"Relatos salvajes", la película de Damián Szifrón, pareció haber hecho mella en los concejales. Cada discurso tuvo su propia mirada, todos unidos detrás de un mismo eje: la violencia o la inseguridad” escribió en el DIARIO LA OPINIÓN Adrián Gerbaudo el viernes 12 de setiembre.
Narraciones salvajes locales, es decir asuntos de violencia e inseguridad rafaelina, fue el contenido del que progresivamente se fue constituyendo en parte el intercambio que tuvo el Señor Intendente con el público formado por jóvenes estudiantes durante la presentación del programa Colaboración inteligente entre la Municipalidad de Rafaela y las casas de estudio superiores de la ciudad, efectuado la semana pasada.
El encuentro inaugural ocurrió en el Instituto del Profesorado Nº 2 el jueves 4 de setiembre con el formato de conversación de estudiantes invitados y el edil mayor (según decía Carlos Daniel Beceyro) sobre el escenario y de intercambio y debate con la platea; la programación está prevista seguir con reuniones similares en las otras casas de estudio de formación superior.
El objetivo es “comenzar a consolidar un espacio de intercambio y trabajo conjunto entre el estado local y las universidades e institutos radicados en la ciudad, para abordar diversas problemáticas que hacen al desarrollo de Rafaela”.
Los estudiantes, algunos del escenario y la mayor parte de la platea, dejaron en claro su inquietud, acerca de que en estos tiempos hablar de la problemática que hace al desarrollo en concordancia con la educación y el cumplimiento de la función de estudiante no puede soslayar las condiciones de vida de estos, independiente del lugar en el que estudien o proyecten su formación, espacios que en el futuro cercano constituirán sus lugares de trabajo.
La violencia y la inseguridad en tanto teoría y praxis recorren transversalmente a la sociedad rafaelina y es mérito en gran parte de los ciudadanos haberlas instalado como preocupación y ocupación de los involucrados directos en su morigeración inmediata y solución inteligente en el tiempo mediato. Es deseable que, pensando en el 2015, más allá de recordar continuamente lo que se hizo o dejó de hacer y así marcar los grados de responsabilidad que a cada uno le corresponde según el nivel público o privado y tipo de conducción según cargo y función, se publicite (individual y grupalmente) con precisión y viabilidad que se hará desde el lugar dirigencial que se pretende mantener o lograr a futuro.
Relatos salvajes es el acertado y bien instalado título de la película argentina que está llevando muchos espectadores a las salas de cine de todo el país y que al momento de ser evaluado genera un interesante abanico de opiniones, desde considerarla la mejor película de los últimos años hasta el hecho grosero de decir que es una película de mierda.
Tales consideraciones visibilizan distintos recorridos de formación, experiencias vividas o conocidas, posicionamientos políticos y miradas interesadas de las cofradías que producen hechos artísticos como este que precisamente se está utilizando como disparador para aludir a la coyuntura que nos está tocando vivir. En el recorrido de nuestras vidas esta situación puede ser, y digo puede ser, coyuntural, pero la problemática, a menos que seamos zonzos, es estructural y a ella concurren, entre otros, tres factores, el comercio de la droga , la vulnerabilidad socioeconómica a que han sido llevados importantes sectores y los partidos políticos y sus agentes.
Seguir machacando y dejando la carga de la solución en las familias y en la escuela, sin negar el reconocimiento clave que las familias y la escuela tienen en la creación de subjetividades, retrotrae al discurso neoliberal del que evidentemente algunos no reniegan y otros no pueden ni alcanzan a disimular.
Volvamos al cine. Todo producto o artefacto cultural es epocal, como la anomia o los valores que son creaciones culturales, no universales, como todo.
Pensemos en Charles Chaplin y sus películas; algunas de ellas se han destacado por su capacidad de reflejar con ironía los acontecimientos históricos. Es lo que sucede, por ejemplo, con Tiempos modernos (1935), obra en que se trataban de forma crítica las consecuencias de la industrialización y el capitalismo, o El gran dictador (1940), donde Chaplin parodiaba al dictador alemán Adolf Hitler. O recordemos algunas películas nuestras: De eso no se habla (María L. Bemberg 1993), Los rubios (Albertina Carri 2003), Mundo grúa (Pablo Trapero 1999) o la inefable y punzante Pizza, birra, faso ( Bruno Stagnaro e Israel Adrián Caetano 1998). Y tantas otras buenas películas contextuales.
Regresemos a Relatos salvajes, ¿nuestra época?
La película del director Zifrón me gustó, la ingeniería cinematográfica funciona muy bien, hay actuaciones excelentes aunque previsibles y las historias tragicómicas impactan, probablemente ese género elegido sea su mayor mérito. La simbiosis trágica-cómico nos aleja del noticiero televisivo, el sarcasmo y la parodia también están presentes, tal vez una debilidad sea el acercamiento al tópico clase social construido casi de manera excluyente a partir de la pura individualidad.
La película me hizo recordar parte de las lecturas no siempre bien apropiadas respecto de la pulsión de vida, esa que Freud explica que tiene como objeto la conservación de la propia existencia. Y otra cosa. Dejando de lado el carácter desaforado de las historias creo que finalmente la película nos remite a un estado de época cuanto menos inquietante, a un estado social de quiebres y grietas que asumimos como natural, relaciones dilemáticas donde la política se vuelve antipolítica y el individuo acorralado en sí mismo estalla, como puede, más allá de la razón, desde la pura irracionalidad. Y después nos horrorizamos. Estigmatizamos.
“¿Qué define al dilema ético y lo diferencia de cualquier otro tipo de problema? Su característica esencial es que propone una situación en la cual dos valores morales entran en conflicto de manera tal que cada uno de ellos puede ser sostenido sólo a costa del otro. La dificultad que presenta el dilema es que optar significa excluir, sacrificar la otra posible elección, dado que ambas se presentan con una fuerte justificación moral. La alternativa no permite incluir ambos valores”.
No creo que Relatos salvajes sea una película de mierda, tampoco egocéntrica, estoy del lado de los que piensan que nos obliga a repensar que la violencia que vivimos y de la que somos testigos no es una “sensación de inseguridad”, pura virtualidad, puro negocio de los medios, únicamente.
El autor es Director del Instituto Superior del Profesorado Nº 2 "Joaquín V. González" de Rafaela.