

Estos primeros ajustes significarán un ahorro para las arcas fiscales de 600 millones de pesos. Algo así como una gota de agua en el mar, por lo cual se descuenta que si la cosa va en serio como parece, el sinceramiento de tarifas no sólo alcanzará a los sectores más poderosos económicamente como sucede en estos primeros pincelazos, si no que se irá extendiendo a todos, incluyendo los domicilios de clase media y media baja. La excepción será para aquellos de muy bajo consumo de kilowats y metros cúbicos de gas, como ya se intentó aplicar en septiembre de 2010, aunque con una rápida marcha atrás por el estado de sock generado en la población al recibir boletas que en algunos casos quintuplicaban el monto a pagar.

Tras los dichos de los ministros Boudou y De Vido, que dieron la sensación de haber olvidado que este sistema de subsidios que ahora debe solucionarse fue creado por su mismo gobierno, sirvió además para que nos enterásemos de algunas situaciones realmente extrañas, más que eso inadmisibles. Es que este recorte inicial del subsidio de tarifas alcanza no sólo a bancos, financieras y aseguradoras, si no también a casinos, bingos e hipódromos. Es decir ¿con la plata de nuestros impuestos estábamos subsidiando la luz, agua y el gas de estas empresas? Inconcebible, pues en realidad de participación social tienen muy poco, podría decirse que todo lo contrario, y sin embargo estábamos sosteniéndoles parte de sus gastos.

Algo parecido sucedió con las limitaciones impuestas a la comercialización de dólares, quedando muy en evidencia la improvisación de las medidas, aún cuando era algo que se descontaba y podía haberse analizado mucho más en profundidad, ya que no podía continuar la sangría de las reservas del Banco Central. La "inconsistencia" para comprar dólares fue prácticamente generalizada, no existiendo demasiados argumentos en algunos casos de personas con disponibilidad de recursos suficientes. "El sistema todavía no está ajustado, en unos días todo comenzará a funcionar", respuesta que deja muy en claro que todo salió de apuro, sin la debida consistencia. Tan desprolijo como el recorte de subsidios, a los cuales en el Presupuesto el gobierno pide un 20% para incrementarles sus montos. 

De todos modos, una vez prolijada, puede ser una medida positiva. No por los pequeños ahorristas que tienen toda una historia de saqueos y vulneración de sus ahorros y con justificación desconfían, sino por aquellos que hicieron a costa del país los grandes negociados. Aunque claro, sin que haya las siempre existentes concesiones que hicieron naufragar tantas buenas iniciativas.

Subsidios, dólar, temas que estaban pendientes de resolución y ahora, aunque no lo suficientemente ordenado, se ha puesto manos a la obra. Pero ¿y la inflación? Ese es sin dudas la madre de todos los problemas por solucionar. Sin su existencia, los subsidios no tendrían razón de ser, salvo para los realmente que han quedado marginados del circuito -los desocupados por ejemplo-, ni tampoco habría razones para buscar resguardo en el dólar.

Tal vez no haya que anticiparse a los hechos, aún cuando en algunos urge hacerlo, pero está claro que se ha comenzado a desandar el camino.

 



  

Autor: Roberto Actis

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