Editorial

Rojo y deudas

Las cuentas públicas están directamente encaminadas este año a desembocar en un rojo que alcanzaría al menos 4,5% del PBI, pudiendo alcanzar ese déficit financiero a los 125.000 millones de pesos, lo cual significa el total de las transferencias de 2013 para subsidios destinados a la energía y al transporte.

Aun cuando el superávit fiscal fue uno de los pilares del modelo kirchnerista desde 2003 en adelante, sostenido entonces por los fuertes ingresos producidos por las exportaciones del campo -en especial la soja-, aun cuando se mantuvo el ingreso, los cada vez más crecientes gastos fueron minando esa posibilidad hasta llegarse a este año en que se dará el rojo más elevado de la última década.

Las estimaciones son variables, pues todavía resta cerrar las cuentas, pero existe coincidencia generalizada en todos los análisis realizados en tal sentido, que el déficit será muy importante, comprometiendo seriamente el funcionamiento financiero de 2014, cuando salvo que se registre un importante ajuste que puede provocar un mayor equilibrio entre ingresos y egresos, la situación irá desmejorando todavía más consecuencia del mayor peso de la deuda.

El dato central del tobogán en que ingresaron las cuentas públicas, como queda dicho, es debido a la expansión del gasto fiscal, el cual creció este año por encima del 30%, en tanto que los ingresos aumentaron el 27%, lo cual provoca una ecuación que no tiene otra salida más que el déficit.

En consecuencia, y dadas las actuales condiciones, el país ha vuelto a la posición que tenía años atrás, antes de este gobierno, cuando el déficit de funcionamiento era permanente y se lograba subsistir merced al endeudamiento, ese enorme peso que aplasta las posibilidades de desarrollo, que hoy ronda por todo concepto los 240.000 millones de dólares.

Justamente, pese a la política de desendeudamiento llevada adelante por el gobierno estos años, habiendo pagado capital e intereses por 73.000 millones de dólares -merced a un vaciamiento de las reservas del Banco Central de la República Argentina, luego de la reforma de la Carta Orgánica-, no ha dado los resultados esperados, ya que a pesar de los pagos el volumen total de lo adeudado continuó aumentando sostenidamente. Es decir, y para hacerlo mucho más simple: pagamos y pagamos, pero la deuda sigue creciendo.

Se trata sin dudas, de una perspectiva bastante conocida, que en la práctica lleva a una situación insostenible cuando el déficit se va sumando ejercicio tras ejercicio, que aquí en la Argentina hemos tenido durante tanto tiempo, con resultados que están a la vista. Desde el gobierno en cambio, se trata de relativizar la magnitud de convivir con el déficit, planteándose por ejemplo algunos casos concretos, como el de Francia en 2012 que tuvo un déficit de 4,6% de su PBI, Portugal con 4,9% y Gran Bretaña con 8,3%, cuyos montos están por encima del que se registrará aquí este año. Pero además, se insiste en que gran parte del gasto está orientado para impulsar la actividad económica, especialmente con los subsidios destinados a la energía, aun cuando queda claramente expuesto que se trata de una metodología que es insostenible, incluso en el corto plazo. Ya para 2014 se están buscando mecanismos para tratar de ir eliminando, o en el peor de los casos reduciendo, en forma gradual estos subsidios.

Un dato a tener en cuenta es que el Presupuesto 2014 contempla reducir la tasa de crecimiento del gasto público, lo que puede interpretarse como una señal positiva, aunque luego habrá que ver que sucede durante la marcha, especialmente considerando que al gobierno le quedan sólo dos años por delante y seguramente no querrá imponer ninguna clase de "ajuste" durante ese período, aunque para dejar una economía con un mínimo ordenamiento no podrá evitar la adopción de medidas en ese sentido, incluso porque corre el riesgo que el problema le estalle en sus propias manos. Si ya en este 2013 la situación financiera es complicada, lo será mucho más en 2014 y ni qué pensar en 2015 si todo se deja que oscile libremente como ahora.

La perspectiva de las cuentas públicas y de la deuda son complicadas y se han ido agravando progresivamente. Se aguardan las respuestas adecuadas para estos dos años por delante.

Autor: REDACCION

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