Notas de Opinión

¿Sin legitimidad?

El Poder Judicial sufre una "crisis de legitimidad". No lo dijo algún acérrimo crítico, sino nada menos que el presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Carlos Rosenkrantz, durante el acto de apertura del año judicial. Aunque esa sola definición es más que suficiente para establecer el grado de deterioro que le adjudica a la Justicia alguien que seguramente la conoce en profundidad, también añadió que carece de confianza y credibilidad, que se deben evitar los personalismos y que no se trata de un ámbito en el cual se va en búsqueda de poder. Hubo palos en todas las direcciones, aunque sin dudas lo de la crisis  de legitimidad es tremendo. ¿Qué podemos esperar de una Justicia en tales condiciones? 

Es cierto que en un país en el que la seguidilla de episodios en tan profusa, hablar de algo sucedido poco menos de una semana atrás, es como analizar la historia. La vorágine va desactualizando, pero en este caso ocurre lo contrario, esta semblanza judicial puede ser cada vez más importante, según vayan dándose los acontecimientos. Si no hoy legitimidad no hay nada, así de simple la conclusión. 

Aunque debemos convenir que esta calificación tan descarnada sorprende por quien la dijo, en cambio no tanto por su contenido. Es que la falta de confianza y credibilidad en la justicia se refleja en todas las encuestas, una situación que fue agudizándose los últimos años, casi como en un tobogán enjabonado. Así de enorme su caída. Es que 8 sobre 10 personas tiene desconfianza.

Suele decirse que los jueces hablan por sus fallos, pero si en realidad es así habla muy mal de ellos -al menos de unos cuantos-, aunque ahora también tengamos los que ventilan en directo por TV investigaciones que pueden llegar a comprometer a personas cuya responsabilidad no está debidamente probada. La sumatoria es amplia, incluyendo además un beneficio realmente injusto como es no pagar impuesto a las ganancias, un beneficio que los mismos jueces resuelven y se adjudican. ¿Cómo después pueden decidir que pague un jubilado?

Y no olvidemos lo de la puerta giratoria, algo que tiene una fuerte participación en la inseguridad creciente que nos viene torturando desde hace años, y cada vez peor. Asesinos, violadores que andan por la calle y reinciden sin el menor reparo. ¿Qué podemos esperar para los motochorros? Poco y nada, son detenidos y salen como Pancho por  su casa. Desde el Poder Judicial se traslada gran parte de la responsabilidad a leyes endebles y consecuentemente a legisladores que duermen la siesta. Pero, si así fuese ¿cómo se entiende que ante un mismo delito haya jueces que fallen diferente? Claro, de por medio está la bendita interpretación, esa que ubica de un lado a los zaffaronianos garantistas y del otro los que siguen tratando que haya justicia. En pocas palabras, la grieta entre quienes miran con más simpatía a los delincuentes que a las víctimas. 

Siempre dentro de la justicia, aunque esto no es pasado ni presente, sino futuro, están las declaraciones del intendente kirchnerista de San Antonio de Areco, Francisco Durañona, alentando que si este grupo político vuelve al poder -lo que se juega en octubre- debería contar con una Corte Suprema integrada con "militantes kirchneristas". Un contundente anticipo, aunque sea sólo una opinión, que un eventual retorno K, significaría impunidad para "los nuestros". Demás está decir que tales afirmaciones parecen surgidas del comando macrista, pues es una manera muy clara de ahuyentar votos.

En tanto todo, o casi, continúa a los tumbos, con un dólar que sube y amaga nueva disparada y la inflación que arrecia. Llegar así a las elecciones es igual que hacerlo en muletas. Completando el combo, la desocupación llegó a 9,1% con 400 mil nuevos desempleados.

En el cierre, aunque sea dos líneas de los hermanos sanluiseños Rodríguez Sáa, quienes se tiran con lo que tienen a mano. Y pensar que entraron a la política con una mano atrás y otra adelante. Hoy son millonarios, pero parecen haber olvidado el consejo de Martín Fierro. Tal vez sea el principio del final de la hegemonía.

Autor: Roberto Actis

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