Quizás la provincia de Santa Cruz no sea Venezuela, aunque quien más hizo para difundir esa consigna fue la ex presidenta Cristina Kirchner, con la burrada de la difusión de las fotos trucadas de Alfredo Leuco, Alejandro Fantino, Santiago del Moro y Mariana Fabiani, mostrados en sus respectivos programas de TV y con zócalos al pie de la pantalla que fueron superpuestos, acusándolos junto al movilero Daniel Malnatti, de integrar la cadena de la mentira. Cómo habrá sido la cosa que ni siquiera Brancatelli salió a defenderla. Seguro que no fue la propia Cristina la que realizó el trabajo informático, pero lo hizo suyo al difundirlo, aunque bien podría decirse en este caso de tan burda mentira, qué le hace una mancha más al tigre, tigresa en este caso. Y ni vale la pena acudir demasiado a la memoria, casi todo el relato fue una sucesión de falsedades, desde la fortuna amasada por la abogada exitosa hasta el 5 por ciento de pobreza del discurso en la FAO en Roma. En el medio, todo un compendio de pequeñas, medianas y grandes macanas, que a decir verdad, no sorprenden. Menos ahora que está librando la batalla por zafar de los juicios que se vienen a ritmo acelerado. Aunque con la justicia nunca se sabe, es una caja de sorpresas, quizás no todo sea tan acelerado. Lo menos era esperar una disculpa, pero eso no entra dentro del manual cristinista.
Es cierto que Santa Cruz no es Venezuela, pero tiene algunos parecidos, siendo un espejo que muestra con absoluta crudeza el resultado del modelo kirchnerista después de gobernar esa provincia durante 26 años. Querer transferir la responsabilidad al gobierno de Macri, que en 15 meses le transfirió cerca de 11.000 millones, es una argumentación tan raquítica que no la creen ni siquiera los propios kirchneristas, ni los que salen a defender a cualquier costo ni tampoco los de la legión clientelista, como esa jujeña militante de la Tupac Amarú que intentando defender a Milagro Sala y a Cristina, dijo "bueno, robaban pero nosotros teníamos para comer sin trabajar". Que el pez muere por la boca lo comprobamos a cada momento, sólo es cuestión de tener un poco de paciencia para escuchar.
Tanto se ha dicho y repetido estos días sobre el tema, siendo sin embargo oportuno el repaso. La gobernadora santacruceña Alicia Kirchner, ¿podía desconocer la situación de la provincia? Sin embargo, en los primeros 16 meses elevó la cantidad de empleados públicos de 35 a 38 mil, agravando mucho más todavía la falta de recursos, e incluyendo entre las designaciones al abogado Eduardo Barcesat (de las Madres de Plaza de Mayo) como asesor, la abogada Graciana Peñafort (defensora de Cristina en la causa AMIA) como procuradora, y el periodista de Página 12 Sebastián Premici, autor de la explicativa nota sobre cómo Macri está asfixiando a Santa Cruz, como director de imagen institucional (cargo este último que parece creado para burlarse de la gente). También el ex candidato a vice Carlos Zannini encontró refugio ahí como miembro del directorio del Banco de la provincia. Algo parecido, vale recordarlo ya que hablamos de refugios, lo de La Matanza, donde afincaron en el gabinete de la intendenta Magario -que aparentemente será candidata K en el distrito bonaerense- Débora Giorgi, Roberto Feletti, Claudia Bernazza, Silvia Gvirtz y los ex ministros sciolistas Rodríguez y Collia, entre otros. No hace falta decir, que toda esta tropa cobra sueldos de varios ceros a la derecha.
Y por si faltara algo, una de las primeras medidas de la gobernadora Alicia K fue aumentar 70% los impuestos, contrastando absolutamente con el 3% ofrecido a los docentes. La impericia quedó en exposición absoluta, aunque quizás haya habido cierta intencionalidad, pues el escenario le quedó servido a Cristina para su campaña del hambre y la bronca. Claro, la barrabasada de las fotos truchadas no estaba en los cálculos de nadie.
El clientelismo en las provincias está generosamente difundido, pero en Santa Cruz es alarmante, pues mientras en el resto el promedio es de 51 empleados por cada 1.000 habitantes, en el lugar en el mundo de los Kirchner es de 115, más del doble. El modelo decididamente no funcionó y quedó al desnudo, totalmente expuesto y malherido.
El opositor radical Eduardo Costa -esposo de la siempre punzante Mariana Zuvic-, quien no pudo llegar a ser gobernador aún siendo el que más votos sacó debido a la ley de lemas, que los santafesinos conocemos muy bien, tuvo una durísima definición para sintetizar la situación santacruceña: "no falta dinero, sobran ladrones".
Este domingo es el día de casi todos, de los trabajadores. No haremos la formulación de deseos repetidos y poco escuchados, en cambio con la firme aspiración que todo vaya encausándose hacia la normalidad que la Argentina merece.