Notas de Opinión

La política del yo no fui...

Que después de casi una década de estar gobernando el país, frente a la imposibilidad de echarle la culpa a los medios hegemónicos que conforman la cadena del desánimo, por este conflicto salarial con prefectos y gendarmes -aún cuando no faltó quien al comienzo intentó hacerlo, como el legislador kirchnerista porteño Juan Cabandié-, resulta realmente extraño, y todavía más que eso llamativo, que los que aparentemente quedaron encargados de manejar -lo que en realidad es sólo una forma de decir- el conflicto, Juan Abal Medina y Hernán Lorenzino, debemos suponer que con el manual de excusas y justificaciones prácticamente agotado, hayan recurrido a responsabilizar a las políticas impuestas por Domingo Cavallo.

Alguien desprevenido podría haber supuesto que se trataba de funcionarios recién llegados y de un gobierno apenas asumido que tiene que resolver los problemas que le dejó el anterior. Esta política del "yo no fui", buscando siempre trasladarle la culpa a otros, muchas veces hace caer en el ridículo, como en este caso. ¿Cavallo el culpable? Sin dudas debe estar llevando sobre sus hombros, o mejor dicho en su conciencia, el peso de muchísimos errores cometidos en cada una de sus participaciones gubernamentales, que lamentablemente fueron muchas. Y seguramente también en este caso de adicionar suplementos no remunerativos a las fuerzas de seguridad. Pero, en estos diez años ¿qué se hizo? No sólo se dejó todo como estaba, si no que además se lo fue profundizando, pues de aquel adicional en negro entre 8 y 10 por ciento de la época menemista, ahora cubre más de la mitad del ingreso de bolsillo.

Que ahora, después de una semana, haya renunciado el hermano de la ministra Nilda Garré, jefe de asesores, es demasiado poco. Al menos esa es la impresión que queda. Había que buscar a alguien y le tocó a él, pero de planos muy irrelevantes. ¿Qué decisión pudo haber tenido este renunciante? Tal vez haya escrito el decreto, pero no dispuso el contenido.

La inflación es del 9,5%, la pobreza de 6,5%, la desocupación de 6,5%, no existe cepo sobre el dólar, a los pobres no les afecta la inflación, la presidenta aumentó su fortuna a razón de casi 10 millones por año porque es una abogada exitosa, o que ni siquiera la justicia haya podido saber quiénes son los dueños de Ciccone, son algunas de las perlas de un larguísimo collar de falsedades. Y ahora, la culpa de este tremendo conflicto -cuyas formas, entre compartirlas u objetarlas, nos inclinamos por esta última alternativa- resulta que la tiene la política implementada por Cavallo. 

Tal vez haya llegado el momento de comenzar a revisar las metodologías, aceptando responsabilidades y de paso, revisando un poco el libreto de excusas. En este caso puntual, el efecto búmeran es evidente. Aunque es un asunto muy serio, la gente lo ha comenzado a tomar para la chacota. De la gran lluvia y del fracaso del fin de semana turístico se culpó a Magnetto, también de la muerte de la mamá de Bambi, o la mala racha de Boca.

Cuando suceden estos episodios, las esquirlas se expanden y dejan tendal de heridos, aunque sea tan rápida la secuencia que uno posterga al otro, tendiendo mantos de olvido. La Iglesia también recibió un baldón. Es que el obispado castrense expulsó de su jurisdicción al cura Gerónimo Fernández Rizzo, capellán de la Gendarmería, por haber oficiado misa a los que se encuentran con conflicto, en las escalinatas del edificio Centinela.

Eso fue interpretado como un respaldo a los que protestan, se ignora si fue decisión exclusiva del titular del obispado castrense Pedro Candia (monseñor) o si fue presionado por el gobierno. No sería extraño esto último, considerando la rapidez que hubo en pasar a disponibilidad -paso previo a la baja- de los gendarmes y prefectos que hicieron de voceros en el reclamo. Justo la medida cayó sobre un sacerdote de esos que no se quedan en silencio y fue muy duro en sus declaraciones: "es lamentable que se me eche, no por pedófilo, no por ladrón, sino por cumplir mi tarea sacerdotal". Es que justo está muy fresco todo el escándalo del  cura Ilarraz de Paraná, quien abusó de medio centenar de seminaristas, siendo ocultado por sus superiores, y saliendo a luz ahora, dos décadas después.

En tanto, el avance hacia el 7D sigue su curso, fecha en la que según van las cosas se librará la gran batalla del silencio. El juez subrogante Tettamanti, aún con el respaldo de la Corte optó por poner violín en bolsa viendo las huestes que como estampida se le vienen encima. El kirchnerismo insiste con sentar en ese juzgado a Gagliardi, una funcionaria de Abal Medina. Por ahora el intento está trabado, pero nunca se sabe...

Autor: Roberto Actis

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