“El Niño” ha sido oficialmente declarado a nivel mundial, pero la realidad es que las lluvias a las regiones productivas argentinas no han llegado como se esperaban y, al mismo tiempo, se necesitan. Independientemente de los tecnicismos, que son sumamente válidos en el proceso, las precipitaciones se hacen desear y están complicando, una vez más, a las diversas producciones.
La Lic. en Ciencias de la Atmósfera del INTA Clima y Agua, Natalia Gattinoni, brindó una charla para productores en la Estación Experimental Agropecuaria del INTA Rafaela y, en dialogó con La Opinión, dio precisiones sobre el fenómeno y su llegada.
“Los modelos internacionales oceánicos están estimando más del 95% del desarrollo y persistencia de este fenómeno. ¿Estamos en Niño? Sí. Y para los próximos meses en particular, y lo iremos viendo, habrá un cambio de las condiciones actuales porque se prevén precipitaciones con mayores posibilidades, hasta fin de año, entre normales o superiores a las normales, con temperaturas medidas más cálidas”.
Y agregó: “es un escenario que promete ir dándole tiempo necesario al Niño para que se establezca. El asunto es de este a oeste, porque tienden a darse de manera escalonada. Si estos pronósticos van en esa dirección, las altas chances de desarrollo podrían darse”.
Por supuesto que la falta de lluvias es notoria en buena parte del país. En ese sentido, indicó: “en el trimestre agosto – octubre, se preveían condiciones para el área central del país entre normales a deficitarias. Transitamos un invierno, que generalmente son secos, con condiciones neutrales y la propia configuración de la Atmósfera. En el este del país se vio una clara mejora, aunque septiembre dejó pocas lluvias, pero en la región pampeana los suelos están secos, producto del déficit hídrico”.
CÓMO SURGE EL FENÓMENO
“El Niño se declara a nivel mundial, es un fenómeno que ocurre en el Pacífico Ecuatorial y se tiene en cuenta qué tan caliente está el océano en esa región. Cuando esas aguas permanecen cálidas y la atmósfera cambia su circulación, los vientos alisios que se conocen, que generalmente son del este, en ese momento se debilitan y tienden a rotar”, explicó la experta. Ya amplió: “cuando ese patrón está formado se declara establecido el Niño, perdurando en cierto tiempo. En abril dimos por finalizado la Niña, pero inmediatamente no arranca el Niño, requiere que tanto el océano como la atmósfera se acoplen”.
Ha modelos que predicen cómo van a seguir esas aguas y en esta época del año tienen grandes certezas. El fenómeno se caracteriza porque las lluvias son más variables y tienden a generalizarse geográficamente, pero juegan con otros factores meteorológicos. “La presencia de un Niño da la posibilidad que haya lluvias, pero recordemos que venimos y partimos de una situación muy crítica”, concluyó.
PLANIFICAR EL MAÍZ
En medio de un contexto caracterizado por la falta de lluvias, desde INTA Rafaela también buscaron dar recomendaciones para los productores sobre la implantación de maíz, probablemente el cultivo más castigado por el clima en las últimas campañas. Por eso, la Ing. Agr. Lucía Rossetti brindó consejos técnicos para maximizar el rendimiento o bien, ser lo más conservador posible.
“No hay que dar ninguna receta mágica porque cada campaña es un libro y cada lote tiene su particularidad, pero siempre es bueno dar herramientas que sirvan para tomar decisiones correctas”, destacó la especialista. Al respecto, y contemplando el escenario seco que atraviesa la región, expresó: “la fecha de siembra es clave, pero vendrá de la mano con el agua útil que cada uno presente en su campo. Los perfiles no están recargados y se recomienda esperar un buen pronóstico y una buena recarga, sobre todo pensando en el maíz”.
En ese sentido, aclaró: “la napa está a seis metros de profundidad, entonces tiene un aporte nulo. Lo que yo recomiendo es esperar una buena lluvia, de alrededor unos 50 mm, para largarse a sembrar, pensando fundamentalmente en una buena implantación y uniformidad del cultivo”.
Rossetti admitió que en la región la fecha de siembra óptima para maíz “mediados de septiembre”, “pero en virtud del escenario no hay que descartar pensar en una fecha tardía”. Precisamente, sobre el cultivo tardío, manifestó: “tomó mucha preponderancia y se debió a la mejora genética de los maíces, por eso pudimos ver un incremento del área importante con tardío”. Y concluyó: “es una manera de escapar de situaciones como las actuales, que no se puede sembrar por falta de humedad. Se puede perder un poco de rendimiento, pero se gana estabilidad”.