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Sensaciones y sentimientos: Glenn Miller y su serenata en canto

Glenn Miller con su orquesta.
Crédito: Getty Images

Por Hugo Borgna

¿Cuántas veces habremos escuchado la intensa “Serenata a la luz de la luna” cantada?

Mientras los lectores buscan en su memoria, vamos a ayudarlos enviándoles la letra que sí se hizo y cuenta, por los menos, con dos versiones para canto.

“Estoy de pie en tu puerta – y la canción que canto – es de luz de luna. - Estoy de pie y aguardo – el roce de tu mano – en la noche de junio – las rosas suspiran una serenata a la luz de la luna”

En cuanto a la época de las grandes bandas se ha creado una especie de tradición por el respeto, debido a los temas que llegaron a ser íconos atemporales, y por lo tanto, no se sale de la versión histórica; en este caso, de la sensitiva Serenata a la luz de la luna, que circula en modo instrumental; llegado el caso, en la ejecución predomina la sonoridad, modo que fue cuestionado por los seguidores fieles al origen, que sostienen que una cosa es la admiración hacia un músico y otra hacer arreglos que copie su estilo. Volvemos ahora a la letra cantable.

“Las estrellas están fulgurantes – y esta noche de qué modo – su luz me hace fantasear – Mi amor, ¿sabes? – que tus ojos son como estrellas – brillantemente encendidas – te seduzco y te canto – una serenata a la luz de la luna”

La Serenata fue presentada en los años 1939-1940. Dos hechos curiosos acompañan este origen; la presentación fue del modo físico de un disco de 78 rpm, con un tema por lado. El que se sugería para difundir era (lado A) “Sunrise serenata”, y el acompañante, lado B, la bella y penetrante melodía que pasó a la historia: “Serenata a la luz de la luna”, que opacó para todos los tiempos al tema que se sugería para difundir masivamente.

“Demos un paseo hasta el alba – por el valle de ensueños del amor – sólo tú y yo, un cielo de verano – una brisa celestial – besando los árboles”

Hubo, aunque no se difundió universalmente, más de una versión cantadas registradas en disco, claramente en diferentes tiempos. Por 1939 Ella Fitzgerald hizo la suya de un modo en que prevaleció la melodía. La voz, cuando acompaña a músicas que profundizan el ámbito del sentimiento, la hace sentir como hasta física, y los sentimientos que siempre están escondidos en la piel hacen un coro de silencio armonioso.

La versión de canto un poco más cercana fue la de otro ícono: Franck Sinatra la colocó también bajo la piel, fraseándola desde la armonía de un jazz básico, intimista. Vamos ahora a conocer la última estrofa de los versos cantables.

“Entonces no me dejes esperando - acércate con ternura – en la noche de junio – Estoy de pie en tu puerta y te canto una canción – a la luz de la luna – una canción de amor, mi vida – una serenata a la luz de la luna”.

En cuanto a Glenn Miller, el último registro del avión en que iba fue en 1944 cruzando el Canal de la Mancha. No se encontró su cuerpo.

Glenn Miller nació el 1 de marzo de 1904 en Clarinda, una ciudad del estado de Iowa. Creó un estilo que brilló coincidiendo con los de otros artistas fulgurantes, también protagonistas.

Musicalmente, sus temas registran picos de sonido que tocan los extremos de la escala. Desde los muy rítmicos y contagiosos “De buen humor”, “Pensilvania 65000”, a los muy sentimentales como el de la emblemática serenata, todos sintieron la alta temperatura interior con que inundó de emoción la música, incluso los que crearon arreglos notoriamente sonoros, sin la sutileza que les había aportado el creador.

Ellos, sin ocultar el origen de Miller, también ayudaron a su difusión y conocimiento.

Autor: 470451|

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