Sociales

Sensaciones y sentimientos: Sandro invitando a una fiesta

Sandro, su obra mantiene plena vigencia.
Crédito: Facebook

Por Hugo Borgna

El cometa Halley es un fenómeno espacial que ocurre cada 76 años. La vida de una persona, como promedio deseable, consta de ese período existencial. Es de alta probabilidad que cada humano sea testigo del paso de ese cometa, cosa que ocurrirá por única vez en su vida y de alguna manera, unificará dos existencias: la celestial y la de un individuo.

Bill Haley creó un grupo: “Bill Haley y sus cometas”. También, después de experimentar ritmos, originó el rock and roll y se puede decir que los dos, cometa y grupo musical, serían la experiencia irrepetible en la vida de muchos.

Roberto Sánchez Ocampo nació el 19 de agosto de 1945. Como el cometa y el grupo, su impacto social fue un acontecimiento irrepetible. Su padre debió conformarse con llamarlo Roberto, debido a que no tuvo autorización del Registro Civil para llamarlo Sandro.

En la vida los rompecabezas estéticos se acomodan solos y fue, solo y mucho, para Sandro.

Los hombres sabios dirían que por el modo de elegir temas para cantar se lo podría definir como ecléctico, pero en realidad es solo una cuestión técnica que no disminuye el efecto que causa cada paso del cometa Halley. Sandro voló por el espacio, y es posible que, igual que el rock and roll, hayan hecho una marca luminosa sin límites celestes.

“Habrá una fiesta esta noche” es un tema que ha pasado desapercibido, opacado por el esplendor de “Penumbras”, “Así”, o el éxito arrasador de “Quiero llenarme de ti”.

Hubo una noche histórica en la viviente existencia de los bailes del Club 9 de Julio. Se anunciaba la presencia de “Sandro y los de fuego”, primer grupo estable creado por Sandro del que era parte. Se sabía que una parte del show era que se quitara la campera de cuero y la arrojara al piso del escenario. Era un hecho necesario de sus actuaciones. Se esperaba que llegara el momento.

Sandro cantó, entre otros temas, los propios de rock and roll con algo de popularidad; “Susy la coqueta” y “Hay mucha agitación”. No había llegado aún el momento de éxitos como “Trigal”, “Se te nota” “Mi amigo el puma”.

En el escenario del 9 de julio no había llegado aún el momento en que se quitaría la campera de cuero. El público no bailaba, atento a lo que estaba ocurriendo. La fama de Sandro como showman lo había precedido.

Finalmente, tras los movimientos sensuales que eran parte de su canto y actuación, muy veloz la campera salió de su usuario y aterrizó en el escenario, saciando la espera por parte del público que así, sin que nadie se lo dijera, sintió que estaba presenciando el nacimiento de un mito.

El de un Sandro que no necesitaba ya del flamígero nombre del grupo de acompañamiento, para brillar por sí solo. El mismo que, ecléctico o caprichoso, se permitía cantar canciones jocosas, como “Habrá esta noche una fiesta”.

Para todos, era el mismo que transmitía sufrimiento al decir y cantar. O hacía sonreir con gracia.

“Habrá una fiesta en mi casa – y yo te quiero invitar – y si tu vienes seguro – jamás a esa fiesta la vas a olvidar”

“Habrá una mesa muy grande – para sentarse a cenar – y si no comes ligero – entonces verás lo que es hambre pasar”

“Oirás cantar a mi padre – y a mi abuela bailar – y al conocer mis hermanos – no los podrás soportar”

“Y cuando cante mi abuelo – todo tendrá otro color – pues al oir sus canciones – dirás que los burros entonan mejor”.

Autor: 476538|

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web