Max Verstappen volvió a demostrar que su talento no tiene límites. El tetracampeón mundial de Fórmula 1 debutó un coche GT3 y lo hizo de la mejor manera: con victoria en la Nürburgring Langstrecken-Series 9 (NLS9), al volante de un Ferrari 296 GT3 que le entregó el Emil Frey Racing.

En compañía del británico Chris Lulham, el piloto de Red Bull completó las "6 Horas del ADAC Barbarossapreis" al cabo de una actuación dominante en el Nordschleife, el legendario “Infierno Verde” de 24,3 kilómetros.

La dupla se quedó con la victoria tras cruzar la meta con más de 24 segundos de ventaja sobre el Ford Mustang de Frank Stippler y Vincent Kolb.

Desde la largada, el neerlandés, que había logrado el tercer registro en la clasificación, aprovechó un error de Stippler y tomó la delantera, estirando rápidamente su diferencia, antes de ceder el volante a su compañero.

Lulham completó el trabajo sin sobresaltos y gestionó las dos últimas horas con solidez. De esta forma, la Ferrari número 31 se aseguró la victoria en una parrilla de 110 coches. Si bien faltaron algunos de los equipos más fuertes de la categoría SP9, el desafío del escenario y el tráfico hicieron que la victoria tenga un gran valor.

El podio se completó con el Mustang de Scherer, Fetzer y Mardenborough en una competencia que ratificó el enorme potencial de Max Verstappen en el automovilismo de resistencia y alimenta la expectativa sobre un futuro desembarco en pruebas icónicas como las 24 Horas de Le Mans.