Diciembre de 2025.- El dolor de pecho típico de un infarto suele manifestarse como una opresión intensa o quemante en el centro del pecho, que puede irradiar al brazo izquierdo, ambos brazos, la espalda, el cuello o la mandíbula. A menudo se acompaña de sudoración fría, náuseas, palpitaciones, falta de aire, palidez o una sensación de muerte inminente.
Sin embargo, también existen presentaciones no tan típicas, especialmente en mujeres, adultos mayores y personas con diabetes, donde el dolor puede ser leve, confundirse con malestar digestivo o ser simplemente una sensación de fatiga inexplicable.
La Sociedad de Cardiología de Córdoba, en conjunto con la Federación Argentina de Cardiología (FAC), trabajan desde el 2021 en el establecimiento del “Día del Dolor de Pecho” para alentar a la población a tomar conciencia sobre esta problemática.
El Dr. Walter Quiroga Castro (MP 21604), cardiólogo y miembro de la FAC, señala que “el objetivo es simple, pero vital: que cada persona comprenda que, ante un dolor de pecho, el tiempo es un factor determinante en la sobrevida de los pacientes, como en la posibilidad de quedar sin secuelas, después de sufrir un evento coronario”.
Demora en las consultas
En Argentina, distintos estudios muestran que la mayoría de las personas consulta demasiado tarde, perdiendo un tiempo crítico para evitar un infarto grave o sus secuelas.
Por ejemplo, en Córdoba, un análisis de más de 13.300 pacientes evaluados durante 8 años demostró que la demora típica desde el inicio de los síntomas hasta el primer contacto médico es de más de 3 hs, incluso en los infartos más graves.
A nivel nacional, el Registro ARGEN-IAM, con más de 7000 pacientes, confirmó que el 40% consultó después de 3 horas y un 25% después de 6 horas.
De manera complementaria, el Registro RENASCA-AR mostró una demora de 4,5 horas entre el inicio del dolor y la consulta., con un 25% que consultó recién después de 13 horas y un 10% más allá de las 39 horas. “Las personas suelen subestimar los síntomas, esperar a que “se pase solo” o confundirlos con molestias menos importantes. Esa demora puede marcar la diferencia entre un corazón que se salva y un corazón que sufre un daño severo”, señala Quiroga Castro.