Rural

La historia del tambero que le ganó al Covid-19: reflexiones y lo que vendrá

FOTO INTERNET JOSE DI NUCCI. El tambero bonaerense que le ganó al Covid-19. IMAGEN INTERNET PANDEMIA. Un argentino logró sobreponerse.

El Parque Güell es un hermoso espacio público con jardines y elementos arquitectónicos, situado en la parte superior de la ciudad de Barcelona, desde donde se logra una notable panorámica de la ciudad.

Por allí caminó en el inicio de abril José Di Nucci, un productor lechero que se caracteriza por un fuerte compromiso en la actividad en la zona de Casbas, partido de Guaminí en el arenoso Oeste de la provincia de Buenos Aires.

Es que en los primeros meses de 2020 decidió visitar a su hija quien vive en Barcelona y entre otros lugares icónicos de la ciudad, visitó el parque que se halla en la ladera Sur del monte Carmelo, en el Barrio de La Salud, en lo que son las estribaciones de la sierra de Collserola.

Di Nucci recorrió este lugar creado por Antoni Gaudí, junto a una multitud, algo muy habitual en ese paseo, de los más emblemáticos de la urbe catalana.

Pero además, anduvo de aquí para allá en esa acogedora ciudad, una de las más cosmopolitas de España.


LO OCURRIDO DURANTE

EL REGRESO

Al final del periplo, se despidió de sus afectos, y se tomó un avión a Madrid junto a su esposa.

Por entonces no reparó en las toses y estornudos de sus compañeros de viaje en el avión, y desde Barajas embarcó hacia Ezeiza.

Sobre aquello, en diálogo con TodoAgro memoró que "cuando llegué a Ezeiza había una fila muy lenta y un tanto peligrosa para el contagio. Me encontré con otro tambero y hablamos, pero no nos abrazamos, y desde Ezeiza nos tomamos un remise hasta nuestro departamento en Palermo, donde empezamos la cuarentena".

Contó también que se sentía un tanto cansado, pero pensó que la fatiga por el largo viaje era la causa.

"La verdad es que llegué sano y cuando me relajé me sentí un poco desmejorado, dijo a la vez que manifestó que que siempre tuvo claro que debía hacer la cuarentena como todo viajero que retorna a su país.


UN MEDICO Y EL

PROTOCOLO

A sabiendas de lo que estaba ocurriendo en Argentina y el mundo, José -quien padece problemas pulmonares crónicos y crisis asmáticas- llamó a su médico de cabecera, quien rápidamente comenzó a trabajar con el protocolo indicado.

Posteriormente una ambulancia del SAME lo trasladó al Sanatorio Anchorena donde quedó internado, "pero siempre con la certeza de que no tenía el Covid-19, al menos eso para mí estaba claro", puntualizó en la charla.


AL TERCER DIA

Tras una noche en solitario en una suerte de consultorio, los equipos médicos comenzaron su tarea, lo controlaron, tanto en su temperatura como en la oxigenación de la sangre, y le auscultaron con asiduidad los pulmones.


"NO TENES NADA..."

"Al tercer día de internado apareció la fiebre, fiebre muy alta y me daban paracetamol. Comencé a sentirme cada vez más débil. Llegué a tener fiebre a la mañana, al mediodía y a la noche y siempre el mismo procedimiento, un paracetamol y la fiebre bajaba. Pero cada vez que volvía la fiebre me iba debilitando y sin ánimo para levantarme. Esa sensación de abandono y entrega duró 5 días. Ya me habían hecho un hisopado y análisis de sangre, y el médico me reportó el primer resultado diciendo 'no tenés nada bacteriano, no tenés nada extra'", recordó Di Nucci, aunque unos días después los análisis confirmaron que se había contagiado con el Covid- 19.


CONTIGO APRENDI

A pesar de su grave cuadro, y en su estancia de 13 días en el sanatorio, José Di Nucci hizo un esfuerzo extra para luchar y sobreponerse, y tuvo tiempo de armar una adecuada composición de lugar.

Lo tranquilizaba el hecho de que ni su señora, ni su hija, ni su yerno, ni sus nietos, habían contraído la enfermedad.

"Se ve que soy poco contagiador", expreso con una sonrisa.


DIAS DIFICILES

En la continuidad del relato, el tambero señaló que "esos días me costaron mucho porque tengo repulsión a sentirme sucio, y hubo momentos en que no daba más, estaba entregado, pero estaba seguro que no me iba a morir".

Pero el diálogo en soledad, consigo mismo, con la vista al techo o a las paredes sirvió para la introspección: "ese tiempo transcurrido me hizo reflexionar mucho, sobre todo por la gran cantidad de gente que se movilizaba para cuidarme, controlarme y curarme. Ese tiempo y ese trabajo de la gente que está en la primera línea de fuego, que me ayudó a sobreponerme, generó que dimensionara mi alto nivel de egoísmo. Yo solo pensaba en mí y en mi señora. No me puse en lugar de ellos, yo estaba demasiado preocupado por mi propia angustia y no por el impacto que mi enfermedad podía tener en ellos, y ellos siempre estuvieron atendiéndome como correspondía".


UN AFORTUNADO

En definitiva, Di Nucci fue externado tras lograr estabilizarse, y pasar cuatro días sin fiebre.

Y sobre esta experiencia sentenció "soy un verdadero afortunado, porque tuve suerte de dar con un equipo de gente que luchó por mi vida, por mi bienestar. Cuando me retiraba del sanatorio, me fui caminando por un pasillo todo enfundado para no contagiar y vi la gente, le vi la cara a muchos que me asistieron y pude agradecerles. Ahí terminó de caerme la ficha de que esa gente arriesga su vida por desconocidos como yo. Por eso me siento un verdadero afortunado. Creo que aprendí a mirar más allá de mí o de los míos, a valorar al otro".

Luego añadió "yo tuve una enfermedad grave, pero ya me olvidé de lo que sufrí, de lo que me pasó, además no tuve complicaciones pulmonares, aunque sí dolores musculares y mucha debilidad".

Por último, expresó que el principal aprendizaje de esta pandemia ha sido su mirada sobre el semejante, al decir "no sé si voy a hacer cosas distintas, pero sí cambió mi valoración del otro, por ejemplo de nuestro trabajo en el campo, donde es cierto que trabajamos para alimentar al mundo, pero lo hacemos con bajo riesgo. En cambio los policías, basureros, porteros, médicos y enfermeras, están en la primera línea de fuego".


EL PRESENTE

En Casbas las vacas siguieron dando leche, y con sus 70 años a cuestas y siendo un paciente de riesgo, José Di Nucci se recuperó y pasó otros 14 días aislado en su casa del barrio porteño de Palermo. "Todavía no volví al campo, es muy riesgoso. Aparte desde hace 3 años al tambo lo maneja Luciano, nuestro hijo".

Y en tono jocoso dijo "las vacas siguieron dando leche, y están muy felices de no verme".

En su tambo las vacas promedian 30 litros en un sistema con rodeos encerrados en amplios corrales, y con un 60% de leche A2 lo que significa un plus de precio en las liquidaciones.

Autor: REDACCION

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