Notas de Opinión

La oposición denuncia una “bomba” o “campo minado”

Por Diego Dillenberger

El economista estrella del ministro Sergio Massa, Gabriel Rubinstein, se calzó los guantes de box y salió a dar la pelea. El viceministro dijo que la “bomba” de deuda en bonos en pesos que denunciaron esta semana economistas de Juntos por el Cambio sería algo totalmente “manejable” y no tan dramático.
El exministro de Economía Hernán Lacunza, hoy referente económico de Horacio Rodríguez Larreta, fue uno de los que más cuestionó la política kirchnerista de endeudamiento y advirtió sobre el explosivo que heredará Juntos por el Cambio si gana las elecciones.
Después de todo, la única misión concreta que tiene Sergio Massa es la de estirar la “mecha” de esa bomba para que le estalle al gobierno que venga en diciembre: a mediados del año pasado, cuando asumió el tigrense, todo indicaba que el artefacto estaba a punto de estallar.
Desde su oscuro ostracismo, reapareció ahora incluso el exministro kirchnerista Martín Guzmán para subirse al ring y denunciar a la oposición por intentar “desestabilizar” a los mercados generando la sospecha de que, si vuelven los opositores al poder, podrían “reperfilar” esos bonos.

EL PANORAMA ECONÓMICO
PARA LOS PRÓXIMOS MESES
En los próximos meses, vencen títulos a razón de un billón de pesos por mes, y una parte importante de esa monumental masa de dinero está en manos privadas que sospechan que al próximo gobierno no le quedaría otro remedio que hacer una suerte de “Plan Bonex” para desactivar la bomba atómica que le está armando el gobierno peronista. Si los vencimientos no se renuevan, el “dólar Pampita” de 400 pesos que pronosticó el legislador porteño Roberto García Moritán, esposo de “Pampita” Ardohain, podría ser baratísimo en muy poco tiempo.
El Plan Bonex con el que Carlos Menem enfrentó la hiperinflación que heredó de Raúl Alfonsín en 1989 consistió en convertir de manera compulsiva a un bono en dólares a diez años todos los plazos fijos y títulos en australes de corto plazo que estaban por vencer y que el sistema financiero y el gobierno debían remunerar cada vez más para que no escaparan al dólar.
Sería una posibilidad que aterra hoy a mercados que ya se quemaron con leche y ahora ven una vaca y lloran.

EL DEBATE ECONÓMICO
2023 ESTÁ PLANTEADO
Básicamente, consiste en saber cuán grande es la bomba, cuán larga la mecha y cómo y quién la desactiva con el menor daño colateral posible. Y, más que nada, a quién echarle la culpa de la explosión: uno de los deportes favoritos de la política argentina.
Para la oposición ese debate presenta fortalezas, pero también debilidades: cualquier defensa del gobierno de Alberto Fernández es poco creíble ante el brutal nivel de inflación y déficit fiscal que ni intenta combatir. Es una fortaleza de la oposición.
Pero es incómodo a su vez para la propia oposición, porque al gobierno le sirve para contraatacar con el clásico “Ah, pero la deuda del FMI que dejó Macri”.
Por más que el Fondo haya sido hasta ahora muy comprensivo con el gobierno de Alberto Fernández y que sea una comparación inconducente: a la hora de buscar culpables es una herramienta inapelable del peronismo contra el expresidente.
Pero la metáfora de la bomba y su mecha podría servirle también a la oposición para escaparle al debate de fondo que en el anterior período de Mauricio Macri no se animó a dar: la deuda se toma para tapar un déficit fiscal crónico que no es otra cosa que un síntoma de enfermedades mucho más graves de la economía argentina. Tanto gobierno como oposición se sienten más cómodos peleando por los síntomas y así pasar por alto el debate de fondo de las causas de tanto exceso de gasto público.
El anterior gobierno de Mauricio Macri planteó que levantando el cepo cambiario se resolvería todo y habló muy poco de la verdadera magnitud de la herencia económica envenenada que había recibido. El expresidente admitió -ya fuera del poder- que en su momento no quiso hablar de la herencia para no “poner de mal humor” a los argentinos.
Pero ante la presión del tan menospreciado “círculo rojo” de empresarios y periodistas que reclamaban una mejor comunicación de esa herencia, el gobierno de Macri terminó publicando on line en un rincón perdido de Internet un libro en formato PDF para “calmar a las fieras”: “El estado del estado”.
Por el contrario, la primera medida que tomó Macri al asumir fue crear más ministerios y devaluar la crucial cartera de Economía a una mucho menos relevante de Finanzas.

BOMBA VS. CAMPO MINADO
Y como ninguno de los potenciales “herederos” en Juntos por el Cambio quiere hoy irritar al jefe del que esperan ansiosos la “bendición” para competir por la presidencia, ningún otro exponente de Juntos salió a explicar mucho más allá del nuevo debate de “la bomba”.
Pero, más que una bomba, lo que heredará el próximo gobierno es un campo minado del tamaño de un país entero.
El debate de la bomba puede generar en la opinión pública falsas expectativas de que el desastre económico de un país cuyo PBI per cápita se estancó en valores de hace más de un cuarto de siglo mientras todos nuestros vecinos crecían se arregla rápido y fácil y sin reformas estructurales profundas.
Esas reformas enfrentarían en el camino muchos enemigos que hoy disfrutan del descalabro sistémico de la economía argentina, aunque los argentinos sean cada vez más pobres y el 70 por ciento de la población esté pensando en emigrar, si le dieran la posibilidad.
Ese gran país de inmigrantes que “bajaban de los barcos” (Alberto Fernández dixit) se convirtió en un país de emigración.
La oposición de Juntos por el Cambio debe explicar que las reformas que habría que encarar para convertir a la Argentina en un país del que sus hijos no quieran huir llevarán tiempo y sacrificio.

QUÉ DICEN ENCUESTADORES Y ANALISTAS
Los propios encuestadores y consultores que asesoran a los políticos creen que la Argentina, en el mejor de los casos, tardaría, como mínimo, un período presidencial completo en superar la crisis crónica que empobrece a los argentinos: según un panel de 61 encuestadores, consultores y analistas políticos relevado por la revista Imagen, el 30 por ciento de esos profesionales cree que la crisis quedará atrás luego de un primer período de gobierno. Otro cuarto de ellos cree que se precisarán dos períodos completos y otro 20 por ciento calcula que la Argentina precisaría una década para superar el daño que se le causó a la economía desde la caída de la convertibilidad, en 2001.
Incluso hay otro 20 por ciento más pesimista aún que cree que se precisaría más de una década para salir o, directamente, que la Argentina “nunca dejará atrás su crisis”. (Fuente TN.com)







Autor: REDACCION

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