Notas de Opinión

Macri necesita una alianza opositora

Las cinco elecciones provinciales realizadas en abril muestran que en cuatro fue derrotado el oficialismo nacional: lo fue en las PASO de Santa Fe, Mendoza y Ciudad de Buenos Aires y también en la primera elección de gobernador que se ha realizado, que ha sido la de Neuquén. El FPV sólo ganó en Salta. Los cuatro distritos en los cuales ganó la oposición se acercan al 30% de los votos totales del país y en el que ganó el oficialismo es menos del 3%. Pero esta lectura tan contundente debe ser matizada.

En 2011 el gobierno nacional también perdió en las elecciones adelantadas de Ciudad de Buenos Aires, Santa Fe y Neuquén, como lo ha hecho ahora, y ganó también en Salta. El único distrito en el cual perdió ahora y ganó entonces es Mendoza. Pero la victoria opositora en las PASO de esta provincia se explica porque en ella se aplicó el concepto de "alianza opositora amplia", ya que la fórmula ganadora -que se impuso por sólo 4,6 puntos- fue apoyada por los dos líderes nacionales del Radicalismo (Cobos y Sanz), los dos candidatos opositores más votados en las encuestas (Macri y Massa) y el Partido Demócrata, una fuerza de arraigo provincial.

Además, aunque el FPV ha sido derrotado en cuatro de los cinco distritos, por lo general en todos los casos realizó mejor elección de la esperada: en Salta (44%), Mendoza (40%), Santa Fe (24%) y Neuquén (28%). Sólo en Ciudad de Buenos Aires estuvo por debajo de las expectativas. Cabe destacar que la izquierda, que irrumpió con fuerza en las legislativas de 2013 en Mendoza y Salta, ahora ha retrocedido. 

El triunfo del PRO en la Ciudad de Buenos Aires no anticipa un resultado nacional, pero crea clima político, como sucede por lo general con las elecciones anticipadas que están teniendo lugar. Por lo general, la Ciudad de Buenos Aires ha votado históricamente a contramano de la tendencia nacional. La primera vez que la ciudad eligió el Jefe de Gobierno fue en 1996 y De la Rúa era entonces la oposición al gobierno nacional.

Con el Kirchnerismo, los dos triunfos de Macri confirmaron la tendencia. Sólo en las dos elecciones que ganó Ibarra ello coincidió con la tendencia nacional, ya que en la primera estaba aliado con De la Rúa y en la segunda con Kirchner. Pero también es cierto que en menos de 20 años la Ciudad de Buenos Aires ha proyectado dos Jefes de Gobierno con posibilidades presidenciales (De la Rúa y Macri).

El triunfo de Larreta fortalece a Macri como líder del PRO, pero no le suma electoralmente en el plano nacional. El de Michetti lo hubiera debilitado como líder político, pero le sumaba electoralmente en el resto del país y por eso la quería como candidata a la Vicepresidencia. Es posible que ahora le otorgue un rol relevante en la campaña nacional del PRO. Pero Macri ahora buscará capitalizar el hecho de que su partido ha ganado en su propio distrito, más allá de quien haya triunfado en la interna.

La primera vuelta porteña será el 5 de julio y la segunda dos semanas después; con dos triunfos en ellas Macri buscará potenciar su candidatura para las PASO nacionales que son el 9 de agosto. Pero al mismo tiempo el candidato del PRO (Quiroga) quedó tercero en Neuquén, evidenciando que el interior del país es políticamente más complejo.

En el plano nacional cada vez es más claro que el oficialismo con la candidatura de Scioli puede ganar la primera vuelta del 25 de octubre y eventualmente la segunda del 22 de noviembre. Sólo una alianza entre Macri y Massa que los haga competir en las PASO del 9 de agosto para que uno de ellos sea el candidato principal de la oposición, parece hoy la estrategia eficaz para impedir el eventual triunfo del FPV en octubre.

Macri ha dicho la semana pasada "mi límite es Massa" (lo mismo que seis meses atrás decían Carrió y la UCR respecto a Macri). En cambio Massa, que avanza buscando sumar al gobernador de Córdoba (De la Sota) a su espacio en el relanzamiento de su candidatura que tendrá lugar el 1 de mayo en el estadio de Vélez Sarsfield, propondría la "alianza amplia" para competir con Macri el 9 de agosto. Si ese fuera el caso -que hoy no lo es-, el candidato ganador de entre ellos partiría con un espacio que habría obtenido cerca del 50% en las PASO.

Si Macri ganara, un candidato de Massa seguramente ganaría la provincia de Buenos Aires, lo que resolvería el problema del Jefe de Gobierno porteño, que tiene estructuras y candidaturas débiles en este decisivo distrito. El 10 de junio es la fecha límite para presentar alianzas y ese día quedará definido si la oposición va a las PASO con un solo candidato predominante o con dos, aumentando así las posibilidades electorales del oficialismo.

En cuanto a las elecciones de mayo, tienen menor relevancia que las de abril. El 3 se realizan las municipales en dos ciudades de Mendoza (Capital y San Carlos) y en Río Negro (Capital y 22 municipios); el 17 es la elección de gobernador en Salta y una semana más tarde las PASO de Chaco.

Pero el Gobierno ha tenido una derrota relevante en algo que le importa tanto o más que las elecciones: el control de la Suprema Corte. El fallo por unanimidad del máximo tribunal declarando inconstitucional la designación de sus conjueces con sólo mayoría simple del Senado, y no los dos tercios de los presentes como es requerido para la designación de los jueces, es un golpe muy fuerte para el proyecto del oficialismo de ampliar el tribunal de 5 a 9 integrantes y cubrir las 5 vacantes que quedarían con estos conjueces que están alineados con el oficialismo.

Al mismo tiempo, la Corte reeligió a Lorenzetti -por unanimidad de sus miembros- como Presidente para el período 2016-2019, es decir durante casi todo el próximo periodo presidencial. Ello no implica que el Ejecutivo haya renunciado a ampliar la Corte ni a designar a su candidato (Carlés) para cubrir la vacante que ha dejado la salida de Zaffaroni, pero lo hace desde una posición más débil.

Autor: Rosendo Fraga

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