Por cuarta vez en los últimos cinco años la producción mundial de soja superará la demanda, lo cual se trata por cierto de un hecho auspicioso ya que de esta manera se va asegurando la alimentación de la cada vez más numerosa población, si bien por otra parte es probable que los precios experimenten alguna baja, como es cuando confrontan oferta y demanda. En este último caso no es bueno para la Argentina, considerando que la soja es uno de los elementos sobre lo que se ha sostenido la economía en estos últimos años.

En los últimos 12 años Brasil duplicó su producción de soja, con lo cual este año se acercará a los niveles de Estados Unidos, que es el primer productor mundial. Todo este proceso en el vecino país comenzó no hace mucho tiempo, adquiriendo su mayor vertiginosidad desde 2008 en adelante, cuando los precios alcanzaron a marcar récords. Claro que esa expansión fue provocando un poco menos que incontenible avance sobre las zonas del Amazonas, cuya selva está siendo deforestada como nunca, habiendo tenido el año ampliaciones del 28%, lo cual pudo ser comprobado a través de registros satelitales, contradiciendo lo establecido por las propias normas gubernamentales, como así también los compromisos adquiridos con las organizaciones medioambientales de alcance internacional.

En cuanto a Estados Unidos, el mayor productor de soja del planeta, se vino recuperando fuertemente de la sequía que lo afectó el año pasado, volviendo a su producción de campañas recientes. De todos modos, en este país el stock puede que tal vez no logre todavía recomponerse ya que pocos meses atrás llegó a sus niveles más bajos, debiéndose considerar que quizás la demanda pueda barrer con los excedentes.

De todos modos, y más allá de las producciones alcanzados por Estados Unidos y Brasil, a los cuales también debe agregarse la Argentina por su volumen, el factor decisivo para la comercialización de la soja en el mundo sigue siendo China, ya que es el mayor importador, ahora con la posibilidad de ir seleccionando más sus lugares de compra, y por lo tanto con mayor participación en la fijación de los precios.

El conocido boom de la soja continúa con firmeza. El año pasado representó el 63% del consumo mundial de oleoginosas, mientras que la canola se quedó con el 15% y el aceite de palma el 8% de acuerdo con informes difundidos por organismos internacionales que se ocupan de este clase de relevamientos.

Todo este proceso en torno a la soja, si bien comenzó hace ya más de una década, fue experimentando una mayor aceleración en los últimos 5 años, expandiéndose las áreas sembradas de manera exponencial, siendo casos muy representativos los ya consignados, aunque de todos modos es interesante conocer los niveles obtenidos en 2012, encabezados por Brasil con 88 millones de toneladas -provisoriamente desalojó a Estados Unidos, con 85 millones, de ese sitial por la afectación que tuvo este debido a la sequía, aunque se sobrepuso y volverá al primer puesto en esta campaña-, la Argentina 53 millones, China y la India 12 millones, Paraguay 9, Canadá 5, y otros varios países productores que en conjunto suman 15 millones de toneladas. La producción mundial de ese período estuvo en el orden de los 267 millones de toneladas.

De acuerdo con las estimaciones realizadas por especialistas, la siembra de soja, canola y palma -en este último caso con focalización en Indonesia- alcanzará en la campaña 2013-2014 una ampliación de 4,7%, con lo cual se podrá abastecer con comodidad la demanda mundial, en especial de China.

Claro que todo esto tendrá impacto en los precios, tendientes a las baja, estimándose que en los primeros seis meses experimentarán una contracción de 11,50 dólares la tonelada y de 10,50 dólares en el promedio del año.

En cuanto a las predicciones de nuestra región,  se espera que en conjunto aporte 152,7 millones de toneladas, ya que la producción tuvo un fuerte crecimiento debido a la recuperación que han tenido los campos de explotación por la sequía de las últimas temporadas.