Cuando se reclama por la contaminación que estaría produciendo en el río Uruguay la fábrica de pasta de celulosa de origen finlandés, ubicada sobre la costa uruguaya en Fray Bentos -lo cual no es ni ninguna manera invalidado por el argumento que desarrollaremos a continuación- es poco menos que inevitable echar la mirada sobre el Riachuelo, ya que la Cuenca Matanza-Riachuelo se encuentra entre las diez más contaminadas. Y aquí no hay responsabilidades de nadie más que de los argentinos mismos, ya que intervienen organismos correspondientes a la ciudad de Buenos Aires, a la Provincia y también del gobierno nacional, habiendo sido hasta la mismísima Corte Suprema de Justicia la que tomó intervención en 2008 exigiendo el saneamiento de la cuenca a las autoridades correspondientes.
De poco sirvió la condena judicial sobre el gobierno en sus tres niveles mencionados, ya que todo continúa igual como siempre, incluso algunas fuentes sostienen que la contaminación no sólo no ha decrecido desde entonces, sino que por el contrario, es muy probable que se haya incrementado. Justamente, y la ocasión es propicia para referirlo, este caso omiso que hizo el gobierno sobre la resolución del Riachuelo, al igual que otras como el Procurador de Santa Cruz que nunca fue repuesto en su cargo, o sobre los jubilados referidos a sus haberes, deja abierta la misma posibilidad para la Ley de Medios, ya que la intención manifestada hasta ahora por el gobierno es hacer cumplir lo que toca a los demás, pero no cumplir lo que se le manda en ese fallo que le otorgó constitucionalidad a la ley. Por ejemplo la imparcialidad que debe observar la autoridad de la AFSCA, ya que como respuesta se busca prolongar dos años más en el cargo a Martín Sabatella.
Volviendo al tema de origen, es decir la contaminación del Riachuelo, existen además de aspectos técnicos que son irrefutables respecto al estado en que se encuentra, algunos hechos que cuentan con valor anecdótico, que en su momento alcanzaron una gran repercusión pública. Como por ejemplo cuando en enero de 1993 la entonces secretaria de Recursos Naturales de Carlos Menem, María Julia Alsogaray, anunció el plan de mil días para la limpieza del Riachuelo, lo que por supuesto no llegó a concretarse ni siquiera en una mínima parte, ya que el financiamiento que se había dispuesto con recursos provenientes del BID y del propio Estado, finalmente terminaron destinándose en su mayor parte a planes sociales.
En realidad, aunque toda esta historia del Riachuelo es una mezcla de incumplimientos, desidia, ineficiencia y corrupción, su comienzo tiene una antigüedad de dos siglos, cuando a la vera de este río se instalaron curtiembres y saladeros que arrojaban sus desechos al curso de agua. Luego, con el transcurrir del tiempo, se fueron agregando industrias de toda clase, muchas de ellas con uso de químicos muy potentes, que fueron aumentando notablemente el nivel de contaminación del agua, que a su vez fue cubierta en sus márgenes por la basura de quienes fueron tomando sus barrancas para la instalación de asentamientos totalmente irregulares.
En cuanto al fracaso de todas las iniciativas por sanear el Riachuelo no son sólo de estas últimas décadas, seguramente más recordadas y algunas de ellas notables, sino que vienen desde muchísimo tiempo atrás. Ya la Asamblea de 1813 dispuso la expulsión de las curtiembres y saladeros de sus márgenes, sumándose un Decreto en 1822 con igual objetivo, por supuesto incumplido. En 1871 la Cámara de Diputados de Buenos Aires aprobó un proyecto para canalizar y limpiar el río, pero apenas cuatro años después otro proyecto de esa misma Cámara autorizó la radicación de industrias en la zona, llegándose a 1891 en que una nueva ley prohibió que esas industrias instaladas arrojaran desechos al río, aunque nunca se cumplió.
Con estas pocas menciones queda en claro toda la sucesión de contradicciones que se fueron dando con el Riachuelo durante 200 años, desde la Asamblea del año 1813 hasta el presente, sin que absolutamente nada se haya hecho en realidad. Lo cual sirve para explicar de manera bastante elocuente las razones por las cuales el río se encuentra en condiciones calamitosas, y además, existiendo escasas posibilidades que alguna vez esto pueda revertirse.