Todo el territorio de Ucrania era parte de lo que se denominó la URSS (Unión Repúblicas Socialistas Soviéticas), después de concluida la segunda guerra mundial. Moscú, la capital rusa, se transformó en el conductor de un gran número de países que conformaban este bloque comunista.
La guerra fría encontró en el transcurso del tiempo una Rusia debilitada económicamente por la carrera armamentista y la lucha por el predominio espacial. Estos factores hicieron que el nuevo imperio se fuera desmoronando. Luego de la caída del muro de Berlín, en noviembre de 1989 -se acaban de cumplir 25 años- los países satélites buscaron sus propias independencias, ayudados por occidente. Este proceso desencadenó, en 1991, la disolución de la URSS.
No obstante tantos años de control soviético dio lugar a que muchas regiones adoptaran el idioma y culturas rusas como propias.
Cuando sectores políticos y civiles de Ucrania deciden cambiar la historia, destituyen mediante un golpe organizado el 22 de febrero del 2014 al presidente pro ruso, Víctor Yanukovich, quien había sido elegido democráticamente en el 2010 pero se resistía a unir su país con la Unión Europea (UE).
Rusia no se podía quedar neutral ante este atropello, que afectaba sus intereses geopolíticos y mediante elecciones libres recuperó la península de Crimea, donde tiene una de las mayores flotas navales de guerra en el Mar Muerto.
El nuevo presidente de Ucrania, Petro Poroskenko, emprendió el camino de ser un nuevo miembro de la Comunidad Europea, con el apoyo de EE. UU. y Bruselas, sede del gobierno de la UE.
A partir de esta situación Ucrania se divide en dos partes políticamente claras, el centro y oeste Pro occidental y el este pro ruso. Desde el derrocamiento del ex presidente, comienza un enfrentamiento bélico que reviste situaciones delicadas para las partes, a tal punto que se destruye con un misil un avión de pasajeros con 290 personas y nadie se atribuye el hecho.
La guerra fría hace batir los tambores de un nuevo enfrentamiento a gran escala entre bloques. Para controlar estas situaciones se llega a una tregua de pacificación que se le denominó “Los acuerdos de Minsk”, aunque en la práctica no pudieron terminar con la violencia.
Sin contradecir estos argumentos en el este de Ucrania, los pro rusos deciden realizar elecciones libres y democráticas el pasado 2 de noviembre en las regiones de Donetsk y Lugansk en comicios presidenciales y legislativos. El pueblo se volcó a las urnas masivamente en el este de Ucrania.
La República Popular de Donetsk eligió a Alexander Zajáchenko por el 70 % de los votos y La República Popular de Donetsk eligió a Igor Plótnitski por el 63,8 %. Desde los 16 años en adelante la población se presentó a votar democráticamente.
El presidente de Ucrania, la Unión Europea y EE. UU., se opusieron a estas elecciones democráticas y consideraron que debilitan y contradicen los acuerdos de Minsk. Por su parte, el presidente ruso, Vladimir Putín, considera que esto es una falacia, las elecciones fueron libres, sin condicionamientos y el pueblo votó defendiendo sus intereses.
El planeta político está cambiando aceleradamente. Por ejemplo China ha pasado a ser el país económicamente más fuerte, entre todos y desplazó de su reinado a EE. UU. y a la vez se ha aliado a Rusia y juntos conformaron el Grupo BRICS, en el que también participan Sudáfrica, Brasil y la India entre otros.
Por otro lado las recientes elecciones parlamentarias en EE. UU., originaron la derrota del Presidente Obama, los Republicanos se quedaron con todos los escaños que les permite tener mayoría en las dos cámaras y quedan dos años para seguir gobernando.
En este escenario, revistas internacionales de renombre han calificado a Putin como el presidente más poderoso de la urbe mundial.