Notas de Opinión

Juan Domingo Perón y las cosas olvidadas

Casi no existe memoria para el dolor. La madre, una vez nacido su hijo, olvida las contracciones del parto. Quienes ayer hayan sufrido fuertes dolores viven hoy como sin nunca los hubieran padecido. Así también muchos enfermos vuelven a comer la misma clase de alimentos que antes habían sido la causa desencadenante de tremendos cólicos.

Sin dudas, existe a nivel mental un mecanismo de autodefensa que impide recordar el sufrimiento. Si no fuera así la acumulación de recuerdos negativos tornaría insoportable la vida. En ese mismo sentido, para hacer más posible y optimista nuestra existencia, suelen mantenerse en la superficie de la memoria las imágenes de los momentos felices, exclusión hecha de quienes padecen síndromes depresivos. De modo pues que el olvido del dolor por un lado y el recuerdo de lo más placentero por otro ayudan a vivir y dan lugar al dicho 'todo tiempo pasado fue mejor'.

Las personas y los pueblos se comportan de similar manera. De lo contrario las cadenas del dolor inmovilizarían la marcha hacia el futuro.

Argentina, pueblo joven, casi no recuerda sus horas amargas. Actualmente se oye decir con frecuencia: 'Desde el advenimiento de la democracia en el 83' y, cuando más, apenas se retrotrae la historia a un 24 de marzo de 1976. Pareciera ser que antes de esa fecha nada ha ocurrido. Mucho podría exhumarse y muchos nombres se harían presentes si ellos pudieran retornar personalmente del pasado. Para mejor, la muerte los ha cubierto con una pátina de especial respeto. La muerte es el honor que siempre acompaña a todos los que abandonan la existencia. Ese fue el caso del Gral. Perón. Con él podría reeditarse una página de las cosas olvidadas.

Se podrían reinscribir amenazas como aquella proferida un 31 de agosto: 'Por cada uno de los nuestros que caiga caerán cinco de ellos'. Amenaza que involucró la incitación a la lucha cruenta, a la división irreconciliable, al odio, a la guerra civil.

Para quienes no se inclinaran hacia uno u otro bando, en favor de él o en contra, cayeron los insultos. Los calificó de 'bostas de paloma' para que así entonces se pronunciaran claramente en su favor. De esa forma llegó a reclutar nuevos prosélitos ante el temor que despertaba ser perseguido. En conclusión, con esa paranoica amenaza el país quedaba dividido en dos bandos irreconciliables hasta tanto sobreviniera la caída del cinco a uno y el consecuente sueño del partido único.


A modo de aporte testimonial puede acotarse que el autor de esta nota fue dejado cesante de su cargo de médico del Hospital San Roque de Córdoba por haberse negado a firmar el pedido de reelección del democráticamente elegido presidente. Al día siguiente apareció en los diarios:' Fulano de tal fue dejado cesante por razones de mejor servicio'. El diario opositor La Prensa, y otros diarios fueron expropiados. Además, la afiliación al partido peronista se hizo obligatoria para todo empleado público nacional, provincial o municipal. Esos mismos empleados fueron obligados a usar corbata o brazaletes negros a partir de la muerte de la Eva. Previamente a esto existieron las donaciones obligatorias destinadas a la ayuda social. También se pudieron ver camiones cargados de mercaderías, sin carácter de donación sino directamente, al estilo de un indisimulado asalto. En 1947 se inventó la inflación después de haberse consumido los lingotes de oro que no dejaban libre paso para caminar por los pasillos del Banco Central. A todos estos atropellos se sumaron miles de muertes clandestinas y los exilios en Uruguay y Méjico. Así también el incendio de iglesias y de la sede Jockey Club de la calle Florida.

Sobre Eva Duarte, ese otro símbolo del pasado político, puede recordarse su trayectoria. Siendo locutora de radio Belgrano y sobrevenido el terremoto de San Juan (1944) ella intervino en la campaña de ayuda a las víctimas, dando así muestras de su sentimiento humanitario que más tarde llegara a plasmarse en La Fundación de Ayuda Social Eva Perón. Aunque antes tuvo que relacionarse con un coronel para luego conocer al Gral. Perón con quien posteriormente contrajo nupcias por Iglesia. Ella fue una fiel colaboradora política y, poco antes de su muerte, consumida por un cáncer, desfallecida, fue utilizada por Perón para mostrarla públicamente desde el balcón de la Casa Rosada, lanzando ella con supremo esfuerzo su última arenga de apoyo al Gral.

Cabe agregar que dentro de todos estos antecedentes se encuentra un especial culto: el de la obsecuencia y la delación. Por aquellos días no era posible hablar en voz alta en un bar o restaurante haciendo alguna crítica al gobierno; se dieron casos de familias denunciadas por las empleadas domésticas por haber oído a esos familiares hablar mal de Perón.

Con todo esto puede mostrarse claramente el grado de totalitarismo inescrupuloso encarnado en una figura ya histórica que hoy es utilizada como emblema del peronismo, del justicialismo y de los kirshneristas, con el agravante de que estos últimos son la herencia de los montoneros que en su momento recibieran a Perón con balazos.


(*) Miembro de Honor de

la Asociación

Médica Argentina - Título de posgrado

en psicología psicoanalítica - Título de posgrado

en psicología existencial - Epistemólogo -  Escritor

Autor: Jorge Nihoul (*)

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web