Economía

Manes y Money. Dolarización: promesas, avances y desafíos

ARGENTINA BIMONETARIA. En el país se pueden realizar operaciones tanto en pesos como en dólares.
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Por Guillermo Briggiler

Mientras nos distraemos con piñas o golpecitos en los pasillos del Congreso de la Nación, entrevistas interrumpidas y editadas, y mucho ruido, el plan económico pergeñado va avanzando. Cuando Javier Milei irrumpió en la escena política con la promesa de dolarizar la economía argentina, su propuesta despertó entusiasmo en quienes estaban agotados de años de inflación y escepticismo sobre cómo podría lograrlo, en especial con un BCRA quebrado. Para muchos, dolarizar era sinónimo de estabilidad, un anhelo largamente buscado en un país con históricas crisis monetarias con devaluaciones que dejaban sin valor a la moneda nacional.

Desde el inicio de su mandato, el gobierno de Milei ha implementado medidas que van en la dirección de una mayor apertura financiera y desregulación del mercado cambiario. Uno de los primeros pasos fue la eliminación de restricciones para la operación en moneda extranjera dentro de ciertos sectores. Además, se ha promovido el uso del dólar en contratos y transacciones privadas, buscando una "dolarización de facto" mientras se preparan las condiciones para una oficialización del proceso.

Uno de los cambios más visibles ha sido la creciente facilidad para gastar dólares en la vida cotidiana, se pueden publicar los precios en dólares, también realizar compras en dicha moneda (aunque no vemos que sea cotidiano, al menos se puede) y algunos sectores pueden pedir préstamos en dólares y, es muy probable, que en breve el Banco Central flexibilice esto autorizando a todos a tomar atención crediticia en dicha moneda. Sin dudas ya no es solo una moneda para ahorrar en el colchón. Este proceso de bimonetarismo ha permitido que tanto el peso como el dólar circulen de manera más fluida en la economía.

Pagar con tarjeta de débito en dólares, en el país. Antes, si tenías dólares en tu cuenta, no podías usarlos directamente para comprar algo en Argentina, tenías que cambiar los dólares por pesos y luego adquirir bienes y servicios en pesos. Esto se agravaba debido a que, con las distintas brechas entre los dólares oficiales y paralelos, el paso de la venta de divisas se hacía fuera del mercado cambiario oficial, ingresando luego los pesos al mismo, con los inconvenientes que esto genera, de logística, costos y riesgos. Pero ahora los bancos habilitaron la opción de pagar con tarjeta de débito en dólares en los comercios que lo acepten. Esto significa que, si una persona tiene dólares en su cuenta, puede usarlos para comprar productos o servicios sin necesidad de cambiarlos a pesos, la única duda es que ventaja puede obtener quien lo utilice.

Algunas empresas de turismo, supermercados y tiendas de electrodomésticos son de las primeras en aceptar esta forma de pago. El gobierno espera que esto ayude a que los dólares que la gente tenía guardados (en cajas fuertes o “bajo el colchón”) vuelvan a circular en la economía.

En otra arista de la misma cuestión, ahora tenemos cuentas en dólares que pagan intereses. Cada vez más personas eligen guardar su dinero en dólares en cuentas especiales que les dan intereses. Antes, tener dólares en una cuenta bancaria no generaba ganancias, pero ahora hay opciones que pagan un pequeño porcentaje anual. Por ejemplo, Mercado Pago ofrece un 1% anual por los dólares guardados en su cuenta, mientras que otras plataformas como InvertirOnline (IOL) y Prex ofrecen el 2% anual e incluso más. Aunque los intereses no son muy altos, es mejor que dejar los dólares guardados sin generar ganancias. Algo es mejor que nada.

También existen fondos de inversión (FCI) y opciones en criptomonedas estables (stablecoins), como USDC, que permiten invertir en dólares con la posibilidad de obtener rendimientos más altos. Sin embargo, en estos casos es importante recordar que no se trata de dólares físicos, sino de activos digitales que siguen el valor del dólar.

Préstamos en dólares para más empresas. Otro gran cambio es que los bancos ahora pueden prestar dólares a más empresas, no solo a las que exportan. Hasta hace poco, solo las empresas que generaban ingresos en dólares (como las que venden productos al exterior) podían pedir préstamos en esta moneda.

El Banco Central cambió esta regla y ahora más empresas pueden acceder a créditos en dólares, siempre que los bancos usen su propio dinero para prestar y no los depósitos de los clientes. Sería con fondeo propio, fondos de bancos del exterior (pueden ser casas matrices) o incluso fondeo proveniente de la emisión de obligaciones negociables. Esto puede ser una ventaja para ciertos sectores, pero también tiene riesgos, como el peligro de que las empresas no puedan devolver los préstamos si el dólar sube mucho.

Si bien se realizaron avances en el bimonetarismo, el camino hacia la dolarización no está exento de obstáculos. Uno de los principales es la falta de dólares suficientes en las arcas del Estado para realizar una conversión masiva de pesos. Según diversos economistas, se necesitarían al menos 40.000 millones de dólares para respaldar el proceso sin generar una crisis bancaria.

Otro problema radica en las implicancias políticas y sociales. La eliminación del peso implica la pérdida de una herramienta clave para la política monetaria del país, lo que limitaría la capacidad de respuesta ante futuras crisis económicas. Además, sectores productivos y sindicales han manifestado su preocupación sobre los efectos que una dolarización abrupta podría tener en el empleo y la competitividad industrial.

Por el momento, la dolarización total parece más un objetivo a largo plazo que una realidad inmediata. El gobierno continúa dando pasos en esa dirección, pero sin una estrategia clara sobre cómo superar los desafíos económicos y políticos que implica. Quizás porque necesita que los particulares inyecten parte de sus ahorros en dólares a la economía real teniendo en cuenta las alicaídas reservas del BCRA.

En los últimos meses, el dólar se ha integrado más en la economía argentina. Ahora hay más opciones para gastar, ahorrar e incluso endeudarse en dólares, lo que muestra un avance del bimonetarismo. Sin embargo, todavía hay riesgos y desafíos, como la estabilidad del peso y la posibilidad de endeudarse en una moneda extranjera sin generar ingresos en ella.

La pregunta que queda es si Milei logrará llevar a cabo su promesa o si, como ha ocurrido con tantas otras propuestas en la historia argentina, la realidad económica terminará imponiendo sus propios límites.

#BuenaSaludFinanciera

@ElcontadorB

@GuilleBriggiler

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