Notas de Opinión

Sólo los aciertos

En la reaparición pública de la presidenta Cristina Fernández luego de la intervención quirúrgica, cuando entre otros muchos temas aludió a la "sintonía fina" como metodología, se han hecho muchas especulaciones, incluso de funcionarios del mismo gobierno, pero más que certeza hay fuerte incertidumbre sobre su significado, y más que eso, sobre su puesta en práctica. Si se trata de reemplazar la palabra ajuste, que tan malos recuerdos trae, al punto de casi provocar espanto, el resultado es bastante vidrioso, pues con la quita de subsidios por 76.000 millones de pesos que pagaba el gobierno y que ahora deberán salir del bolsillo de la gente, por más vueltas que se den no es otra cosa que un clarito y contundente ajuste.

O quizás, en la búsqueda de otras variantes, esta sintonía sea profundizar la exaltación de los aciertos del gobierno, que en realidad los tuvo y los tiene -muy fresco la mejora a los jubilados, que pueden estar retrasados en sus ingresos pero nunca como ahora estuvieron mejor-, algunos de ellos muy trascendentes, y el traspaso de la responsabilidad a otros de los errores, que también los tuvo, en ciertos casos muy gruesos. Tal por ejemplo, la política energética llevada adelante todos estos años, que es ahora el gran problema a resolver. O bien, mucho más reciente, estos 400 millones que se destinan a la televisación del automovilismo. Dirán que "es un vuelto", pero también una falta de ejemplo justo en momentos donde se quitan subsidios y se quiere transmitir una imagen de austeridad. Un verdadero desatino.

La presidenta Cristina trasladó la responsabilidad a las petroleras, que no hicieron las inversiones necesarias, amonestándolos con un "se terminaron las avivadas", que junto al "quedaría mal decir que rompimos el siete" al anunciar el 6,7 por ciento de desocupación, constituyeron expresiones a nuestro gusto demasiado populares para una jefa de Estado, y además con tan prolijo y estudiado léxico en sus dichos.

¿Culpa de las petroleras y basta de avivadas? Si nos atenemos a eso, significa que recién ahora, después de 8 años de gobierno del período kirchnerista, se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo. Si fue así, es realmente preocupante. Si en cambio se trata de eludir responsabilidades, hubo claras deficiencias en el montaje del argumento.

Por supuesto que de ninguna manera vamos a salir en defensa de las petroleras, son las empresas de mayor lucro en el mundo -después de las informáticas- y poco les importan las cuestiones internas de los países en que desarrollan sus actividades. Pero, ¿cómo salir ahora diciendo que no hicieron inversiones? ¿quién debía controlarlas? 

La cuestión es que ahora, para sostener el abastecimiento energético, el país gastó 9.300 millones de dólares en 2011, que fue más del doble que en 2010, y otro tanto podría continuar creciendo en este 2012, considerando que tanto las naftas, el gas oil, el gas natural, el fuel y la energía eléctrica tienen muy alta demanda en el mundo y sus precios están en alza. Una verdadera bola de nieve que viene rodando y sin que se visualice poder detenerla.

La crisis argentina comenzó en 1998 y en estos años, donde el mayor crecimiento influyó por la elevación de la demanda eso es cierto, experimentó una profundización notable. A tal extremo que de ser un país que se autoabastecía e incluso llegaba a exportar un saldo de energía, hoy dependemos de la importación para continuar funcionando, y con una salida de dólares impresionante, que no alcanzará ni siquiera la soja para compensarla.

Como la balanza comercial preocupa, aunque haya dejado un superávit del orden de los 10.000 millones de dólares pero más bajo que en 2010, es que Guillermo Moreno fue puesto al frente del control de las importaciones. Hoy para importar un tornillo hay que pedir permiso, pero claro se obvia decir que el mayor causante del desequilibrio es el propio gobierno con la compra de energía en todas sus variantes. 

Este tema es una verdadera brasa ardiendo que nadie quiere tener en sus manos. El gobierno, gran responsable por su distracción de todos estos años, incluso con un ministro como Julio de Vido que hasta hace poco decía que no teníamos ningún problema y que todo estaba bajo control, se la arrojó a las petroleras. Pero claro, entre brasa que va y viene, seguro que terminará en las manos de la gente, que al fin de cuentas es la que siempre termina quemándose.

Otro caso clarito de transferencia de responsabilidades, el de la mega minería. Hasta hace poco el gobernador riojano Beder Herrera se jactaba de tener el respaldo del gobierno nacional, pero como ahora la cuestión se puso brava y el reclamo se va extendiendo por todo el país, rápido como una liebre salió a decir que nunca habló del tema con la presidenta Cristina. Pero entonces, ¿no había sido la presidenta quien vetó la ley de protección de los glaciares para habilitar la minería a cielo abierto?

Estas situaciones que se ventilan desde los medios que no responden al gobierno, es probable que sean las motivadoras del avance que se tiene para controlarlos.

Autor: Roberto Actis

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