Sociales

Sensaciones y sentimientos: Nat “King” Cole

El célebre intérprete que goza de plena vigencia.
Crédito: Wikipedia

Por Hugo Borgna

“Si Adelita se fuera con otro – la seguiría por tiera y por mar – si por mar en un buque de guera – si por tiera en un tren militar”

Su vida y el nombre son producto de la inspiración: suya y de los que lo rodearon creando a su alrededor un círculo de éxito originado en la autenticidad. De alma y de técnica. “Adelita” y “Cachito” sufrieron un ataque sonoro a la pronunciación correcta de un idioma que, como el nuestro, se hace dificultoso -por la cantidad de tiempos verbales- a quienes lo estudian partiendo de la base de idiomas extranjeros.

Empezamos ahora a develar situaciones: Nat pronunciaba “Cachitou, cachitou miou, pedazou de cielo que Dios me dio” y rompía con toda eficacia y seguridad) el aporte que da la fonética a los cantantes en inglés. Sin buscarlo especialmente, ganó la simpatía del público argentino.

Es natural, se brindaba como era. En Argentina cantó en radio El Mundo. Dialogando con su entrevistadora, Paloma Efron (Blackie), confesó que no utilizaba aquí en sus respuestas las palabras que conocía en nuestro idioma; “le daba vergüenza porque aquí las habla toda la gente”.

En la vida de todos hay un día clave, una jornada que nos habilita a crecer y desarrollarnos: el día en que nacemos. Nathaniel Adams Coles lo experimentó el 17 de marzo de 1919. Ese nombre, intacto y, sin las modificaciones necesarias para ejercer un arte, duró hasta que uno de esos agentes productores, tan necesarios lo bautizó para la música como Nat Cole, con un agregado que resultó claramente adecuado e identificador de su entrañable estilo: “king”.

Así nació artísticamente Nat “King” Cole. Eso de “King” daba cuenta que en su modo de expresarse era un rey. Vivió 45 años, después de aportar calidez humana y un registro vocal de barítono, amistoso, íntimamente comunicador.

Pocos saben que el primer grupo formado por él, pianista sensible, fue el Trío Nat King Cole. Dicen los expertos que ejercen la crítica que es uno de los mayores pianistas de la era del swing. Ese grupo ha quedado en la historia del jazz como brillante referencia musical y del canto. Ese productor, tal vez el mismo que lo identificó como “King” lo incitó a grabar “Mona Lisa”, que en principio no fue aceptado por Nat King Cole; le parecía que no daba el color ni el ritmo, pero la suerte y el oído bien preparado de los productores hicieron nacer entonces al cancionista, en una carrera que hasta se puede decir que no se detuvo allí.

Haciendo un poco de memoria (no hace falta tanta), deberemos reconocer que para nosotros Nat “King” Cole fue conocido (y automáticamente reconocido) con ese Cachito “miou” que le permitió conquistar en pocos temas toda una generación. Otra vez las circunstancias lo habían puesto en el camino del buen consejero productor.

La brillante idea fue que cantase en castellano, pensando en el numeroso público mexicano (de allí esa exótica y melodiosa ranchera “Adelita”), superando la negativa de salir de su inglés natal. Triunfó el éxito, y definitivamente. De un long play inicial (A mis amigos), surgieron tres más, de contenido melódico y regional, llegando más tarde a incluir nuestro emblemático “El choclo”

Hoy es Nat King Cole, apreciado por el gran público en castellano y en sus canciones en inglés (El amor es una cosa esplendorosa, la versión sentida de Las hojas muertas, Cartas de amor, Te guardaré en el corazón), con un creciente público que sigue dando el valor artístico y sensible a ese trío de jazz que, como la Gioconda, se constituyeron en marcas perennes.

No es casual que la letra de “Mona Lisa” haga referencia a una chica contemporánea de mirada enigmática difícil de definir.

Autor: 479714|

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web