Ante una zafra limitada como se dio este año, los expertos esperaban que la demanda comenzara a presionar sobre el valor de la invernada, luego de transcurrido el período de mayor oferta estacional. De todas maneras, más allá de la escasez, la fuerte suba de valores que experimentan los terneros, sobre todo en el último tramo de octubre, tiene otros argumentos.
En lo que va del mes, desde ROSGAn señalaron que la referencia para el ternero de 180 a 200 kg promedia los $265 el kilo. Comparado con los valores promedio registrados durante las primeras dos semanas de septiembre ($241 el kilo) se evidencia una suba de diez puntos en el último mes. Similar comportamiento ha estado mostrando el precio del gordo, aunque en octubre su trayectoria ya se ha desacoplado completamente ante la imposibilidad de acompañar dicha suba. Tomando el mismo corte a la primera quincena de cada mes, el precio del novillito liviano en Liniers promediaba los $196 el kilo, marcando incluso una ligera baja respecto de los $197 promedio de la primera quincena de septiembre.
“A diferencia del año pasado, este año el precio del gordo tiene un techo mucho más rígido, ya se sea por la debilidad de compra del propio consumidor como por la presión del gobierno por contener la suba de precios de los alimentos; esto sin dudas pone en una posición extremadamente compleja al último eslabón de la cadena de producción, el engorde”, indicó el Director Ejecutivo del ROSGAN, Raúl Milano.
De acuerdo a los datos informados por la Cámara Argentina de Feedlots (CAF), el 60% de las empresas relevadas se encuentran vaciando sus corrales, consecuencia directa del contra margen con el que están trabajando. “Hoy, convalidando un precio de compra de $265 en terneros de 180 kg y $200 para la venta a 320 kg, un feedlot convencional estaría perdiendo en promedio más de $8.000 por animal engordado, lo que induce al engordador a un terreno de inminente descapitalización”, advirtió el especialista.
De todas maneras, detrás de este comportamiento de compra, debe señalarse que la mayor suba está dada por una cuestión de expectativas. “Claramente la hacienda sigue siendo cobertura de valor y el peso de las expectativas respecto del escenario económico post elecciones es muy grande”, reflexionó Milano.
En la misma dirección se expresó en el programa radial ADN Rural, el gerente de Hacienda de la Cooperativa Lehmann, Mauricio Tschieder: “la incertidumbre económica, la situación del dólar y lo que pueda ocurrir después de las elecciones, sin dudas alienta la suba de precios que hemos visto potenciarse en la segunda quince de octubre”.
Y agregó: “son varios factores que contribuyen a esta realidad que vemos y también se da en otras categorías porque cuando uno observa a la vaca también nota precios que realmente son muy buenos a pesar de las restricciones que estamos teniendo; queda claro que a los mercados no hay que intervenirlos ni manosearlos, sino dejarlos que fluctúen libremente y que encuentren el equilibrio de la mano de la oferta y la demanda”
QUÉ PUEDE OCURRIR
Milano recordó que el año pasado, cuando la invernada también se buscaba como un activo de refugio, el gordo aumentó cerca de un 45% en pesos, en los últimos tres meses del 2020 y un 57% si se tiene en cuenta febrero, donde se produjo la otra gran corrección. En ese lapso, el tipo de cambio oficial apenas se apreció un 14% y, por lo tanto, la cobertura buscada para muchos, alcanzó su objetivo.
De cara a lo que viene, expresó: “al menos hasta mediados de noviembre, los valores deberían estar lo más estabilizados posibles porque cualquier desvío en este sentido, podría disparar nuevas intervenciones; en efecto, ya ha sido anunciada la intención de congelar los precios de los alimentos hasta fin de año”.
Con escasa posibilidades de recomponer márgenes vía ajuste del gordo, las actuales relaciones de compra/venta no permitirían mantener un esquema de engorde convencional. Y, según analizó, es muy factible esperar una menor oferta de carne hacia fin de año ya sea por una caída en los pesos de faena o bien por un bache temporal de oferta, si la compensación se da por aumento de las recrías. “Sin dudas el primero de los escenarios implicaría una pérdida directa de producción mientras que el segundo, sería el más deseable en términos de balance general”,
Así, concluyó: “una vez más los desajustes de la macroeconomía se imponen por sobre los fundamentos del propio mercado, incentivando comportamientos que muchas veces terminan poniendo en juego el propio capital”.