Entre febrero del 2011 y el mismo mes del corriente año, el gasto en carne (vacuna, aviar y porcina) equivalente anual, o sea la multiplicación del precio al mostrador por los kilos consumidos, cayó un 13 por ciento a moneda constante.
Hace 10 años, el monto destinado por las familias a la carne vacuna era el 76 por ciento del gasto en todas las carnes, mientras que hoy esa participación bajó al 68 por ciento. La carne aviar, que significaba el 17 por ciento, ascendió al 25 por ciento; mientras que el cerdo se mantiene en el 14 por ciento.
En volumen, en una década la ingesta de carne vacuna se redujo de 55 kilos por habitante por año a 45 kilos. En cambio, el pollo creció de 35 kilos a 45 kilos, y el cerdo casi se duplicó, de nueve kilos a 16 kilos. En conclusión: hoy se consumen 45 kilos de vacuno y 63 kilos de pollo y cerdo.
De acuerdo a una publicación de Agrovoz, en gran medida esto sucedió porque en el plazo relevado hubo un abaratamiento continuo del pollo y del cerdo en relación al vacuno, que se está acentuando este año, después del reciente aumento del precio relativo de la carne vacuna.
En la serie histórica desde febrero de 2011 hasta el mismo mes de 2021, el precio del pollo al mostrador se ubicó entre el 27 por ciento y 34 por ciento del valor de la nalga; hoy ese cociente se ubica en un 25 por ciento, el menor valor registrado.
Y hoy asoman carteles que promocionan “Tres kilos de pata muslo a 480 pesos”; o sea, el kilo de pollo a 160 pesos, contra 600 o 700 pesos que cuesta un kilo de nalga. El enorme faltante de carne que deja la exportación masiva de vaca a China, en los barrios populares ha sido cubierto por el pollo.