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Más allá del motor: cómo las ruedas afectan el consumo de combustible

Cuando pensamos en el consumo de combustible de un vehículo, nuestra mente suele ir directamente al motor: su tamaño, tecnología, eficiencia y mantenimiento. Sin embargo, hay un componente igualmente crítico que a menudo se pasa por alto, pero que ejerce una influencia profunda en la economía de combustible, y que son los neumáticos.

Desde la elección hasta su mantenimiento y el diseño de la llanta, cada aspecto de las ruedas interactúa con la carretera y el vehículo, afectando directamente cuánta energía necesita el motor para avanzar.

Comprender estos factores es esencial para cualquier conductor que busque optimizar la eficiencia de su vehículo y reducir sus costos operativos, sin importar si usa neumáticos de alta gama o más accesibles como los Nexen Air Champ.

La resistencia a la rodadura del neumático: El principal factor influyente

El factor más significativo en cómo las ruedas afectan el consumo de combustible es la resistencia que se genera al rodar. Esta resistencia es la fuerza que se opone al movimiento de un neumático cuando rueda sobre una superficie.

Cuanto mayor sea, más energía necesita el motor para superar esa fuerza y en consecuencia más combustible consume para mantener el vehículo en movimiento.

La resistencia a la rodadura se genera por varios fenómenos:

- Deformación del neumático: A medida que el neumático rota, la parte que entra en contacto con el suelo se deforma y luego recupera su forma original al abandonar el contacto.

Este proceso constante de deformación y recuperación genera calor y disipa energía, lo que se conoce como histéresis. Un neumático con mayor histéresis tendrá una mayor resistencia a la rodadura.

- Fricción y deslizamiento: Aunque el neumático rueda, siempre hay un mínimo de deslizamiento y fricción con la superficie de la carretera que aporta su relativa resistencia.

- Resistencia aerodinámica del propio neumático: El aire que rodea el neumático también ejerce una pequeña resistencia.

Los fabricantes de neumáticos invierten millones en investigación y desarrollo para reducir la resistencia a la rodadura sin comprometer el agarre y la seguridad. Esto se logra principalmente a través de la minuciosa selección de los componentes con la que se fabrican.

Los neumáticos de baja resistencia a la rodadura utilizan compuestos especiales, a menudo con un alto contenido de sílice, que minimizan la generación de calor por deformación y mantienen la flexibilidad del caucho. Esto permite que el neumático se adapte a la superficie con menos pérdida de energía.

Así mismo, tanto la construcción de la estructura interna como el diseño elegido para la banda de rodadura también son cruciales. Por un lado, los patrones de dibujo se optimizan para reducir la fricción y la deformación excesiva.

Y por el otro, una construcción de carcasa más rígida puede ayudar a reducir la deformación, pero debe equilibrarse con la capacidad de absorción de impactos para mantener el confort.

La diferencia en el consumo de combustible entre un neumático de alta resistencia a la rodadura y uno de baja puede ser notable, tanto así que se estima que los neumáticos pueden representar entre el 15 y el 25% del consumo total de combustible de un vehículo.

Las etiquetas de eficiencia energética de los neumáticos son una herramienta valiosa para identificar los neumáticos con menor resistencia a la rodadura, clasificándolos en una escala de A a G para brindar información valiosa sabiendo que elegir neumáticos con una buena calificación en este aspecto es una inversión directa en la economía de tu vehículo.

Factores relacionados con el tamaño y el tipo de neumático

La elección del tamaño y el tipo de neumático y sus llantas, más allá de la resistencia a la rodadura específica de un modelo, también tiene un impacto directo en el consumo de combustible. Las decisiones tomadas en este ámbito pueden tener consecuencias duraderas en la economía de tu vehículo.

Los neumáticos con una banda de rodadura más ancha ofrecen una mayor superficie de contacto con la carretera, lo que incrementa la fricción y la deformación, así como también generan más resistencia al aire, lo que los hace menos aerodinámicos. Si bien los neumáticos anchos pueden ofrecer un mayor agarre y una estética deportiva, suelen aumentar el consumo de combustible.

Por eso, para vehículos que no requieren el máximo rendimiento deportivo, optar por el ancho de neumático recomendado por el fabricante o incluso una opción ligeramente más estrecha (si es segura y permitida) puede contribuir al ahorro de combustible.

De manera similar, sucede con el diámetro de las llantas siendo directamente proporcional el aumento de tamaño con el consumo de combustible. Si bien las llantas grandes pueden mejorar la estética y el manejo al reducir la flexión del flanco, a menudo implican un mayor peso y pueden requerir un neumático de perfil más bajo que es más rígido.

Así mismo, un mayor diámetro también puede alterar la relación de transmisión final del vehículo si el diámetro total de la rueda no se mantiene cercano al original, lo que puede afectar el consumo.

El tipo elegido también es relevante, ya que los neumáticos all-season están diseñados para ofrecer un equilibrio de rendimiento en diversas condiciones climáticas, pero a menudo tienen una resistencia a la rodadura ligeramente mayor que los neumáticos de verano optimizados para la eficiencia.

Al mismo tiempo, los neumáticos de invierno con compuestos de caucho más blandos y patrones de dibujo agresivos para el agarre en frío y nieve, tienen inherentemente una resistencia a la rodadura más alta que los de verano.

Por lo tanto, usar neumáticos de invierno en clima cálido no solo los desgastará rápidamente, sino que también aumentará el consumo de combustible, entonces podemos concluir que la elección de neumáticos adecuados para la estación es crucial para la eficiencia y la seguridad.

Finalmente, el estado general del neumático puede influir en el consumo, dado que una llanta doblada, deformada o dañada puede afectar el balanceo y la alineación, lo que a su vez impacta en la resistencia a la rodadura y ésta en el requerimiento de combustible.

Por eso, hacer el mantenimiento regular de todas las partes involucradas, desde el chasis, la suspensión y hasta la dirección, nos va a asegurar que todos los componentes relacionados con las ruedas estén en óptimas condiciones y puedan cumplir sus funciones sin interrupciones.

Es fundamental comprender que para garantizar el buen funcionamiento del vehículo y que el neumático pueda rodar con la menor resistencia posible, es preciso invertir no solo dinero sino también tiempo en hacer las revisiones pertinentes.

Cuando hablamos de conducción entran en juego muchos componentes, desde los sistemas de seguridad hasta los neumáticos, por eso, incluso un pequeño desequilibrio o una pequeña deformación pueden generar vibraciones y fricciones adicionales que se traducen en un mayor gasto de combustible.

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