De a poco todo se aceleró. Miro el reloj, parece que funciona bien, aunque en el almanaque algo anda mal, el próximo rojo es navidad y lo sigue el de año nuevo. Tal vez este científico alemán que asegura que el día tiene dieciséis horas no está tan loco, pero eso de la metafísica cuántica, lo entiende sólo él. Me pregunto entonces, si hoy almuerzo a las trece horas, desayuno a las dos y volveré almorzar a las siete, definitivamente mi reloj no funciona, debe ser porque lo compré en una farmacia, un efecto no deseado de la globalización. 

Más allá de esto, lo cierto es que los años pasan volando, una frase de archivo, ya que hace mucho se la escucha, precisamente desde el momento en que aprendieron a volar, generalmente eso ocurre cuando se tiene unos cuantos ya cumplidos. Hay teorías que ven el tiempo como una serie de planos independientes unos de otros, funcionando en forma esquizofrénica, repitiendo la misma situación una y otra vez, siendo lo más curioso, que si pudiésemos volver a planos anteriores y matar a nuestra madre eso no afectaría la condición actual, seguiríamos existiendo. También hay quienes lo conciben como una esfera pulida, donde no hay principio ni final ni tampoco primero o segundo, simplemente se transita por donde uno lo desee, haciendo su destino. 

Pero aunque la ciencia nos contradiga, la mayoría lo vemos de forma lineal, desde que nacemos, a partir de allí vamos caminando sobre una línea que se angosta y en un punto se termina. También, me parece verlo como las cuadras de mi barrio (30 de Octubre), en donde de vez en cuando uno dobla la esquina y entra en otra etapa de la vida o en otro año, ahí me encuentro otra vez con todos. Están todos mis amigos, mis familiares, todos los que quiero, mis enemigos y los que me odian, qué sería de mí sin ellos, a veces me alientan más que los que dicen quererme. Observo sus caras, es evidente que no todos se sienten de la misma manera, algunos exudan alegría, pero otros aumentaron su nostalgia, los más positivos están ansiosos por comenzar algo nuevo y los pesimistas aseguran que el pasado fue siempre mejor. De vez en cuando me vuelvo a la esquina que doblé y sin que me vean asomo la cabeza, allá lejos es la hora de la siesta, salgo apurado, mis amigos me esperan en el campito de la ISPA, a la tardecita en otoño las mujeres queman las hojas de los árboles, en las noches de verano, algunos se juntan con sus sillas en la vereda a mirar la primera TV, que recibió el vecino. Un poco más cerca me veo fumando, ya ni me acordaba... cuando me descubre, una mano firme, tironea de mí por la espalda y me empuja hacia adelante, es el futuro, poderoso, inmenso, incierto, pero luminoso y esperanzador. Con todos mis pensamientos voy camino del relojero, es el indicado. ¿Sino quién me lo podría explicar?

Ha pasado un año y listo, si no lo cree, mírele la carita a los chicos, para algunos Papa Noel estará más flaco y para otros más gordo, al fin de tantas cuentas tendremos otro año para contar. Terminando, mi lata, quiero dejarles una reflexión de John F. Kennedy, uno de los pocos inmortales, "utilicemos el tiempo como herramienta, no como vehículo" y de regalo, una frase gastada, pero que nadie a pensado nada mejor, Feliz Navidad y próspero Año Nuevo, eso sí, para todos y todas.

cdpargentina@wilnet.com.ar