Notas de Opinión

Justicia veloz

La decisión del juez Rafecas rechazando la denuncia del fiscal Nisman contra la presidenta Cristina Fernández y el canciller Timerman, entre otros, sobre el encubrimiento de los iraníes que habrían participado del atentado contra la AMIA en 1994 con saldo de 84 muertos, no llama la atención. Es más, es lo que se esperaba -incluso muchos de los argumentos utilizados por el juez para su fallo habían sido anticipados por varios juristas muy conocidos, aunque también los hubo en sentido contrario, haciendo cumplir esa permanente vigencia judicial de las mitades de la biblioteca en divergencia-, aunque hubo algunos aspectos que sí resaltaron la noticia.

El primero de ellos, y de mayor contundencia, la extraordinaria rapidez con la que el juez Rafecas -de paso, cabe recordarlo, el mismo que había sido borrado de un plumazo cuando intentó avanzar en la investigación del vice Boudou por el caso Ciccone, corriendo igual suerte el procurador Righi y el fiscal Rívolo- se deshizo del asunto, completando un fallo de casi 70 carillas, cuyo sustento principal es el girar sobre que el delito de encubrimiento no llegó a concretarse. Por un lado, Irán nunca ratificó el memorándum, por el otro nunca fue pedido a Interpol el levantamiento de las alertas rojas sobre los cinco iraníes. Contundente, lo cual es irrebatible, aunque también deja claramente asentado que aún no materializándose el delito hubo intento de cometerlo.

Se acumulan detalles curiosos, como vinieron sumándose en esta saga. Rafecas dice haberse interiorizado de todo lo relativo a la denuncia de Nisman, incluso escuchando las escuchas telefónicas, que sumaban unas 900 horas. Un verdadero superman de la justicia, contradiciendo en forma absoluta la creencia sobre la lentitud del sistema. En cambio lo que no tiene explicación, por lo absurdo, es cuando en el cierre del fallo se pide "habilitar la feria judicial", cuando la misma fue en enero. Se trata de un error, o de una desprolijidad, incomprensible en un asunto de tamaña trascendencia..

Lo cierto es que el fallo de Rafecas, quitándole una enorme carga de los hombros a la presidenta Fernández -no toda, pues aún quedan las causas de lavado de los hoteles del Calafate, las que pesan sobre el procesado Boudou y las que tienen arrinconado a Lázaro Báez, supuesto asociado a los intereses económicos de la familia presidencial-, llegó en tiempo y forma para encarar su última participación ante la Asamblea Legislativa este domingo, inaugurando el período de sesiones, que tendrá un carácter mucho más especial que otras veces, ya que además se ha preparado una movilización que según dicen, el kirchnerismo tirará la casa por la ventana buscando contrarrestar los efectos que tuvo la marcha de los fiscales del 18F donde se homenajeó a Nisman.

Este discurso de Cristina Fernández, está cargado de expectativas y más que eso de interrogantes, pues terminará marcando el devenir de esta decena de meses que le queda al gobierno. Seguramente apelará a su estilo de resaltar todas las bondades y conquistas que hubo estos años, tal como lo vino haciendo en cuanta aparición tuvo en cadena nacional, pero este nuevo ingrediente de ser eliminada la imputación por el encubrimiento, de seguro marcará una profundización de la confrontación. ¿Insistirá con el partido judicial? El fallo de Rafecas no estuvo alineado en ese sentido, sino todo lo contrario, en especial por la velocidad de resolución.

Los cambios en el gabinete también parecen tener que ver con la actitud que se afrontará esta parte final del ciclo, y aunque se trate de sólo los clásicos enroques para que todo siga más o menos igual, también aquí se nota un intento de endurecer posiciones. Aníbal Fernández , un decidor sin barreras, asumirá el rol de la defensa matutina que venía haciendo Capitanich, con desafortunado pasar por la función, al punto que llegó con aspiraciones presidenciales y termina yéndose como aspirante a la intendencia de Resistencia. La secretaría general a cargo de Wado De Pedro, ideólogo y segundo de La Cámpora -detrás de Máximo Kirchner-, marcando el avance que seguirá teniendo esa agrupación en este lapso que resta.

En cuanto a la investigación de la muerte de Nisman, cada día que pasa se van sumando elementos, pero en lugar de avanzar se retrocede, existiendo en este momento posibilidades mínimas que llegue a esclarecerse, y aunque se ofrezca algún resultado desde la justicia, muy pocos llegarían a creerlo. La aseveración de la fiscal Fein, en el sentido que no podía garantizar que se hubiese preservado la escena del hecho en las tres horas anteriores a su arribo al lugar, está desnudando gran parte de una realidad que parece estar mucho más cerca de las declaraciones de la testigo Natalia Fernández -aunque haya equivocado algunas apreciaciones-, que de los comunicados de la propia justicia. La verdad, cada vez más desvanecida.

Pero qué mejor que cerrar esta entrega con una mención distinguida para Julio César Strassera, un señor FISCAL, así con mayúsculas. 

Autor: Roberto Actis

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web